La Carta de Madrid y la consolidación de la ultra derecha

fachos
Lunes 31 de Mayo de 2021

El pasado 24 de mayo, Quito se convirtió en la capital de la ultra derecha latinoamericana y transatlántica, al recibir a los más altos integrantes del pacto continental anticomunista, que se consolida con la presidencia de Guillermo Lasso. Sin duda, la ultra derecha cuenta con motivos de celebración, ya que uno de sus mejores discípulos  acaba de posesionarse como presidente en Ecuador.

Entre lxs invitadxs destacó la presencia del presidente de VOX, Santiago Abascal, el eurodiputado por el mismo partido Hermann Tertsch, y el diputado español Víctor González. Se encontraban acompañados por el Presidente de la Fundación Disenso, Jorge Martín Frías. Estos tres últimos conseguían la adhesión explícita del nuevo Ministro de Defensa Fernando Donoso a la Carta de Madrid. Esta es el más reciente instrumento ideológico anticomunista y ultraderechista de VOX, el cual se encuadra en el reforzamiento de los aparatos represivos del Estado neoliberal, y la avanzada de ONGs imperialistas –financiadas por el Departamento de Estado yanqui y su filial, la National Endowment for Democracy-.

Estas dos instituciones, piedras angulares de la política de imposición de los intereses de Estado de EE.UU. en la región, ahora arribaron en el centro del poder político institucional. Cuando hace unas semanas era un simple candidato, ahora el imperialismo es gobierno. El pacto de la ultra derecha representa una nueva alianza anticomunista continental, propiciado por ONGs en torno a Atlas Network, fundada en 1981 en E.E.U.U. por el fundamentalista libertario Antony Fisher. Esta alianza se contrapone al Grupo de Puebla y al Foro de Sao Paolo, advirtiendo de una supuesta “amenaza narcoterrorista”, aupada y financiada por -una vez más- Cuba y Venezuela.

Cuando ONGs logran establecer su influencia a nivel de autoridades gubernamentales, como en el caso del ministro Donoso, y la cercanía que mantienen con Guillermo Lasso, entonces han cumplido con su objetivo estratégico.

El domingo 23 se celebraba otra cumbre de la ultra derecha libertaria continental, con la presencia virtual de Mario Vargas Llosa y Keiko Fujimori, en el marco de la Fundación Internacional para la Libertad. En este evento, se volvía a reproducir la estructura ideológica que caracteriza al bloque libertario. Estas organizaciones conjugan la democracia liberal con la libertad y el estado de derecho, la separación de poderes, el imperio de la ley y por supuesto la propiedad privada. En este sentido, no resulta coincidencia que el primer Decreto Ejecutivo firmado por Lasso, el día de su posesión como presidente contemple la eliminación de la Ley de Comunicación. Estos son los conceptos ideológicos centrales de la ultra derecha libertaria continental.

La retórica que armó la ultraderecha conservadora del país y aupada por ONGs aliadas a sus fines, se sostuvo como piedra angular, en el discurso de una supuesta “ley mordaza”. Para estos sectores, la Ley de Comunicación no planteaba la regularización y responsabilidad de los medios de comunicación para con el pueblo, sino que infringía con el principio de libertad de expresión, elemento fundamental en la pantomima de la democracia burguesa. En realidad, la Ley de Comunicación intentaba contener el gran poder de los medios hegemónicos, siempre convenientes con los poderes facticos del país.

Los medios de comunicación siempre han sido utilizados como herramientas ideológicas de los sistemas de opresión – explotación  - cosificación. No en vano, desde ya 1787 en Inglaterra,  se denunciaba su poder y la manipulación maniquea de la información, llamándolos el cuarto poder, haciendo alusión a los otros tres poderes del Estado: político, legislativo y judicial.  La importancia de la comunicación radica en la capacidad que tiene  como ciencia productora y reproductora de sentidos: el crear opinión pública, es el objetivo principal de todo medio. El papel que juegan los medios hegemónicos, no solo aliados, sino parte de los grupos económicos y políticos de poder, es de suma relevancia, puesto que se convierten en los instrumentos ideológicos de la derecha ultra conservadora.

Lasso empieza ejecutando uno de los mandados principales de sus financistas y mentores ideológicos: The Atlas Network. Complace así no solo a los amos del norte, sino que generando -por fin- el objetivo de tanta campaña mediática a favor del libre mercado, la acumulación privada y el mantenimiento del Status Quo. El manejo de los medios de comunicación es parte de lo que se conoce como poder blando, que representan los brazos ideológicos, políticos y diplomáticos del imperialismo yanqui (siendo la fuera militar y policial, el poder duro). Antonio Gramsci, denominó a esto como la batalla cultural. Este concepto explica cómo la batalla por la hegemonía se da en varios niveles sociales y políticos, siendo el campo de los marcos de sentido y de realidad, muy influenciados por los medios de comunicación. Es por esto que Gramsci insistía  en la necesidad de construir medios de comunicación que ejerzan el periodismo militante, como trinchera de lucha contra el poder del capital. Decía Gramsci, que la batalla cultural, es la lucha por la hegemonía de los sentidos.

En este sentido, los medios hegemónicos de comunicación generan una serie de contenidos que logran permear la sensibilidad y consciencia del pueblo. El poder del gran capital se encuentra frente al manejo libre de la comunicación. Los discursos que se intentan posicionar giran en torno a la vieja amenaza del comunismo y la persecución contra militantes y pensadorxs de izquierda. A fin de cuentas, se genera una guerra cultural altamente destructiva. Miremos los repetidos discursos de la venezolanización, el manejo del miedo y la fehaciente defensa de la propiedad privada.

Sin embargo, el poder blando también se permea por medio de decenas de ONGs, que se encuentran presentes en todas las dimensiones posibles: social, política, ecológica, feminismo liberal, comunicacional, jurídica, y un largo etcétera. ¿De dónde viene el financiamiento? Pues del gran paraguas que las sostiene y aglutina: el Departamento de Estado de EE.UU., por medio, por ejemplo, del financiamiento a Atlas Network, el cual también es financiado por la National Endowment for Democracy, que ha financiado, asesorado y colaborado con Ecuador Libre, ONG del actual Presidente de la República. Así como de otros 450 think tanks en más de 70 países. Entre sus hazañas más importantes están la promoción de  guarimbas en Venezuela, financiando las candidaturas de Piñera en Chile y de Macri en Argentina por medio de la Fundación Pensar. Constan también el golpe parlamentario en contra de Rousseff en Brasil en 2016 por medio de la Fundación Brasil Libre, y ahora en Ecuador, la presidencia del banquero Guillermo Lasso.

En la propagación ideológica libertaria en América Latina, el ex presidente del Estado español, José María Aznar y Mario Vargas Llosa, fueron y son actores centrales. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales -FAES- y la FIL, representan sus instrumentos de acción e injerencia política. Las fundaciones o think tanks son los vehículos ideológicos las ideas libertarias en el continente, en una suerte de lobby fundamentalista de mercado. Al mismo tiempo, José María Aznar comparte una cátedra en Relaciones Internacionales en la Georgetown University en Washington, con Álvaro Uribe Vélez.

Poco a poco, el círculo de poder, influencia e injerencia, parece cerrarse. Este bloque de poder libertario y su imposición en América Latina, por medio de los tentáculos del imperialismo, parece ser una parte central de la estrategia del Departamento de Estado en la región.

 

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