El retorno de las Cámaras al Ministerio de Economía y Finanzas

COYUNTURA

A un año de mandato la inestabilidad en el gabinete de Moreno, las jugarretas toscas, alevosas y a último momento, frustran pero ya no causan sorpresa. Sin el ánimo de justificarlos, entendemos este fenómeno como parte del proceso de transición o reacción oligárquica, en el que ingresan a la administración pública los cuadros de la derecha, buscando eliminar cualquier rezago político o ideológico del anterior régimen.

Al señalar que existe este fenómeno nos referimos a que el nuevo Ministro sale de la representación de un gremio privado a controlar la institución pública que los controla y normativiza. Esto, es corrupción. Es como que pongan a un alcohólico a cuidar una cava de vinos.

En este punto podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la sensación de que cada cambio que se produce en el Gabinete consolida la postura hacia la derecha, está ya superada, porque en el último movimiento, el nombramiento de Richard Martínez como Ministro de Economía y Finanzas, se concreta la neo liberalización del Gobierno y para nosotros cumple con las advertencias que hace mucho tiempo veníamos sosteniendo en la revista, la reacción ha tomado tres ejes claves: seguridad, empleo y modelo económico y, ahora que lo copan todo, empezarán con la segunda fase reaccionaria.

El consenso es un monstruo mediático

El programa económico de las élites ha sido empujado como si su implementación expresase consenso entre todas las clases sociales. Esta falsa idea, responde más a una estrategia de comunicación, el encuadre mediático, que a una realidad técnica o política. En este contexto, hay un mensaje de calma, para mantener un compás de espera, a pesar que es muy clara la tarea que viene a cumplir en el Ministerio recién nombrado en base a sus declaraciones.

Juan Paz y Miño, en un artículo circulado por Rebelión titulado “renovar mentalidades empresariales”, sostiene que en septiembre del 2016 la Cámara de Comercio de Quito con beneplácito del resto de gremios empresariales, lanzó el programa “Consenso Ecuador”, que tenía como tareas centrales: defender la dolarización, fomentar la producción, reducir el gasto público, revisar impuestos, flexibilizar el trabajo y reformar la institucionalidad.

¿Aún hay quienes dudan que nos han impuesto una hoja de ruta para retornar al pasado pre Correa? Paz y Miño sostiene claramente que estas dirigencias no plantean un programa de interés nacional, sino, una visión caduca que choca en contra de cualquier proceso de redistribución de la riqueza producida socialmente.

Entre el gallo hervido y la medianoche

La decisión fue sorpresiva, entre gallos y medianoche, pero estaba cantada. La ahora ex Ministra Elsa Viteri en algunas ocasiones le hizo el desplante político al Contralor encargado, a lo que se añade el cálculo que presentó sobre la deuda. Al ser llamada a la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea Nacional para explicar la ejecución presupuestaria del 2017, presentó las cifras de la deuda para abril del 2018 sin la recomendación de la Contraloría General del Estado, sosteniendo que la deuda agregada, que es la suma de la deuda interna y externa, llegaba al 46,98% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que la consolidada, que no toma en cuenta la deuda con entes del Estado, se ubica en un 34,02%.

Viteri presentó los datos como manda la ley, calculando la deuda agregada como indica la metodología que fue creada bajo el estándar del Banco Mundial, mientras Celi presiona que a esta deuda se le incluyan otros rubros como la preventa petrolera y las deudas adquiridas por los gobiernos autónomos descentralizados. Ahora, esta actitud al parecer produjo la salida de la ex ministra, ya que ella mismo en declaraciones al “El Telégrafo” indicó que se le notificó su despido vía telefónica, después que la Contraloría determinó que estaba inhabilitada de ejercer funciones debido a una mora hipotecaria con la Corporación Financiero Nacional.

Es claro que el poderoso reemplazo de Polit y Contralor encargado, Pablo Celi, está levantando el andamiaje discursivo sobre el que se operará el cambio de modelo económico palmo a palmo con Julio Cesar y su pandilla, en sintonía y complicidad de todo el ejecutivo. Queda claro, pues,  cuál será el trabajo encomendado al nuevo ministro.

