Brasil: entre la razón y el delirio en un país en trance

a
Jueves 23 de Abril de 2020

El debate sobre el aislamiento social y los planes macabros de la alianza entre el pensamiento obtuso y la acción de desmantelamiento en la política económica, se encuentran llevando a una parte del país al borde del delirio. En este texto no se piensa abordar la absurda e insuficiente política de emergencia económica, implementada en su aparente inexistencia por el Ministro de Economía, el Chicago Boy de cartera, Paulo Guedes. Tampoco se abordará el hecho de que Jair Bolsonaro se haya enfilado entre los presentes en la alta cumbre de las Fuerzas Armadas del fin de semana del 28 de marzo de 2020. Este texto plantea un breve debate, en el que nos enfrentamos a un delirio manipulado, pero que ha echado raíces en Brasil y se ha adherido al bolsonarismo como una identificación que llega más lejos de un sentido puramente electoral.


Aislamiento social y manipulación de masas a favor del capitalismo de desastre


Primero, resulta necesario esbozar que existen colegas, profesiones y áreas enteras de estudios que se centran en temas como la coexistencia humana, las relaciones sociales o el inconsciente, como también los niveles de interacción y la reintegración social entre las personas. Dicho esto, reconozco el estudio de los especialistas y sólo refuerzo lo que ya se encuentra en evidencia. Los seres humanos somos finalmente una especie domesticada, dependiente de las relaciones sociales y que al mismo tiempo se integra a diferentes etapas de la vida colectiva. Vivimos de manera colectiva y no individualizada, ni atomizada.


Nuestro asombro en este contexto reside en el conocimiento de que el énfasis en las teleactividades, actividades a distancia, las que fueron muy elogiadas por los entusiastas del capitalismo en la etapa de "acumulación flexible", en trabajos que pueden realizarse a través de la mediación cibernética. Quedamos prontamente sorprendidos por esta situación que hoy encuentra volviéndose cotidiana. Necesitamos ver la luz del sol, salir a las calles e incluso tocar los bienes, cuyos fetiches refuerzan nuestro consumo inconsciente. En este momento, nos enfrentamos a una situación de calamidad, precaviendo una mayor expansión de la pandemia, tal como nos orienta correctamente la Organización Mundial de la Salud (OMS).


El impacto del aislamiento es aún mayor entre los sectores más vulnerables y empobrecidos de la sociedad. No es porque nos enfrentemos al aislamiento social que dejen de existir tanto las diferencias socioeconómicas como las más variadas formas de explotación y opresión. Por lo tanto, las dificultades aumentan según la posición en la muy injusta pirámide social brasileña.


"No era depresión, era capitalismo”. El aislamiento social y la soledad en un mundo individualista


Una vez surgía la interrogante: "¿Cómo se lucha contra los sentimientos de soledad?" Siento no estar en condiciones de responder a una pregunta como aquella. Puedo declarar sin duda alguna que los derechos colectivos deben ser ejercidos, defendidos y protegidos en todo momento. Lo mismo ocurre con el concepto de "felicidad". Es muy importante reconocer los conocimientos que se concentran en el área de la psicología social, las terapias, la salud mental, la salud colectiva, la educación física, la fisioterapia, etc. Las relaciones sociales son muy complejas y también debemos centrarnos en el área de las humanidades que estudian el tema para poder vivir en determinado grado de armonía, siempre que se conserven las condiciones materiales y el respeto colectivo. Entonces, respondería que termina por ser muy importante reconocer la condición de "expertos" para debatir temas complejos y superar "los achaques y el sentido común", marcados por un número cada vez mayor de noticias falsas. Una vez que la simbólica tormenta fecal haya sido despejada, estos fétidos contenidos circulan por Internet.


Por lo tanto, más allá de lo que se pueda lograr mediante la lucha auto-organizada, lo más relevante reside en defender tanto el Sistema Único de Salud (SUS), como estar en alerta ante la defensa incondicional del Sistema Único de Asistencia Social (SUAS). Únicamente las políticas públicas y la organización social pueden salvarnos de la presión que proviene de las desesperaciones diarias del capitalismo periférico y del entreguismo poscolonial que está asolando a Brasil.


El aislamiento social y la "opinión" sobre el mismo


Otra pregunta que se ha planteado desde el discurso del Presidente Jair Bolsonaro el 13 de marzo es, si las directrices de la OMS para contener la pandemia, son correctas. La respuesta que me encuentro capaz de desarrollar en estas condiciones es nada más y nada menos que la de opinar sobre una base científica, siguiendo las directrices de la OMS, y repitiendo las experiencias históricas de cómo los países han enfrentado y sobrepasado situaciones que han tocado sus límites, con medidas de planificación económica e inyección de liquidez para la generación de ingresos para las familias, los y las trabajadoras formales e informales y las micro y pequeñas empresas.


Cualquier orientación que no repita en absoluto lo que fue defendido por la OMS -aislamiento social-, como en la ONU -renta básica universal- y en el área económica del G20 -excepto para Brasil, con la entrada de nueva liquidez y el final de la falacia del techo de gastos-, por ende resulta ser errónea. Esta orientación no sólo está errada, sino que también refleja la sociopatía de un pequeño número de brasileños muy privilegiados que no quieren renunciar a un modelo económico de concentración, que debilita el empleo formal y aumenta la vulnerabilidad del país y del pueblo en general.


Señalando conclusiones


Definitivamente no saldremos de la situación pospandémica si no sobrevivimos como sociedad durante el período pandémico. Resulta urgente recuperar la razón en el debate colectivo y en la esfera pública y así bloquear el sinsentido del debate de extrema derecha, alimentado por la predicación de los mismos oportunistas de siempre. No hace daño recordar que, aunque todos queramos ver milagros y la fe pueda literalmente mover montañas, nos encontramos en un país donde las "sesiones de curación" de los charlatanes en la televisión abierta, las concesiones públicas revendidas por los mercenarios de magnates de las comunicaciones, se transmitan de forma tóxica. El efecto de esta arenosidad es aún mayor que las absurdas predicaciones del también charlatán Olavo de Carvalho y sus secuaces cibernéticos.


Lejos se encuentra mi intención de defender cualquier imposición científica, la cual generalmente se encuentra dotada de un velado elogio al eurocentrismo y al "mérito". Pero ante la pandemia -y como lo menos grave se ha generado en las relaciones entre los Estados y el sistema de las Naciones Unidas- es necesario seguir las directrices de los organismos de las Naciones Unidas, tanto en la lucha contra la pandemia como en la defensa urgente de los planes económicos de corte keynesiano y referentes a parecidos al Plan Marshall para reconstruir los sistemas productivos y el tejido urbano más empobrecido en el período pospandémico.


En este contexto en Brasil es necesario -como mínimo- golpear con fuerza a dos enemigos: por una parte, el delirio de la extrema derecha y su manipulación de masas que son tratadas como el ganado de una canción de Zé Ramalho; y por la otra, el modelo económico entreguista con claras características sociópatas representado por Paulo Guedes y sus Chicago Boys.

 

Categoria