Arremetida antipopular y manipulación mediática

lassohp
Miércoles 7 de Junio de 2023

La alianza decrépita de la burguesía que se sostiene por Decreto Ley estos últimos meses, acierta golpes dolorosos contra la masa de la clase trabajadora, con políticas antipopulares que precautelan los intereses de la clase capitalista, trasladando la carga al pueblo.

Su principal estrategia es usar la violencia desmedida de las fuerzas de represión. Para la guerra contra el pueblo no faltan recursos. Con la proforma de 2023, el Ministerio del Interior tendrá un aumento del presupuesto de 3,31% en relación al año anterior. Esto se traduce a USD 3.364 millones adicionales para la inversión en armas para reforzar las filas de la policía, que estiman subir el número de 53.000 agentes a 80.000. Tan solo el mes de junio, estarán operativos más de 65.000 agentes policiales.

Recordemos que en múltiples casos de extorción, secuestro, asaltos, violaciones, feminicidios y otras acciones relacionadas al crimen organizado o al delito común, se ha comprobado la participación activa o pasiva de agentes policiales, o sus equipos de dotación, como armas, chalecos antibalas y uniformes. Precisamente este es un rasgo característico del Narcoestado: la permeación del crimen organizado a las estructuras mismas del Estado, con especial énfasis en sus aparatos represivos. Más agentes y más armas no resuelven la criminalidad altísima en el país, sino la transformación estructural del modo de producción.

Esta muestra de poder se instrumentaliza para imponer las lógicas neoliberales que se encuentran detrás, y que son estructuralmente antipopulares y antiobreras, encaminadas a establecer un estado de excepción permanente en el que se transgrede de forma sistemática los derechos laborales, sociales y colectivos.

Las políticas neoliberales no implican la total ausencia del Estado, sino una acción proactiva con políticas públicas para reducir la práctica reguladora en la economía, y una intervención de desregulación que impulse al libre mercado. Esto se efectiviza, por ejemplo, con reformas nefastas que precarizan aún más las condiciones laborales en las que se sobrexplota a la clase trabajadora.

La presente arremetida antipopular de la burguesía, responde a una crisis de hegemonía, que se ha resuelto temporalmente con la ejecución de la muerte cruzada el pasado 19 de mayo. En Ecuador los periodos de inestabilidad política son resultado de la caída de los precios de las principales mercancías de exportación, y una clara agenda imperialista ejecutada por medio de instituciones crediticias multilaterales, como el FMI y el BM. A esto se suman los ciclos de movilizaciones y un auge de la organización popular, como reacción a la incesante precarización de la vida. En respuesta, la incapacidad de la clase política en administrar la crisis, solo atina a redoblar su apuesta por lógicas neoliberales de explotación y exterminio del pueblo.

La burguesía local, con el banquero-presidente gobernando por decretos, atenta contra normas constitucionales que regulan la economía fiscal y defienden la inversión pública. En este periodo, se intenta bajar del actual 70% al 44% el gasto en salarios y recursos. Un ejemplo de esto es el reciente despido intempestivo de 37 trabajadores y trabajadoras del Ministerio de Gobierno, con el ministro socialcristiano Henry Cucalón a la cabeza -quien representa la boca del lobo de la burguesía nacional-. Entre estos despidos, consta el Presidente de la Confederación de Trabajadores Solidaridad Ecuatoriana, Juan Rodríguez Escobar, denotando una declaratoria de guerra en contra de la organización sindical en el país.  

El desfinanciamiento general de las carteras del Estado -ejecutado como un manual de autosabotaje- es un recurso que explotan para facilitar que personajes con una agenda securitista y de guerra interna -a lo Bukele- suban al poder. Es la misma gente que aplica políticas antipopulares y antiobreras la que quiere volver a ser gobierno: Henry Cucalón, Jan Topic, Fernando Villavicencio. 

El candidato estrella de la derecha es Jan Topic, nadie más cuenta con un perfil que enmarca tan perfectamente en el modelo Bukele. Topic aparece como un cuadro político socialcristiano, que tiene un pasado reciente como mercenario en África y Ucrania. Así mismo, es parte de organizaciones anticomunistas y proto fascistas, que lo han formado en cybervigilancia. Por otro lado, ha demostrado eficiencia para manejar la empresa fundada por su padre, Telconet, originalmente en el rubro de la vigilancia y actualmente de las telecumonicaciones, y que además ha sido investigada por corrupción. Jan Topic va sumando fuerzas: ya tiene al PSC respaldandolo, y ahora suma a Sociedad Patriótica con el apoyo expreso de Lucio Gutiérrez.

Las diferentes estrategias de comunicación aplicadas por la burguesía y sus medios de comunicación aliados, apuntan a posicionar progresivamente un discurso de total manipulación de a la opinión pública. El discurso de odio contra la organización popular, contra la masa de trabajadores y trabajadoras informales, contra las personas migrantes y racializadas, busca legitimarse como el sentido común, mismo que es fabricado y moldeado en favor de la clase dominante. Este fenómeno, característico del sistema capitalista y las democracias liberales ha tenido una serie de paralelismos históricos en diferentes contextos. 

Si bien, el fenómeno más reciente y popular dentro de Latinoamérica es Bukele, han existido antes diferentes figuras políticas dentro del Ecuador que han aplicado esta lógica antipopular de aplicar ‘mano dura’ como solución mágica a los diferentes problemas estructurales y coyunturales que desencadenan en inseguridad, pobreza y altos niveles de criminalidad. Uno de estos personajes fue el criminal socialcristiano León Febres Cordero.

Para que esto sea posible, se aplica una serie de principios, creados en el contexto de la propaganda nazi que son usados ampliamente hasta la actualidad, que consisten en atacar, ridiculizar, descontextualizar, acallar, perseguir y  criminalizar constantemente a quien se considera el enemigo o se opone a la lógica del libre mercado. 

Las estrategias de manipulación se repiten constantemente en busca de tener cabida dentro de la misma clase popular a la que afecta y en última instancia, busca destruir. Al mismo tiempo que busca crear uniformidad de pensamiento, está constantemente apelando a la individualidad, pues personaliza a los diferentes problemas sociales, generando un chivo expiatorio –que puede ser una persona, una organización o una condición social- sobre el cual depositar todos los males de la sociedad. El posicionamiento de figuras de ultraderecha a través de este tipo de estrategias  responde a una necesidad histórica de la burguesía de frenar la organización popular. Pues, al mismo tiempo que se posicionan discursos anticomunistas y se sataniza cualquier expresión relacionada con la izquierda, se evidencia el desgaste de diferentes facciones de la burguesía.

El discurso privatizador que va de la mano con el desgaste y sabotaje intencional de servicios públicos, pretende en última instancia privatizar por completo los servicios de seguridad el Estado, principalmente en cuanto a seguridad interna. La intención final es el exterminio de la clase obrera organizada, orquestado estrategias minuciosamente planificadas que comprenden acciones desde las instituciones del Estado, en alianza con los medios hegemónicos de comunicación. La careta democrática que intentan sostener, se  despedaza.

A medida que la crisis en el Ecuador se profundiza, desde los sectores populares se articula sucesivamente una creciente organización popular, que da respuesta a la arremetida que la burguesía nacional e internacional está llevando a cabo constantemente contra la clase trabajadora. El capitalismo es una maquinaria perversa que contiene su propia contradicción: la organización de la clase trabajadora, primero para sostener la vida y después para construir su tarea histórica:la sociedad de lxs trabajadorxs.

 

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