La reapertura y el retroceso

¿A qué nos suena? A que retrocedemos, esto en términos de precarización de la educación de los sectores populares, mientras que, por otro lado, avanzamos hacia la privatización de un derecho primordial de la ciudadaní
Domingo 10 de Febrero de 2019

El anuncio lo realizó Moreno el 30 de enero. Se reabrirán, hasta el 2020, cerca de dos mil instituciones educativas rurales de las cerca de siete mil que fueron cerradas durante el período de la Revolución Ciudadana.

So pretexto del tiempo que deben emplear los educandos (entre 30 minutos y 2 horas), para llegar a sus centros educativos, el gobierno ha emprendido una cruzada que, a primera vista apunta a desmantelar de a poco la estructura organizativa educacional que fue implantada en la última década.

Cómo no es de extrañar, el gobierno actual ha justificado este visible inicio de la precarización del sistema educativo rural a partir de los errores cometidos por su antecesor. Moreno ha afirmado que las llamadas Escuelas del Milenio “no sirven”, que fueron construidas sin criterios técnicos y que no responden ni satisfacen las necesidades educativas de la periferia.  Ante esto, la única respuesta obvia que la estulticia cuántica del gobierno pudo otorgar es la reapertura de los centros educativos comunitarios.

La situación se torna compleja, pues si bien la avalancha modernizadora y tecnocrática que trajo consigo la Revolución Ciudadana es “culpable”- por ponerlo en clave moral - de haber construido infraestructura de primera calidad que, en algunos casos, no sintonizaba con las necesidades especificas de los territorios; decir que las Escuelas del Milenio son un problema y que la solución es reabrir centros educativos paupérrimos no es menos malo.

La solución debió hallarse por medio de estudios de campo que determinasen cuales eran los inconvenientes que tenían los alumnos para arribar al complejo educativo y apuntar a que, con el desarrollo y la inversión, se subsanara la problemática de movilización que en todo caso es aquella que hoy legitima la reapertura insidiosa de escuelas rurales.

El gobierno parece olvidar que la gran mayoría de las escuelas cerradas que se piensa reabrir requieren de renovación de infraestructura, agua, saneamiento e higiene. Sumado a esto, existe un déficit de docentes en el sistema educativo, por lo que hay que pensar muy bien en la inversión y mirar dónde se genera un compromiso entre la comunidad y el Gobierno.

Así mismo, el Ejecutivo anunció que de la mano de la reapertura se realizará una modificación curricular que apunte a reformar el pensum en Estudios Sociales, para que este incluya la formación en valores morales y cívicos.

El ministro de Educación, Milton Luna, ha señalado que un factor para considerar la reapertura de un plantel es la pobreza y el compromiso de los padres de familia “en poner el hombro”, así mismo manifestó que en este trabajo también se está conversando con los Gobiernos Autónomos Descentralizados y el sector privado, para lograr acuerdos y que este proceso se cumpla de manera más ágil y oportuna.

¿A qué nos suena? A que retrocedemos, esto en términos de precarización de la educación de los sectores populares, mientras que, por otro lado, avanzamos hacia la privatización de un derecho primordial de la ciudadanía.

 

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