Carrillo: la punta de lanza de la burguesía

ACAB
Martes 2 de Agosto de 2022

El actual Ministro del Interior, Patricio Carrillo, se perfila como la punta de la lanza del aparataje represivo del Estado burgués. Carrillo, policía de carrera, enfrenta actualmente severas acusaciones en su contra por crímenes de lesa humanidad. Al mismo tiempo, Carrillo comanda la estrepitosa y sucesiva profersionalización de la indumentaria represiva, con posibles adquisiciones de material bélico antimotines en el Estado de Israel a mediados de julio. Sobre el ministro pesa la larga sombra de María Paula Romo, además de su propia responsabilidad en atentar de manera reiterada en contra del pueblo.

No resulta ser coincidencia que la institución estatal por excelencia en posicionar la estrategia político-mediática de la criminalización al legítimo derecho a la protesta, sea el Ministerio del Interior. Tanto María Paula Romo en su momento, como Patricio Carrillo desde conjuga constantemente al enemigo interno, posicionando a este artilugio discursivo de la doctrina oficialista como la supuesta mayor amenaza interna. Esta estrategia justifica represión, persecución y ejecuciones extrajudiciales, además de fascistizar todavía más a una sociedad polarizada y en profunda crisis. El capitalismo neoliberal ejecuta la doctrina del shock en la totalidad de los campos políticos, imponiendo el estado de excepción como política de Estado.

Patricio Carrillo es una ficha central también para el imperialismo y la implementación del Plan Ecuador, por medio del cual EE.UU. garantizaría su injerencia directa en territorio ecuatoriano. El discurso del enemigo interno es posicionado como cercano al narcotráfico, para entrar también en la lógica del enemigo geopolítico del imperialismo yanqui. Así, con el Plan Ecuador se combatiría al pueblo con recursos directos del Departamento de Estado de EE.UU. y la “guerra contra las drogas”. El relato se completa con un supuesto financiamiento transnacional de procesos populares, ya que para la burguesía la solidaridad de clase sin base capitalista es incomprensible. Se fabrica una narrativa de financiamientos irregulares a las ollas populares y sostén colectivo de la protesta. Así de lejos de la realidad popular se encuentra la clase capitalista.

Pocas semanas tras su nombramiento en abril de 2022, el ministro Carrillo declaraba públicamente que su cargo no había recibido la recomendación de su tutora política, María Paula Romo, sino de la Embajada de EE.UU. En los últimos años el ministro ha figurado como una de las principales personas de confianza del rompecabezas imperialista estadounidense en suelo ecuatoriano, junto a María Paula Romo y en su momento, Lenín Moreno.

El pasado 21 de julio ingresó a trámite la solicitud de juicio político en contra del Ministro del Interior, Patricio Carrillo. Con 57 firmas favorables la solicitud fue presentada bajo dos diferentes causales: la mala actuación policial durante las jornadas de Paro Nacional de Junio de 2022, en la que se evidenciaron violaciones sistemáticas de Derechos Humanos, y por incumplimiento de funciones frente a la situación de las cárceles en el país, que se ha llevado al menos 372 vidas de PPL en los últimos 14 meses. El 1 de agosto, el CAL anunció el inicio de calificación del trámite solicitado por las bancadas de Pachakutik y UNES; siendo el asambleísta ultraconservador social cristiano Torres Cobo, el primer vocal del mismo, quien ya ha anunciado que no respaldará la destitución de Carrillo de darse el caso de un juicio político. Por otro lado, la Comisión de Fiscalización, presidida por Fernando Villavicencio, también ha anunciado que de calificarse la solicitud por el CAL, la comisión no procederá a emitir un informe en este trimestre.

