Lenin Moreno y el cómo rematar al Yasuní

yasunifajardo
Lunes 12 de Noviembre de 2018

En su entrada como jefe del ejecutivo ecuatoriano, Moreno hilvanó un ofrecimiento, clave para él, que lo repitió y lo repite como si se tratase de algún mantra budista que augure un buen gobierno durante su gestión: no ser como Correa, acompañado de su típica frase “ya no estamos en esa época”, sumando a este algún ejemplo en el que afirma que existe una diferencia sustancial entre su gestión y la del exmandatario.

La Consulta Popular de febrero de este año fue uno de los momentos en los que mostró su "intención" de materializar esta diferencia que pregona, con especial énfasis en lo ambiental, ingresando dos preguntas sobre el tema, la minería y el Yasuní; dos conflictos socioambientales que se profundizaron durante el gobierno de Correa y que representaron rupturas con diversos sectores sociales y políticos, marcando el camino para el surgimiento de nuevas oposiciones.

Ninguna de las dos preguntas presentadas atendía a la necesidad real en esos conflictos. La cuestión de la minería eliminaba la extracción de minerales metálicos de espacios en los que la Constitución ya lo prohibía, tal como son las áreas protegidas del PANE (Patrimonio de Áreas Naturales del Estado) o centros urbanos, este último siendo muy restringido, pues no se aplica a cualquier centro poblado sino a aquellos que tienen 2.000 o más habitantes (INEC, 2003), concluyendo con la eliminación de apenas un poco más de 11.000 hectáreas concesionadas o a concesionarse a nivel nacional, cuando el Catastro Minero, en el momento de la Consulta, permitía visibilizar que se planificaba la extracción de minerales en alrededor de 3.000.000 millones de hectáreas a nivel nacional.

Un avance importante resultó la eliminación de la excepcionalidad del art.407 de la Constitución, tal como lo preveía el anexo de la pregunta sobre minería, pero únicamente para minería metálica. Para la extracción de petróleo, esta excepcionalidad sigue estando vigente y es la que se utilizó para permitir la explotación del Bloque 43 en el Parque Nacional Yasuní, después de dar de baja la iniciativa Yasuní ITT, iniciativa que, además, se presentó como una de las propuestas base en la campaña de Correa para llegar por primera vez al gobierno. La primera traición del Estado ecuatoriano a la zona más biodiversa del mundo en la que, además, habitan dos pueblos en aislamiento, los Tagaeri y Taromenane.

El Yasuní se había convertido en un punto de quiebre del gobierno de Correa que Moreno no dudó en intentar capitalizar en su apuesta electoral en febrero de este año, pero los objetivos de su pregunta estuvieron lejos de ser los mismos que los de la iniciativa Yasuní ITT y los de la Consulta Popular planteada por Yasunidos. La pregunta disponía la reducción de la zona de explotación petrolera de 1.050 a 330 hectáreas y la ampliación de la Zona Intangible en 50.000 hectáreas. Hasta antes de la convocatoria a Consulta y el anuncio de las preguntas y sus anexos estaba ya en explotación el campo Tiputini, el más alejado del bloque 43, y en el mes de diciembre de 2017, tras la convocatoria a la electoral, aparecía Carlos Pérez, Ministro de Hidrocarburos, en los medios de comunicación anunciando que se iniciaría la explotación del campo Tambococha, situación que ponía en entredicho el discurso de Moreno de cuidar el Yasuní.

Tras la victoria de la pregunta del Yasuní, los ministerios de Hidrocarburos y de Ambiente tendrían 6 meses para proponer las zonas a la que se reduciría la explotación y se ampliaría la Zona Intangible, las cuales, posteriormente serían decididas por el presidente con un Decreto Ejecutivo. Y es justamente el decreto de la ampliación de la Zona Intangible el que ha vuelto a poner las alertas sobre el Yasuní.

A inicios de  noviembre de este año corre la noticia de que existe una disposición de parte de Presidencia al Ministerio de Ambiente y Agua para que tramite de manera urgente la Licencia Ambiental para la explotación de Ishpingo, el último campo del ITT, la cual se venía tramitando desde julio. El día 5 de noviembre se filtra un borrador de Decreto Ejecutivo de la ampliación de la Zona Intangible, el mismo que se hace público en la página de Facebook de Yasunidos, confirmando la impaciencia del gobierno por explotar este campo.

El borrador del fatídico decreto dispone que, en el segmento de la Zona de Amortiguamiento de la Zona Intangible Tagaeri-Taromenane, que se encuentra al interior del Parque Nacional Yasuní, las actividades permitidas estén sujetas al Plan de Manejo Ambiental de dicho Parque, el mismo que desde la Declaratoria de Interés Nacional, permite la extracción petrolera; una zona de amortiguamiento debería cumplir con los fines propios de la zona a la que se pertenece, en este caso, precautelar por el bien de los Pueblos Aislados. Ahora se busca explotar del campo Ishpingo, ubicado dentro de la zona de amortiguamiento, que con el marco normativo actual, no podría suceder.

Moreno y su gobierno han aprovechado hábilmente los resultados de la Consulta de febrero para continuar con los planes, como digno heredero del extractivismo del correísmo, de explotar completamente el Bloque 43. Si este decreto llega a firmarse, estaría poniendo en más peligro que nunca a los pueblos en aislamiento.