Zevallos y la feria de las vacunas

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Viernes 26 de Febrero de 2021

En horas de la mañana del 26 de febrero de 2021, el ahora ex Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, presentó su renuncia a la cartera del Estado. Zevallos ocupó el cargo como ministro desde el 21 de marzo de 2020, habiendo cumplido funciones por menos de un año. Su antecesora, Catalina Andramuño, había presentado su renuncia al comienzo de la pandemia del Covid-19, en sus propias declaraciones, la renuncia de Andramuño se debió a la carencia total de asignación de recursos financieros para atender la emergencia sanitaria y humanitaria desatada por la pandemia.

Zevallos renuncia en medio de un escándalo respecto al plan de vacunación del Gobierno Nacional, el cual ha dado preferencia a acólitxs del gobierno, además de familiares y amigxs de mandatarixs y dignidades, como la propia madre de Zevallos, la cual fue vacunada en un centro de salud privado en Cumbayá el 27 de enero, una semana después de la llegada del primer cargamento de 8.000 dosis. La renuncia del ex ministro se da a una semana de la renuncia del ex Secretario General de Gabinete de la Presidencia de la República, Juan Sebastián Roldán. Tanto Zevallos como Roldán defendieron la desastrosa gestión de la pandemia por parte del gobierno neoliberal de Moreno a capa y espada, en sus periodos de permanencia en el gobierno. Mientras el Primer Mandatario se rehusaba a pronunciarse públicamente respecto al alto exceso de mortalidad en los primeros meses de la pandemia y la miserable respuesta por parte del gobierno.

En su carta de renuncia, Juan Carlos Zevallos declaró que entrega “un país funcional que se anticipó a decisiones acertadas, que en muchos momentos se constituyeron en referentes para la región”. Según su criterio, las políticas de salud permitirían que, hasta que la gestión de Moreno concluya en mayo, “más de 2 millones de personas estén vacunadas”.

El Ecuador se encuentra entre los países con mayor tasa de mortalidad a causa del Covid-19 en el mundo, ligando esta misma de forma directa con la infraestructura estatal en materia de salud y su capacidad de respuesta frente a la pandemia. Al mismo tiempo, el Ecuador se encuentra entre los últimos lugares de la región en cuanto a importación de vacunas. En el año 2020 se registraron más de 40.000 fallecimientos en exceso respecto al 2019, los cuales se encuentran directamente relacionados con el Covid-19. Adicionalmente, se evidencia una carencia y crisis generalizadas en la totalidad del sistema de salud, con una falta de insumos médicos que se extiende desde los cuidados a neonatos hasta los cuidados geriátricos.

El gobierno de Moreno merece crédito respecto a una desinstitucionalización crónica y estructural de sectores prioritarios del Estado, como salud y educación. En estos últimos cuatro años de gestión neoliberal, el sector salud ha sufrido una desfinanciación crónica, frente a medidas que se evidencian como cálculos políticos. La condicionalidad crediticia atada a una gran parte de la deuda externa contraída con el FMI y el Banco Mundial obliga al gobierno a recortar el gasto estatal de manera sustancial. Tan solo en el año 2019 se redujo el presupuesto en materia de salud en 551 millones USD respecto al año 2018. Entre 2019 y 2020, el mismo habría decrecido en aproximadamente 200 millones USD. De tal manera, entre 2017 y 2020 se habría reducido el presupuesto en salud en un total de 720 millones USD.

Hasta el momento llegaron al país un total de 33.880 vacunas, lo cual representaría aproximadamente el 0,05% de la población ecuatoriana. El gobierno había anunciado la llegada de un total de 80.000 vacunas fabricadas por la farmacéutica Pfizer en los próximos meses. Dentro del plan de vacunación nacional, el gobierno contempla la vacunación de 40.000 personas por mes, lo cual alargaría el periodo de vacunación hasta por tres años, para contemplar una posible inmunidad de rebaño, con un 60% de la población vacunada.

Los últimos escándalos relacionados con la vacunación de las élites burguesas por encima del pueblo y profesionales de primera línea evidencian, una vez más, el carácter de clase del Estado burgués. El mismo se organiza y estructura en torno a la defensa y garantía del cumplimiento de derechos para las élites por sobre la vida del pueblo. El día de ayer, se vacunaban el periodista aliado a la ultra derecha, Diego Oquendo y el oligarca futbolero empresarial, Rodrigo Paz, en el Centro de Salud de Chimbacalle, a invitación expresa del Ministerio de Salud.

La burguesía continúa con el reparto continuo de recursos del Estado para garantizar sus intereses, mientras ultraja los derechos de las vidas que considera desechables. Al mismo tiempo, los pesos muertos del gobierno abandonan sucesivamente el barco, para ser recordadxs como lo que son: enemigxs del pueblo. El neoliberalismo, en medio de una pandemia mundial, ha agravado las consecuencias nefastas a las cuales es sometido el pueblo, primando la lógica de mercado por sobre la vida. En definitiva, la maquinaria de muerte llamada neoliberalismo cobra incontables vidas a su paso por recortar y privatizarlo todo, mientras resguarda los intereses y las vidas de la burguesía.

 

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