La debacle de la Asamblea Nacional

Cabezas18
Martes 16 de Octubre de 2018

El proceso para que Elizabeth Cabezas asuma la presidencia del parlamento transcurrió de manera atropellada, secreta, navegando entre pactos multipartidistas. En esta dinámica de complot e intrigas en donde la bancada AP perdió su fuerza de mayoría absoluta, y las fuerzas políticas en torno al ascenso del social cristianismo reacomodaron sus fichas, se develó que Cabezas - tal como Trujillo - son peones en el extenso acuerdo Nebot – Moreno.

Por eso, al transcurrir meses desde su designación, el débil liderazgo de Cabezas no logra sostener una agenda mínima de acuerdos que le permitan posicionarse, peor aún cohesiona o direccionar una agenda que valide a la Asamblea Nacional y su gestión como algo positivo para el país, poniendo en peligro no solo su futuro político sino la ya de por sí delicada institucionalidad del congreso.

Opinión mediática y ruptura institucional

La creciente inconformidad que desde la opinión pública-mediática se proyecta contra la Asamblea Nacional, desplegando la idea de corrupción para caracterizarla como una institución putrefacta por su relación con el último bastión del correísmo: la bancada de la revolución ciudadana, validando el concepto de depuración por la vía electoral entre las masas y su posible articulación política como escenario, tal vez, con la muerte cruzada.

Así, la apuesta por la ruptura institucional de la AN, implica una transformación de escenarios agresiva al generar ingobernabilidad y fragmentación en medio de un período electoral. Este escenario de crisis controlado tiene como actores emergentes el socialcristianismo y otras fuerzas de la partidocracia que necesitan el reacomodo de las fuerzas para generar las transformaciones institucionales que exigen las cámaras empresariales  que son operadas a través de leyes y normas.

Es entonces, volver al modelo del congreso tradicional en donde el equilibrio depende de los flujos monetarios y las inversiones de consciencia, el fatal destino de la administración de Cabezas. Solo veamos cómo entre las últimas semanas de septiembre e inicios de octubre la descomposición toma dimensiones de espectáculo, destapando con furia mediática casos como los diezmos de la asambleísta Vallejo, o el intento de cambiar el testimonio de una implicada en el caso Balda por parte de la asambleísta Cabezas.

Una Asamblea Nacional perdida en transición

Las competencias sobre el nombramiento de las autoridades de control y la capacidad de fiscalización como mecanismo de control político son dos elementos claves para el juego político y el control de las otras ramas del gobierno. En este momento, estas atribuciones son ejercidas por fuera de la Asamblea, por una camarilla de notables que han secuestrado de forma transitoria no solo la función que preside Trujillo, sino todos los estamentos de control e incluso el sistema judicial del país, y entregarán sus cargos en las siguientes elecciones seccionales del 2019.

Así mismo la fiscalización, que fue uno de los puntos más críticos de la AN durante el periodo de Correa, y que con Moreno no pudo despegar por las luchas al interior de la mesa y del pleno, fueron asumidos por el mismo Consejo de Transición dando como resultado una cacería de brujas coordinada con Contraloría, lo que produjo una fuerte crisis sobre la capacidad de luchar contra la corrupción desde las y los Asambleístas.  

Es en este escenario, en donde una institucionalidad fuerte que ha comandado la transformación post correísta dejará de existir o cambiará sus principales, dejando un hueco de poder que no puede ser asumido por una frágil asamblea, y con la decisión casi en forme de retornar la selección de autoridades de control al pleno de la AN, la cuestión va haciéndose más clara, ya que la misma se va convirtiendo en el nuevo espacio a conquistar.

Una asamblea de…

El escenario político así planteado en la Asamblea Nacional, nos hace pensar también que puede ser considerado como de transición, aunque de manera formal, se insista en la legalidad de la designación de Cabezas y se pretenda que puede acabar el período o incluso, posicionarse como cuadro político viable.

Más esto no pasa de sueños febriles de poder, porque a pesar del tiempo transcurrido, la institucionalidad no ha logrado saltar ese bache, y estos rasgos venidos del tosco proceso de selección de la presidente, que incluye no solo la forma de acceso, sino el fondo mismo del accionar legislativo de pactos y componendas, causan un declive de credibilidad y legitimidad que puede llevar a un escenario de muerte cruzada, y ¿por qué no? muerte política para muchos de los actuales asambleístas.

Hoy vemos una asamblea de transición, una estructura endeble con un mando desorientado, que refleja una gama de posiciones individuales que buscan capitalizar como si estuviesen preparándose nuevamente para elecciones. ¿Quién sabe? entre pasillos ya se escucha del cansancio de Moreno; las fichas se mueven, pero en el nivel de las decisiones reales, hace rato que ya se trazó una ruta que se cumple hito tras hito.

 

 

Categoria