Lucha de clases en el Movimiento Indígena

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Jueves 11 de Febrero de 2021

Una vez concluida la primera vuelta de las elecciones generales del domingo pasado, el panorama poselectoral denota la incursión de dinámicas que hasta el momento no encontraban precedentes en el panorama político institucional. El banquero Lasso se encuentra disputando el pase a la segunda vuelta con Yaku Pérez, mientras el Consejo Nacional Electoral sigue con el proceso de escrutinio. Pérez, el cual se encontraba en Guayaquil este miércoles, logró la suspensión temporal del conteo de votos en el Consejo Electoral Pronincial de Guayas, al denunciar inconsistencias en el proceso de escrutinio.

Un segundo lugar de Pérez en primera vuelta representaría un hito en la historia de Pachakutik, al ser la primera ocasión en la cual un binomio presentado por el brazo político del Movimiento Indígena, pase a disputar el Ejecutivo en segunda vuelta. Por su parte, las bases del Movimiento Indígena con el MICC y Leonidas Iza a la cabeza, anunciaron una vigilia por la democracia, exigiendo un proceso de conteo transparente y anunciando su respaldo en las calles, en caso de que existiese fraude. Dentro del Movimiento Indígena se evidencia una clara pugna por la en medio del hito más importante en cuanto a la organización popular en el país en las últimas décadas.

Dentro de la campaña electoral, Pérez pasó a reclamar para sí la memoria de Octubre de 2019, aduciendo que su proyecto político encarna tanto las demandas como las reivindicaciones históricas expresadas por la revuelta. Sin embargo, Pérez mantuvo un rol marginal en ese proceso popular, viajando brevemente a Quito para participar en la capitalización del proceso en términos políticos. Un posible cálculo ante las elecciones de este 2021. Al mismo tiempo, líderes que tuvieron un mayor protagonismo como Iza y Vargas fueron desplazados del imaginario institucional de Pachakutik, al representar la corriente revolucionaria dentro del Movimiento Indígena.

El 7 de agosto de 2020, la CONAIE hizo un llamamiento a Pachakutik para que desconozca la precandidatura presidencial de Yaku Pérez, alegando la falta de participación con voz y voto, de las bases del Movimiento Indígena. Esto posterior a que el 30 de julio de 2020, Pachakutik, mediante una resolución, posicionara la precandidatura de Pérez, evidenciándose un fraccionamiento entre la CONAIE como articulación de las bases del Movimiento Indígena, y su brazo político-electoral, Pachakutik.

Mientras el binomio Iza-Vargas sonaba como un clamor popular, dentro y fuera del Movimiento Indígena, no solo por su participación y liderazgo en las protestas de octubre 2019, sino por sus amplias trayectorias populares y organizativas. La candidatura de Pérez se imponía desde las cúpulas de Pachakutik, vinculadas a los sectores empresariales y a ONGs. Pérez representa a las corrientes burguesas del MI. Pachakutik, al cerrar filas con la corriente neoliberal representada por Yaku Pérez, pone en peligro la propia unidad del Movimiento Indígena.

La derecha dentro de Pachakutik está actualmente representada por Yaku Pérez, quien en 2017 llamaba a votar por “un banquero, antes que por la dictadura”. En las propias palabras de Manuela Picq, compañera de Pérez y cercana a ONGs, Guillermo Lasso, había declarado que en el caso de ganar las elecciones del 2017, quería que ella esté junto a Pérez en la ceremonia de posesión.

Pérez y la fracción conservadora de Pachakutik, en estrecha relación con Julio César Trujillo, Yasunidos, Acción Ecológica y la fundación Pachamama, se posicionaban a favor de la Consulta Popular del 4 de febrero de 2018. Es en esta consulta, que Moreno materializaba una serie de reformas legales dirigidas a proscribir el correísmo, además de otorgarle competencias extraordinarias a un grupo de poder, en el cual destaca Julio César Trujillo. Una vez en el Consejo de Participación Ciudadana, el CPCCS-T, presidido por el propio Trujillo, nombró a lxs consejerxs que ahora se encuentran frente al Consejo Nacional Electoral, entre ellas la presidenta del CNE, Diana Altamaint (Pachakutik), apoyada por el PSC y CREO.

La actual Prefecta del Azuay, Cecilia Méndez, ha denunciado en varias ocasiones que durante su gestión en la prefectura del Azuay, Pérez gobernó con las bancadas de CREO, Alianza País y Renace, todas de derecha. Así como Méndez también declaró en octubre de 2020, que solicitaría una auditoría de la gestión de Pérez.

En su propuesta de gobierno nacional, Pérez, el activista antiminero, al mismo tiempo de prometer atraer inversión extranjera, parece desconocer que más del 50% de la Inversión Extranjera Directa IED anual de los últimos 4 años se destinó exclusivamente a actividades mineras. En realidad, lo único que propone Pérez en su ambientalismo liberal es el derecho a la consulta previa, pero no una transición al postextractivismo. En realidad, la retórica ambientalista de Yaku Pérez no termina de ser nada más que una estrategia comunicacional. Esto, sumado a la estrecha relación con Washington, además de su intención de eliminar el Impuesto a la Salida de Divisas ISD, en conjunto con el discurso preferido de la ultra derecha respecto a la supuesta “venezolanización” del Ecuador, es Yaku Pérez.

Esta no es la primera vez que se evidencia a lucha de clases dentro del Movimiento Indígena. Ya figuras como las de Lourdes Tibán y Salvador Quishpe, habían evidenciado su profunda vinculación con representantes de la derecha ecuatoriana, dando la espalda a las demandas históricas del MI. En 2011, Tibán se posicionaba junto a la bancada del Partido Social Cristiano y las otras bancadas de ultraderecha, en la campaña por el NO frente a la consulta popular. Consulta que consolidaría la necesidad de una la Ley de Comunicación, que en 2018, fue reformada por Lenín Moreno.

Como político muy cercano a Tibán, se coloca Salvador Quishpe, quien en 2016 se sentó en la mesa de CREO. En ese momento, como prefecto de Zamora Chinchipe, Quishpe propuso a Tibán como fórmula para el binomio de Guillermo Lasso, frente a las elecciones del 2017. Más recientemente, Quishpe se mostró molesto con la figura de Jaime Vargas perfilándose en mejor posición que él, para encabezar la lista de Asambleístas Nacionales de Pachakutik. Finalmente Jaime Vargas declinó la candidatura, quedando Quishpe como primero en dicha lista.

En este momento, Pérez se encuentra ante un posible desempate con el banquero Lasso. La democracia liberal contempla la impugnación de resultados, por lo que la legitimidad del Movimiento Indígena al convocar a la vigilia democrática, es irrebatible. La vigilia contempla el conteo transparente de todas las dignidades políticas, incluyendo Asambleístas Nacionales y Provinciales. Sin embargo hacen esta convocatoria, en medio de una pugna cada vez más aguda, de la lucha de clases en su interior. Por su parte, algunos sectores del correísmo racista y conservador, torpemente intentan deslegitimar a Pérez desde la crítica a su identidad; perdiendo la oportunidad de desenmascarar la ética neoliberal que este último propone. La legitima crítica a Pérez debe enmarcarse desde el antiimperialismo y el antineoliberalismo, como argumentos políticos, mismos desde los cuales esta revista se enuncia.

Pachakutik, por medio de la candidatura de Pérez, demuestra un claro desclasamiento frente a las bases que supone representar, al posicionar un candidato que no recoge el espíritu histórico de la lucha del Movimiento Indígena, ni de octubre 2019.

 

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