Argentina es un polvorín

mileicaca
Viernes 9 de Febrero de 2024

Venimos de nuevas jornadas de protesta frente al Congreso, que fracasó en el intento de otorgar media sanción a la Ley Ómnibus de Javier Milei, y la situación política Argentina no deja de caldearse. En apenas dos meses, el gobierno "libertario" enfrenta una crisis política y un agravamiento de la situación económica, que no puede ser superado por recetas tradicionales de ajuste, ni por un reforzamiento represivo. En esta nota quiero reflejar algunos de los elementos que caracterizan la etapa convulsiva en la que entra el país.

El DNU y la Ley Ómnibus

En poco menos de 60 días el gobierno aplicó un "rodrigazo", es decir, una devaluación fuertísima del 100%, con aumentos de combustibles, tarifas, y recortes salariales (mediante paritarias a la baja o sencillamente sin ellas). Además, operó un desfinanciamiento de los presupuestos públicos, dejando a las universidades ante el riesgo de no poder iniciar las clases. Y la primer gran medida: un decreto de más de 300 artículos que incluye una reforma laboral que retrotrae las condiciones de los trabajadores al siglo XIX, así como abre las perspectivas de un régimen de excepción por encima del Congreso, privatizaciones de empresas públicas, y el remate sin límite de las tierras y recursos naturales a burgueses que hacen fila, empezando por Elon Musk al cual el presidente parece haberle prometido el litio.

Junto con este decreto, el gobierno envió al congreso una "Ley Ómnibus", es decir, un paquetazo de leyes, redactadas como una sola. Esta ley busca legitimar las perspectivas abiertas por el DNU, y originalmente legalizarlo: sucede que de no lograr su aprobación, muchas medidas pueden ser tiradas por la justicia, por inconstitucionales.

Esta ley, que implica cambios estructurales en el régimen político y económico del país, cercena el derecho a la protesta, y aún más, le otorga facultades extraordinarias al ejecutivo, está siendo negociada con los distintos bloques de "oposición". El abanico es amplio: desde la colaboración directa del PRO, el acompañamiento "crítico" de la UCR y sectores del peronismo, y el rechazo del kirchnerismo -que, sin embargo, se borró de las calles-. La ley llegó a obtener aprobación "en general", y este martes 6 comenzaba la votación artículo x artículo.

Resistencia y represión

El "plan Milei" no pasó como si nada, sino que abrió un proceso de resistencia de parte del pueblo trabajador, que dejó en claro en estos meses que cuenta con las reservas políticas para no sólo enfrentar sino derrotar este plan antiobrero.

El 20 de diciembre, 10 días luego de la asunción, y dos días luego del anuncio del "protocolo antipiquete", el movimiento piquetero protagonizó una importante movilización de más de 20 mil personas. Enfrentando métodos de terror, como las fuerzas de seguridad subiéndose a los bondis a requisar y preguntar quiénes iban a la movilización. Ese día las organizaciones rompieron el miedo: a la noche habían cacerolazos en toda la capital federal y afuera del congreso nacional. Desde entonces, se fueron poniendo en pie asambleas populares en los distintos barrios del Gran Buenos Aires.

Una semana después, la CGT de dirección peronista, convocó a una concentración en tribunales que, a pesar de que intentaron que sea lo más chico posible, terminó siendo de 40 mil trabajadores. Finalmente, esta revulsión por abajo, obligó a los dirigentes sindicales peronistas a convocar el paro nacional más rápido en la historia de un gobierno argentino: el 24 de enero no sólo pararon millones de trabajadores, sino que más de 300 mil personas se movilizaron al Congreso nacional a exigir la derogación del DNU y la ley ómnibus. El protocolo antipiquetes fue derrotado una y otra vez, ante la masividad de la respuesta popular.

Las jornadas del congreso y lo que se viene

Esta última semana estuvo marcada por el inicio de los debates en el congreso, y las manifestaciones en sus inmediaciones. La CGT, y las distintas variantes del peronismo no sólo se borraron de las calles, sino que incluso algunos referentes como Grabois se quejaron de lo poco que éramos. Esa borrada tiene que ver con la política de negociaciones de sus dirigentes, y de que más allá de la demagogia opositora, el peronismo sabe que las grandes cámaras empresariales del país, a las cuales responden, están en bloque apoyando la aprobación del plan Milei.

A pesar de esto, las asambleas populares, los sindicatos independientes, el movimiento de la cultura, y la izquierda revolucionaria, estuvieron presente los tres días de tratamiento. Con valentía y tenacidad, hemos enfrentado una represión en conjunto de las tres fuerzas nacionales: gendarmería, prefectura nacional y policía federal, que atacaron con balas de goma y con gases nuevos y peligrosos que queman la piel. En un intento fracasado por amedrentar y generar miedo a la población, intentaron por varios medios evitar que crezca la movilización, sin embargo, cada jornada contó con más participación que la anterior.

Este martes 6 una nueva y nutrida columna del movimiento de lucha se presentó al Congreso; mientras adentro del recinto estallaban los acuerdos logrados por el gobierno con los distintos bloques y naufragaba la ley. No hay que dejarse engañar: los diputados que rompieron los acuerdos no lo hicieron por rechazar el contenido antiobrero y reaccionario de la ley, sino por representar intereses capitalistas afectados, por un lado; y por no querer pagar la crisis política frente a un estado de movilización que podría extenderse aún más luego de la media sanción, por el otro.

La etapa que se abre con este primer acto del gobierno de Milei, es de convulsiones sociales y grandes luchas. Sería incorrecto pensar que la aprobación, o al rechazo, de la ley, termina el proceso abierto el 20 de diciembre. Todo lo contrario, es el inicio. Para nosotros, de lo que se trata es de la masividad que pueda tener la lucha, y para ello es importante enfrentar la represiva campaña del miedo, impulsar espacios de deliberación en todos los lugares de estudio y trabajo. El inicio de clases será un episodio importante en esta perspectiva.

Finalmente, la consigna de una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, junto al movimiento de la cultura y las asambleas barriales, resulta central para intervenir en la etapa. Como un paso para vencer la contención de las direcciones sindicales y sociales del peronismo, hay que construir un polo independiente que sea el canal de expresión de la resistencia de nuestra clase. El método de la asamblea y la movilización, históricos de la clase obrera, del movimiento piquetero y que ahora toman los vecinos porteños, es el camino para reagrupar las fuerzas para derrotar a Milei y sus cómplices.

 

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