¿Lasso tiene los días contados?

Lass
Miércoles 22 de Febrero de 2023

A 21 meses de que la alianza más amplia de la clase burguesa en las últimas décadas se establezca como gobierno, la figura de Guillermo Lasso enfrenta un desgaste político sin precedentes. Los sectores financieros, importadores y empresariales -principales pilares del poder de clase de Lasso- parecen decepcionados de los precarios logros de su delfín. Tras múltiples negativas legislativas, una contundente derrota popular en junio de 2022 y en la consulta, y el fraccionamiento interno de la burguesía, Lasso se tambalea en el poder, aferrándose a su relación con las fuerzas represivas y el imperialismo. La cortina de humo en la que el presidente se envolvió –“combatiendo” hipócritamente estructuras del crimen organizado de las cuales su gobierno y su clase forman parte- amenaza con desvanecerse, develando el propio fracaso que Lasso representa para la propia clase burguesa.

Lasso pierde apoyo de su propia clase. El pacto que existió entre los diversos representantes de la burguesía nacional, que en campaña y los primeros meses del gobierno del encuentro era evidente, aparentemente llega a su fin, frente a la incapacidad que ha demostrado Lasso en el ejercicio efectivo de poder. El resto de la burguesía da la espalda al  banquero presidente como persona a cargo del proyecto político neoliberal, hasta lograr colocar a alguien más a la cabeza, quien pueda preservar de mejor manera sus intereses de clase. En este escenario, las élites económicas no sostienen lealtad alguna, dejando caer a sus peones y figuras serviles de turno, cuando los costos de sostenerlas parecen más grandes que los beneficios.

Con la explosión pública del caso Gran Padrino y Gran Informe se desvanece la careta del gobierno del supuesto combate al crimen organizado, mismo que involucraría incluso a la campaña política de CREO en las ultimas presidenciales, con nexos directos a la mafia albanesa. Un gobierno que manipuló mediáticamente los discursos de la transparencia y el combate a la corrupción, figura como uno de los principales beneficiarios del crimen organizado en territorio ecuatoriano.  

La debilidad de un presidente que no aparece en comparecencias públicas, ni da la cara frente a feminicidios encubiertos por el Estado o se desvanece frente a su implicación en paraísos fiscales, denota la latente pugna interburguesa al interior del poder del Estado. Por parte del oficialismo, se evidencia una minoritaria fracción leal al Ejecutivo, perteneciente a las élites financieras y la base burguesa de CREO, además de las fuerzas represivas, que están junto al presidente, como lo demuestra el reciente mensaje de respaldo y mejoría de la Policía Nacional a Lasso.

Frente al proyecto libertario del Ejecutivo, incorporado por medio de la Fundación Ecuador Libre, se encuentra la fracción social cristiana, la cual articula a sectores de la burguesía comercial, ligados a la exportación e importación, defraudados por un banquero que no logra consolidar la liberalización absoluta del comercio, el trabajo y las armas. A esta fracción se le suma el progresismo, envalentonado al resultar la primera fuerza política institucional de las pasadas elecciones seccionales. Estas dos fracciones representan a un sector de burguesía que se encuentra presionando por la salida democrática de Lasso.

En este sentido, las opciones que la democracia burguesa le confiere a Lasso parecen volverse cada vez más escasas. Ni la embajada yanqui, ni sus acólitos más cercanos -como su propio cuñado, el Gran Padrino- pueden sostener una careta demócrata y transparente, que nunca le correspondió al banquero que se forró con el Feriado Bancario. Frente a la inminente vinculación en el caso del Gran Padrino, la AN acaba de darle 10 días más a la comisión especializada para presentar su informe, y la muerte cruzada vuelve a resonar tanto por parte del Legislativo como del debilitado Ejecutivo. La democracia burguesa podría caer por su propio peso; sin aparente relevo de una de las figuras más desastrosas tanto para la clase trabajadora, como para la propia clase explotadora del Ecuador.

Frente a la crisis multifocal del estatus quo, una respuesta podría incluir la presión popular por una salida democrática. Presionar para que la Asamblea Nacional cumpla su papel, y llame a un juicio político a Guillermo Lasso o ejerza lo estipulado en el Art.130 de la Constitución, referente a la destitución del Presidente de la República. Así mismo, podría darse un escenario de giro autoritario del régimen banquero-empresarial de Guillermo Lasso, que aún cuenta con el apoyo de la embajada de los EE.UU., sus allegados en el congreso del mismo país, y el respaldo de las FF.AA. y la Policía Nacional. En estos momentos de claroscuro, la falacia de la democracia burguesa suele caer por los suelos, de las manos de sus propios escuderos.

Existen los mecanismos institucionales que podrían ponerle fin a la decadencia del modelo de gobierno neoliberal de Lasso, la pregunta es que piezas tienen que moverse en el juego de la política real, para que lleguen a ejecutarse. Qué sector de la burguesía logrará movilizar más capital financiero y político en la pugna por el poder. La organización popular necesariamente tendrá que lidiar de la misma forma con cualquiera de los sectores que logre ganar la puja. El consejo ampliado de la CONAIE dará la pauta en la respuesta popular al escenario actual. Lo cierto es que tanto el Estado como la democracia burguesa se demuestran a sí mismos como caricaturas, y en ese ejercicio irónicamente, se deslegitiman. ¿Lasso tiene los días contados?

 

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