La agenda Martínez

Haciendo un seguimiento los temas posicionados por Martínez en sus incontables intervenciones en los medios privados de comunicación, y gracias al esclarecedor texto de Paz y Miño, podemos fijar algunos de los ejes de la acción del nuevo Ministro, esto, como una simple presunción que actuará en coherencia con sus intereses económicos y de los gremios empresariales que lo promueven.

En primer lugar entrarán con fuerza en el discurso de la deuda y los problemas de la balanza de pagos, silenciando la subida del precio de barril de petróleo y la morosidad tributaria de los grandes grupos económicos del país. Su intención será la de alinearse con este discurso que pretende allanar el camino para un agresivo plan económico, como puntal para una nueva fase del consenso morenista.

Podríamos considerar que los ejes fundamentales de la gestión de Martínez serán los que han articulado como demandas puntuales de la oligarquía a través de su representación gremial, las Cámaras de Comercio. Los ejemplos son variados, pero el Ministro, en su fase de dirigente empresarial se ha posicionado a favor del TLC con los Estados Unidos, la plena integración del Ecuador en la Alianza del Pacífico y en contra de la posición de Estado frente al tema de las tasas arancelarias en la Comunidad Andina de Naciones (CAN)

En ese sentido, las pretensiones de los sectores empresariales, financieros, importadores y exportadores, encuentran en el nuevo Ministro no una autoridad, sino un socio que les permitirá avanzar alrededor de una política fiscal no progresiva, el posible regreso de los fondos de ahorros con los excedentes petroleros y el fortalecimiento de una política empresarial que entiende las relaciones laborales como costo de producción.

Los ratones cuidando el queso

Ahora, este criterio sobre una política pública centrada en un empresariado anacrónico y cortoplacista, que ve a las relaciones laborales como costo de producción no es un mero decir. Un comunicado del SRI al respecto de un estudio presentado por el gremio de Martínez, el Comité Empresarial Ecuatoriano, advierte que el cálculo utilizado para determinar la carga tributaria – los impuestos que deben pagar los empresarios – incluye las utilidades que se deben pagar a los trabajadores y trabajadoras.

Esta actitud no es coincidencia, ellos actúan bajo una lógica que identifica, de manera egoísta, que un derecho laboral es una carga fiscal, que el trabajador es una herramienta para la reproducción del capital. Este discurso, que por lo demás tiene un fuerte entronque en los medios de comunicación, será el nuevo elemento del consenso sobre el que se opere un agresivo retroceso para el pueblo y un fortalecimiento para las élites. 

Por tanto, se ha puesto a los ratones a cuidar el queso, lo que también es corrupción, ya que no solo robar de los bienes públicos nos remite a este mal, sino y sobre todo, el justificar el tráfico de influencias y la protección de los intereses privados escudados en el discurso del bien nacional. Sin vergüenza veremos como todas las fuerzas de la oligarquía se alinean frente a la nueva matriz de opinión: la deuda pública supera el 40% del PIB. Aunque no presenten hasta ahora como realizó el calculó la Contraloría.

Conclusión: una nueva delantera para un nuevo esquema táctico

De esta manera la delantera neoliberal, conformado por García Fabre en Industrias y Campana en Comercio Exterior, queda consolidado un plan de largo alcance en beneficio de la oligarquía, al posicionar a un intelectual orgánico de las élites empresariales, Martínez, jugador novel en la política institucional pero no en la gremial, en la que va como centro delantero. 

Martínez responde a una línea dura neoliberal, cerrada en la ideología del libre mercado, virtud que le permite al mal gobierno cerrar el primer ciclo de acumulación de fuerzas y comenzar el segundo momento: el cambio agresivo de modelo económico y el retroceso de las fuerzas productivas.

Mientras tanto, la izquierda confundida, funcionalizada y entrampada en su propia cancha, encuentra entre sindicatos y partidos políticos de prácticas añejas, los volantes de enganche, que con un arquero nonagenario y una defensa conformada por el FUT, los Unidad Popular (ex MPD) y ciertas dirigencias de CONAIE-Pachakutik, robustecen el esquema táctico del Director Técnico entre sombras –del que ya todos sabemos quién es, pero nadie quiere decir su nombre-, Gustavo Larrea.

Y así, no llegamos a Rusia; quien diría.

 

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