Cuando la que violenta es una mujer ¿Se mantiene el #YoTeCreo?

santillan yo te creo
Martes 21 de Mayo de 2019

Así como denunciamos la violencia machista que ejercen los hombres que no cuestionan sus privilegios patriarcales sobre los cuerpos femeninos y feminizados, también es emergente hablar del acoso que es perpetuado por parte de unas mujeres hacia otras, un acoso real, que lo he vivido en carne propia y que lo han vivido también varias compañeras a mi alrededor, que como todo acto de violencia deja secuelas y marcas que nos acompañan durante mucho tiempo y en el peor de los casos durante toda la vida. Un acoso que lamentablemente, y quiero hacer énfasis en esto, porque realmente es lo más triste de todo este asunto, lamentablemente es minimizado, invisibilizado y hasta permitido, porque esta vez quien acosa no es un hombre, sino una mujer.

Como es mi línea hablar de feminismo, me enfocaré en un tipo de acoso en especial, el acoso que existe dentro del movimiento feminista. He escrito durante este tiempo acerca de mujeres que no se acercan al movimiento por verdadera convicción, sino por diferentes razones todas ajenas a la causa: que es la lucha por un mundo más justo e igualitario. Son ellas quienes al no tener un móvil real generan violencia y fomentan la división dentro de los diferentes colectivos feministas.

Fui violentada durante mucho tiempo por parte de una compañera que se autodenomina feminista, no sirvió de nada hablar y aclarar las cosas, no sirvió exponer a la agresora, no sirvió ni siquiera el alejarse e ignorar. Pensé que lo ocurrido era un caso aislado, pero en realidad no fue así.  Sé que muchas compañeras que me lean se sentirán identificadas: hay mujeres agresoras y oportunistas dentro de nuestros movimientos, mujeres que continúan manejándose con dinámicas patriarcales, violentando a las demás y haciendo un terrible daño a la causa feminista.

Cuando la denuncia se hace hacia una mujer agresora, todo es completamente diferente a cuando se la hace a un hombre, entiendo perfectamente el lugar de privilegio que tienen ellos en este sistema, pero ese no es el punto. El punto es que la palabra de la víctima pierde veracidad, se le cuestiona, se le piden pruebas, se llegan a formar bandos, se la revictimiza y solamente se le cree si la denuncia que se hace es grupal, es decir, cuando ya no solo es una la violentada sino varias.

También ocurre que callamos por miedo, esperamos que nuestra agresora se olvide de nosotras albergando la esperanza de que llegue el día en que nos deje en paz. Pero lo que realmente sucede es que nuevamente aprendemos a vivir con el acoso, evitamos ir a eventos feministas porque sabemos que ella estará ahí, nos apartamos poco a poco y nos aislamos, permitiendo que durante mucho tiempo estas mujeres se muevan dentro de nuestros espacios exponiendo a otras a sus agresiones, porque como pasa con los hombres agresores, siempre vuelven a atacar.

Entonces, ¿Qué pasa con el #YoTeCreo?, ¿Qué pasa con la contención que el feminismo da a las mujeres víctimas de violencia?, ¿Acaso porque las que nos violentan son mujeres tenemos que callar?, ¿O es que el acoso ya no nos importa cuando la que acosa es una otra mujer?

Nosotras, como mujeres hemos soportado agresiones durante mucho tiempo, desde niñas hemos sido abusadas, violadas y golpeadas. El feminismo ha sido lo que ha salvado la vida de muchas compañeras permitiéndoles abandonar relaciones abusivas, quitándonos la venda de los ojos frente a la normalización del amor romántico y de la violencia machista perpetuada por hombres. El feminismo nos ha hecho alzar la voz y denunciar, pero ahora tenemos otro tipo de venda, unas tienen una venda en los ojos porque no ven la violencia cuando la que violenta es una mujer, y otras hemos tenido una venda en la boca porque no denunciamos cuando la agresora es una de nuestras congéneres.

Hemos luchado durante tanto tiempo contra violencia avalada por este sistema y ahora somos nuevamente violentadas dentro de nuestros propios espacios, los que construimos para darnos contención y seguridad. Hay tantas historias que no se han contado, hay tantas víctimas que han callado, tantas mujeres que encontraron refugio y salvación dentro del feminismo y que terminaron alejándose porque una feminista las acosó. Hay una violencia que aún no sabemos manejar y que tenemos la emergencia de hacerlo, porque el acoso y la violencia son actos despreciables vengan de quien vengan. Es urgente denunciar y exponer a las agresoras, cuidar nuestros espacios, empoderarnos nuevamente y contenernos unas a otras, no podemos volver a callar, es nuestro deber como feministas amarnos a nosotras mismas para poder cuidar y amar a las demás.

 

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