El respaldo político con el que goza Carrillo es evidente. En varias ocasiones el presidente Lasso ha declarado su apoyo irrestricto con el Ministro del Interior, quien durante las recientes jornadas de protesta fungió como la mano y voz belicista en contra de lxs manifestantes. En el contexto de solicitud de juicio político, Lasso calificó a la solicitud como “un acto de venganza de los violentos”. Ya en Octubre de 2019, Carrillo logró salir bien librado de su responsabilidad en lo que fueron las primeras jornadas anti-neoliberales de la historia reciente del país, a pesar de haber sido mano derecha de María Paula Romo –la ministra del terror-, y el comandante de los operativos que dejaron como saldo 1340 personas heridas, 11 muertxs, 1228 detenciones arbitrarias y 19 lesiones oculares. Es tal su influencia política, que su nombre no consta en el informe de la comisión de la verdad redactado por la Defensoría del Pueblo.

Durante el Paro Nacional de Junio 2022, Carrillo se caracterizó por insistir en un lenguaje y accionar bélico en contra de la protesta social, desconociendo e impidiendo la celebración de derechos constitucionales. Esta intención se evidencia no solo en contexto de protesta, ha declarado en múltiples ocasiones que “el objetivo del gobierno es la desestructuración de las guardias indígenas”, así como insiste en relacionar a la organización popular con el crimen organizado. Ahora, con la solicitud de juicio político en proceso, Carrillo minimiza las violaciones a derechos humanos ocurridos en el marco de la represión junio: reconoce tres asesinatos, mientras fueron al menos siete. El sub-registro puede deberse a una variedad de factores, entre los cuales se incluyen las pocas posibilidades materiales y simbólicas de las familias de fallecidxs y lesionadxs de gravedad para denunciar, así como la alteración de informes médicos.

Respecto a la represión desenfrenada y estructural por parte de la policía en el marco de las jornadas anti-neoliberales en junio, el ministro declaró que “no hay institución más defensora y protectora de los Derechos Humanos que la policía”, al mismo tiempo que minimizaba la extensión de las violaciones sistemáticas practicadas por agentes represivos. Según Carrillo, la policía se habría abstenido de utilizar perdigones -la era de la posverdad-, negando la muerte de Henry Quezada a manos de la policía, distorcionando la realidad material de una ejecución extrajudicial.

En el informe preliminar de la Misión de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos que visitó el Ecuador entre el 24 y 28 de junio de 2022 declara que puede “dar cuenta de más de 150 detenciones arbitrarias, 6 homicidios, secuestros, desapariciones temporales, torturas, tormentos, hostigamientos por razones étnicas y tratos crueles, inhumanos y degradantes”.  Adicionalmente, el mismo informe acusa al Estado ecuatoriano de los siguientes crímenes de lesa humanidad: desaparición forzada de persona; delitos contra la vida (homicidios consumados o en grado de tentativa); delitos contra la integridad física (lesiones oculares, lesiones varias); delitos contra la libertad (privación ilegal de la libertad, detenciones arbitrarias, tortura); delitos contra la libertad de reunión y el libre ejercicio a la protesta; delitos contra la propiedad (daño). Tarde o temprano los responsables deberán responder frente a los tribunales competentes.

Patricio Carrillo es uno de los grandes enemigos del pueblo en el país, alto mando de uno de los aparatos represivos más mortíferos del Estado: la Policía Nacional. La posición de Carrillo es consecuente a su profesión, y se instrumentaliza a la perfección desde el centro del poder político. Como su destacada predecesora -María Paula Romo- Carrillo representa el uso “legítimo” de la fuerza en un Estado policial, que a punte fusil impone el orden en medio de la regresión neoliberal. En el momento histórico actual, donde la doctrina del shock precariza insistentemente la vida del pueblo y la clase trabajadora, figuras pérfidas como las de Patricio Carrillo cumplen un papel fundamental. Con la implementación de la ley de gatillo fácil en su repertorio de acción, las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos se impondrán con mayor fuerza. La criminalización de la protesta y la pobreza alcanzarán niveles dramáticos en el país. Parece que los llamados nostálgicos al febrescorderismo por parte de la población fascistizada, al fin encontraron eco.

 

Categoria