Leonidas Proaño: un hombre sencillo y devoto a los pobres

leonidas
Martes 10 de Septiembre de 2019

“Un mal agosto nuestro sol, a medio día anocheció, detrás de llanto y el amén, debimos despedirnos de él” [1]. Así recita un verso de la canción “el hermano colibrí” del cantante ecuatoriano Jaime Guevara que homenajeó al Obispo de los pobres.

Leonidas Proaño murió el amanecer del 31 de agosto del 1988 a la edad de 78 años en la ciudad de Quito. Luego de funerales en Riobamba y en Ibarra, fue enterrado en la localidad de Pucahuaico[2] cerca de San Antonio de Ibarra.

En este lugar sigue reposando en la silenciosa capilla de una pequeña comunidad indígena, asentada a los pies del Taita Imbabura, cerca de una quebrada. La capilla es muy sencilla y llena de paz. Una sencillez hecha de detalles muy llamativos como los ocho vitrales [3] que refiguran a líderes indígenas de la historia de Ecuador: Atahualpa, Rumiñawi, Jumandi, Daquilema, Manuela León, Joaquín Andrade, Dolores Cacuango y Lázaro Condo.

Los orígenes de Leonidas Proaño son muy humildes. Nació en el año 1910 en la provincia de Imbabura en una casita muy pequeña y pobre. Sus padres le enseñaron valores como la honestidad, el sacrificio y la verdad. Cuenta en su autobiografía: “Soy hijo de familia pobre…teníamos que trabajar, por lo mismo que éramos pobres”. [4] Una familia pobre sin muchos recursos no podía soñar en grandezas porque los recursos eran muy modestos.

En su adolescencia y juventud “Eduardito”[5] también maduró el deseo de ser pintor. “Mi sueño era ser pintor” así se lo expliqué al párroco. “Mis padres ya lo sabían”[6]. A pesar de su deseo juvenil, la vida le dio otro rumbo y pronto Eduardito tuvo que optar por la vida religiosa. Fue consagrado sacerdote en el año 1936, y en el mes de mayo del año 1954 toma posesión del Obispado de Riobamba.

Acá, en esta provincia del país, comienza su trabajo de evangelización. La evangelización de Proaño ha sido liberadora por dos razones: a) porque parte de las realidades de injusticia y opresión de los pobres y les abre los ojos, les une y organiza y les enseña a caminar en búsqueda de liberación, y b) porque debe producir cambios no solo a nivel personal, sino de manera integral.[7]

En su proceso de concientización y liberación de los condenados de la tierra, nunca se olvidó su proveniencia. Vivió en un humilde hogar en la localidad de Santa Cruz, se despojó de sus pocas pertenencias. Se puso el poncho rojo, caminó con sus “zapatos de charol” por las comunidades y juntos a sus colaboradores trabajó para la liberación integral de las personas.

El padre belga José Comblin, que lo visitó muchas veces en Santa Cruz decía: “Monseñor aprendió a vivir con la mayor sencillez, sin nada de bienes de consumo, en una verdadera pobreza. Aprendió a ponerse también él a la altura del pueblo indígena. Tenía una pequeña habitación en la casa de retiro”[8].

Se despidió de nosotros en un día de verano. En los últimos dos años, antes de partir, recibió varios reconocimientos a nivel internacional y nacional. Este detalle testimonia el peso del inmenso trabajo realizado en su vida. Recibió el Premio de la Fundación Bruno Kreisky para los Derechos Humanos en Austria. En Estados Unidos le fue otorgado el Premio Rothko en la ciudad de Houston y finalmente en la Universidad del Saarland en Alemania le fue otorgado un Doctorado Honoris Causa. En Ecuador recibió el “Doctor Honoris Causa” entregado por la Escuela Politécnica Nacional.

En los testimonios recogidos en mis años de estudio sobre Proaño, llegué a la conclusión que el Obispo de Riobamba era una persona silenciosa y muy modesta y no amaba que lo celebraran. Los premios recibidos los aceptó con satisfacción, pero sin exhibirlos como algo personal. Con orgullo y satisfacción sostenía: “Los indígenas me han enseñado y todo lo que sé lo he aprendido en la cantera del pueblo, mi universidad ha sido el pueblo”.

 

Bibliografía

Matrone, Davide. 2015. Mi sueño era ser pintor. Faceta inédita de Mons. Leonidas Proaño a los 25 años de su Pascua. Abya Yala - UPS. Quito.

Proaño, Leonidas. 2001. Creo en el hombre y en la comunidad. Autobiografía.  Corporación Editora Nacional. Quito

Rosner, Enrique. 2010. Leonidas, el amigo. 12 reportaje-testimonios para una biografía contada de Mons. Leonidas Proaño. Fondo Documental Diocesano Riobamba.

[1] “Mi sueño era ser pintor. Faceta inédita de Monseñor Leonidas Proaño a los 25 años de su Pascua”, 2015. Quito, Abya Yala – UPS.

[2] Nombre compuesto de dos palabras quichuas: Puka (Rojo) y Huaico (Quebrada).

[3] Los vitrales fueron realizados por el artista lojano, Oswaldo Mora Anda

[4] En “Creo en el hombre y en la comunidad”

[5] Así lo llamaban en su casa.

[6] Testimonio de Nelly Arrobo Rodas en “Mi sueño era ser pintor”

[7] Testimonio del Monseñor Víctor Corral en “mensaje liberador de Monseñor Leonidas Proaño. file:///C:/Users/user/Downloads/Dialnet-MensajeLiberadorDeMonsenorLeonidasProano-5968349%20(1).pdf

[8] Testimonio de Padre José Comblin en “Leonidas, el amigo. 12 reportaje-testimonios para una biografía contada de Mons. Leonidas Proaño”. Fondo Documental Diocesano Riobamba.

 

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