¡Vivan la clase trabajadora internacional y la resistencia obrera!

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Sábado 1 de Mayo de 2021

En términos históricos, absolutamente todos los derechos laborales y civiles existentes, se entienden como el producto de la lucha de clases. Tanto la jornada laboral de 8 horas, días libres pagados, feriados, la seguridad social, el derecho a la indemnización e incluso el derecho al descanso los fines de semana, fueron adquiridos mediante la organización sindical y cooperativa, las huelgas de masas y las huelgas generales, como también por medio de la barricada. La clase trabajadora conoce bien su indumentaria de acción para la consecución progresiva de derechos mínimos en el marco del Estado burgués y el sistema capitalista. El capitalismo sostiene por la fuerza y la violencia la imposición de los intereses de la clase burguesa, ilegítima propietaria de los medios de producción y del trabajo de las masas obreras.

El frente más reciente de la lucha de clases en América Latina, representa el paro nacional, que se encuentra en una continua y sostenida acumulación de fuerzas populares en Colombia, desde el pasado miércoles, 28 de abril. Este 30 de abril se suscitaba la jornada de mayor represión hasta la actualidad, por parte de las fuerzas del Estado, entre las cuales figuran la policía, el Ejército Colombiano y el escuadrón con extensa trayectoria en violaciones sistemáticas a los derechos humanos en el marco de movilizaciones, el asesino ESMAD. El pueblo colombiano resiste el embate continuo del neoliberalismo, anclado en la espina dorsal de la clase política colombiana. El neoliberalismo parece perpetuarse eternamente en Colombia con cada gobierno, al costo infinito de las vidas del pueblo.

Iván Duque, pupilo del ex senador Álvaro Uribe Vélez -cercano al paramilitarismo-, anunciaba una reforma tributaria a inicios de abril, rechazada masivamente por el pueblo. Tan solo en la ciudad de Cali, el día de ayer, la violencia del Estado mediante el uso desmedido de la fuerza provocó la muerte de al menos de 8 personas, 3 mutilaciones oculares, 84 detenidas de forma arbitraria, y 3 personas todavía se encuentran desaparecidas. Este uno de mayo está cargado de un simbolismo particular para el pueblo colombiano, el cual continúa organizándose pese a los embates de violencia estatal y la multiplicación de las violaciones sistemáticas contra sus vidas.

Que nunca se nos olvide que, todos los primeros de mayo le pertenecerán siempre a la clase trabajadora, y que cualquier derecho, se adquiere, se sostiene y se defiende en las calles, comunas, barrios, fábricas, campos, casas y demás unidades productivas existentes. En el Ecuador, los próximos cuatro años estarán colmados de paquetazos, privatizaciones, austeridad, precarización y marginalidad, desatada sin piedad por el más neoliberal de los gobiernos. En estos momentos, no podemos siquiera conceptualizar el significado material y la trascendencia que tendrá un gobierno abiertamente presidido por la banca privada. Esa banca usurera y evasora de impuestos, con sus fortunas en paraísos fiscales, esa banca que desprecia todo lo público.

Tenemos como ejemplo al hermano pueblo de Colombia, organizado estos días en digna resistencia al neoliberalismo. Colombia ha soportado años de la imposición de un TLC con EE.UU. que hundió y arruinó al sector campesino y agrícola, además de ser miembro de la Alianza del Pacífico; ambos proyectos soñados por el presidente Lasso. Uno de los pueblos que más ha tenido que soportar el neoliberalismo en la región, vuelve a dar un ejemplo de lucha antineoliberal y organización popular. Colombia es símbolo y sinónimo de lucha.

Ante el momento histórico actual, con la profundización de la maquinaria de exterminio neoliberal, el marco de acción popular necesita resignificar los sentidos del vivir colectivo y en colectividad, crear redes de solidaridad que reemplacen las carencias del Estado, para sustituirlo por un verdadero y sólido tejido social, organización y resistencia popular. Que estos cuatro años nos sirvan para retomar en el imaginario colectivo de la clase trabajadora, su importancia fundamental para la sociedad.

Ante un Estado que le hará toda honra a la precarización laboral, con todas las consecuencias atroces que esto conllevará para la vida del pueblo, reestructuremos nuestros sentidos de organización en torno a la producción. Frente al discurso auto-explotador y enajenante del emprendedurismo -concepto favorito enunciado por los títeres y representantes locales del neoliberalismo-, organicémonos en torno a cooperativas productivas que desarrollen y pongan en práctica la autogestión y la solidaridad como fundamentos estructurantes del antineoliberalismo. Que la privatización de lo público y el autoboicot del Estado burgués no presuponga la absoluta indefensión del pueblo: si somos un peso muerto para el capital, que el capital sea un peso muerto para nosotrxs.

Por un 1 de mayo que recuerde la dignidad del pueblo, siempre en contra del neoliberalismo y la oligarquía que se apropia de lo que nos pertenece. Contra la austeridad y muerte de las clases populares. Que no se nos olviden las caras de lxs verdugxs que ahora abandonan el barco -como lo han venido haciendo estos cuatro años-, ni tampoco las caras de lxs verdugxs que vendrán.

¡Vivan hoy y siempre los pueblos que luchan! ¡Vivan los pueblos que resisten al capitalismo! ¡Vivan los mártires de Chicago! ¡Viva la clase trabajadora internacional!

Por las utopías que construimos día a día, por los mundos mejores posibles: por el comunismo.

 

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