¡El patriarcado se va a caer!

Marea verde
Lunes 1 de Octubre de 2018

La marea verde que recorre América Latina ha evidenciado la capacidad de movilización, acción y resistencia que tiene el feminismo entendido no como un movimiento homogéneo sino como una expresión organizativa que aglutina a la diversidad y que ha demostrado que luchas y actores fragmentados por la lógica del capitalismo se pueden reencontrar.

Y sí, son las compañeras, las mujeres, las disidencias sexuales y muchas otras identidades diversas las que día a día demuestran que es posible cambiar nuestras formas acción y movilización, las consignas caducas, las banderas de un solo color por otro tipo de experiencias para luchar en contra del capitalismo. Pero no solo disputar y cuestionar las matrices económicas del sistema, sino sobre todo sus raíces y carácter patriarcales. Entonces, la marea verde no representa solamente la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, sino que refleja la potencia del movimiento feminista para constituirse como sujeto político de transformación de la realidad. ¿Y los hombres que rol desempeñamos en la marea? En primer lugar debemos desarrollar la capacidad de reconocer nuestra condición históricamente privilegiada. La ciencia, la política, el deporte, las ciudades, la industria cultural y mas, han sido y son construidas con molde patriarcal. El capitalismo se ha valido de las matrices coloniales para perpetuar la subordinación de la mujer al rol dominante del hombre. Y no es mero discurso de una minoría de “feministas radicales, fundamentalistas”, es el reflejo de una realidad histórica que produce y reproduce relaciones desiguales, de opresión, explotación y sumisión de la mujer. La deconstrucción del “ser hombre” pasa por reconocer que nuestra condición privilegiada es producto de una historia plagada de injusticia hacia la mujer y las diversidades, y que en la actualidad, de manera más consciente que “inconsciente” reproducimos todas aquellas prácticas que legitiman el carácter patriarcal del sistema.

El proceso de deconstrucción implica entonces pensar y discutir sobre las nuevas masculinidades, que resultan tan repulsivas para el sentido común y la ideología dominante que tiene todavía enquistada las imágenes religiosas de Sodoma y Gomorra como paso hacia el infierno. Esas nuevas masculinidades nos invitan a colgarnos el pañuelo verde, a vestirnos de diversidad, a repensar nuestro rol en el hogar, en la economía del cuidado; nuestro papel en la esfera pública y política que no es nuestra ni nos corresponde. Si como “hombres” nos sumamos a las luchas del feminismo no debe ser con el objetivo de catapultarnos a ser la voz de las compañeras, ellas siempre la tuvieron y siempre fueron la voz de los oprimidos, de los cuerpos tutelados, sentenciados como no aptos para decidir por sí mismos (Gago 2018). El proceso de deconstrucción nos debe llevar a poner en práctica acciones concretas tanto en el espacio privado cuanto en el espacio público; como hombres, asumir la lucha contra el patriarcado solo de manera discursiva resulta vacío sino tenemos la capacidad de desarrollar experiencias prácticas que se articulen y fortalezcan la lucha diversa. 

Quienes suscribimos este artículo, los “hombres” articulistas y colaboradores de Revista Crisis, reconocemos que la marea verde marca un precedente de la lucha popular en América Latina, que rescata y suma las voces de las mujeres empobrecidas, de barrios “periféricos” azotados por los embates del capitalismo, de las y los históricamente silenciados. Que visibiliza la experiencias cotidianas de las diversidades y reivindica la consigna de esa cuerpa colectiva que se apropia de la libertad desde la desobediencia, el deseo y la memoria.

La deconstrucción de la masculinidad tradicional y hegemónica empieza entonces por reconocer que la lucha de la marea verde la protagonizan las compañeras y nuestro rol radica no en disputarnos la legitimidad de nuestra imagen y discurso sino en sumarnos a fortalecer esta lucha que es de todes, desde todas las trincheras, para hacer que el patriarcado se venga abajo.

Suscriben este artículo:

Articulistas hombres de Revista Crisis: Carlos Pazmiño, Carlos Andrade, Vladimir Obando, Mateo Flores, Gabriel Buitrón, Miguel Ruiz, David Suarez, Esteban Bonilla, Marco Ambrosi, Jorge Reyes, Julián García, Alejandro Salazar, Roberto Carpio.

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