El canciller de Bolsonaro y su idolatría por Mike Pompeo

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Martes 2 de Marzo de 2021

Existen dos consensos contemporáneos en el área dedicada a estudiar las Relaciones Internacionales en Brasil. El primero se refiere directamente al “gobierno” -o mejor dicho “desgobierno”- de Bolsonaro, que termina siendo el mayor vende patria y neo colonialista desde el periodo de la dominación de Reino Unido sobre Portugal. Y el segundo -garantizando coherencia en el desastre- que el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Bolsonaro se perfila como un personaje tan desastroso como el propio Primer Mandatario. Adicionalmente se podría declarar que Ernesto Araújo es el peor canciller de la historia del Brasil.

Los términos de la cohesión entre los protagonistas del actual show de terror llegan incluso más allá. Bolsonaro tiende a verse reflejado en la imagen política de Trump, pero el espejo en el que se admira termina siendo una distorsión más: el ex-capitán del Ejército Brasileño, que escapó por poco de ser expulsado de la Fuerza Terrestre, ahora pretende ser el lacayo predilecto de Estados Unidos, al mismo tiempo de desestimar el desarrollo de condiciones que pudiesen llegar a posicionar a Brasil como un país independiente en términos geopolíticos. El presidente de la séptima economía mundial rechaza su propio liderazgo, procediendo por dos años a reforzar los desvaríos del ex-gerente de casino, el cual en noviembre pasado perdía las elecciones del imperio frente al oligarca Joe Biden.

En este sentido, también Ernesto Araújo se define como reflejo del ex-secretario de Defensa de Donald Trump, el personaje caricaturesco Mike Pompeo. Al inicio de la administración Trump, en enero de 2017, Pompeo asumía como Director de la CIA, para pasar a asumir la dirección del Departamento de Estado del Imperio en abril del año siguiente.

El ex-secretario de Estado Pompeo, acusaba recientemente al gobierno de Teherán de apoyar a Al Qaeda en su campaña de “presión total” contra Irán. Estas declaraciones terminan por conllevar a un nivel de absurdidad comparable a las declaración de Bush Jr. acerca de la presencia de armas de destrucción masivas en Irak y los supuestos vínculos de Sadam Hussein con la misma red salafista creada por Arabia Saudí. El ex-primer ministro británico, Tony Blair, reforzaba la posición de Bush Jr., hijo pródigo de un petrolero que promovió la primera invasión a Irak. Tarde o temprano, todas estas acusaciones fueron debidamente desmentidas, así como en la actualidad las de Pompeo.

Aún durante el mes de enero de 2021, Pompeo elogiaba públicamente a Ernesto Araújo en las redes sociales afirmando que: “No existe ningún ministro de relaciones exteriores en el mundo que ame más la libertad”. A lo cual el canciller brasileño respondía con el mismo tono emocional: “Secretario Pompeo, su visión, su coraje y su dedicación a los ideales que consideramos más valiosos son una verdadera bendición. Patriotas americanos y brasileños estarán codo con codo, acontezca lo que acontezca. Sabemos que la libertad está en juego en todo el mundo”.

El cinismo parece haber sido un elemento constitutivo de Estados Unidos desde que se realizaron los dos Congresos Continentales, declarándole la guerra al Imperio Británico. El Departamento de Estado, creado en 1789, reproduce esa postura cínica desde la alianza con Francia en contra de la independencia de Haití, como durante el siglo XIX. con la Doctrina Monroe. Infelizmente, este mismo patrón parece repetirse con Araújo como canciller.

Parte de esta cínica estrategia se desarrolló en septiembre de 2020, cuando Pompeo creaba tan solo un incidente diplomático más en contra de Venezuela, utilizando al Brasil como su plataforma. El resultado de aquel acto injerencista terminó una escena vergonzosa, cuando el secretario de Estado visitó la región fronteriza de Roraima, con el propósito de incitar al conflicto con el país vecino. Araújo afirma que el gobierno de Bolsonaro “reconoce al gobierno auto proclamado de Juan Guaidó” junto a otros 56 países. No por casualidad, en aquella la lista divulgada por el gobierno Trump en noviembre de 2019, constaba también el gobierno de Israel.

Araújo sin Pompeo? Bolsonaro sin Trump?

Tras la derrota de Donald Trump y la galopante reorientación en la política exterior de los EE.UU., con la presidencia de Biden, encaminado a la reanudación de los acuerdos globales y multilaterales -sin un mínimo cuestionamiento de la presencia y la prepotencia imperialista y militar-, el canciller Araújo y Bolsonaro pasan a ocupar una posición aún más marginal. El canciller afirmaba en septiembre que “es bueno ser paria” si este fuese el precio de “hablar de la libertad alrededor del mundo”. Resulta curioso el concepto de libertad de un ministro que defiende unacristiandad” imaginaria, al mismo tiempo de aplaudir el genocidio y apartheid israelí contra el pueblo palestino, incluyendo a la población con credos cristianos en Oriente Medio, la cual es mayor al 11% de la población total.

Este es el mismo concepto de “libertad” con el que Trump promueve el bloqueo económico contra Cuba, Venezuela e Irán. Aún frente a la presente lógica, EE.UU. intenta justificar la anexión territorial llamándola el “acuerdo del siglo”, o normalizando la barbarie materializada por los “Acuerdos de Abraham”, los cuales establecen relaciones diplomáticas entre los Emiratos Árabes Unidos y Baréin con el apartheid israelí. Araújo es capaz de elogiar todas estas atrocidades, además de reforzar y legitimar el discurso de Pompeo respecto a Irán y el salafismo, reproduciendo el mismo guión que el gobierno de Trump. El propio cinismo se esconde tras el hecho de que aliados de los EAU -Arabia Saudí- e Israel -Emiratos Árabes Unidos-, forman una coalición junto a Al Qaeda en la Península Arábiga, en conjunto a la guerra de Yemen.

Finalmente, resulta prácticamente imposible mantener la posición de aislamiento y elogio simultáneo a la extrema derecha mundial a través del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Ernesto Araújo veía en Mike Pompeo a un ídolo y referente, tal como Bolsonaro halagaba a Donald Trump. Sin embargo, aun existe la posibilidad de que la fantasía distópica del desastroso canciller brasileño llegue a realizarse, encarnando él aún la condición de portavoz mundial del país que se hizo un paria por propia voluntad.

 

NOTA: El presente artículo fue publicado originalmente en www.monitordooriente.com

 

 

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