Pablo “Kalaka”: “Chávez devolvió el arte al pueblo”

Pablo Kalaka
Martes 20 de Marzo de 2018

Caminando por la avenida México, en el centro de Caracas, encontramos a Pablo “Kalaka”, militante y pintor muralista de origen chileno residente en Venezuela desde hace más de 40 años. Mientras pintaba un mural que recordaba al “Chávez combativo”-  como definía Kalaka a su obra -  hablamos de la Revolución Bolivariana, de Hugo Chávez, del rol de los artistas y el arte en la revolución y de la conspiración fascista e imperialista contra Venezuela.

Influenciado por los “maestros comunistas” del muralismo mexicano y chileno, Kalaka se sirve de la gran urbe caraqueña como lienzo, mientras nos relata cómo la Revolución Bolivariana significó también un quiebre en el ámbito de la cultura, permitiendo el acceso del pueblo no sólo a los espacios tradicionales como galerías o museos, sino abriéndole un camino de creación y apropiación de los espacios urbanos.

 

CP: ¿Cómo es esto de pintar murales, qué significa para ti, política e ideológicamente hablando?

PK: Hoy (en Venezuela) el arte mural tiene el espacio en que se tenía que hacer el arte. (…)Yo no estoy pintando en un museo, y el mural me permite a mí convertir el trabajo artístico en una herramienta política y social, porque para empezar, todo el movimiento muralista, y la incorporación de todas las artes de calle, de las artes del espacio público, como el circo, la música, el arte mural, todo eso no existía antes de Chávez. Las artes plásticas, las artes públicas no existían, Chávez trajo todo esto como una prioridad. ¡Imagínate! este es el único país donde he tenido apoyo militar para pintar murales.

El espacio público es nuestro. No somos cuatro improvisados que andan en la calle pintando, tenemos el apoyo real y concreto del Gobierno, formamos parte de la política cultural de la Revolución y eso es algo que antes de Chávez no existía. ¡Antes de Chávez no existía nada aquí! Lo que había en cultura era arte para las oligarquías, para las cuatro personas que se lo podían pagar, como el Teatro “Teresa Carreño” que fue hecho para que escucharan ópera las esposas de los políticos.  Chávez lo devolvió al pueblo

 

CP: La obra en la calle: ¿cómo le habla a quienes la miran? ¿Qué quieres decir como artista y militante?

PK: Creo que los militantes, sobre todo en el área de la comunicación, podemos cometer el error de hacer militancia o hacer comunicación para nosotros mismos, como dando por hecho que todo el mundo leyó el Manifiesto Comunista (…) en ese sentido trabajar con el espacio público me exige una cantidad de necesidades muy interesantes, una de ellas es la de hacerse comprensible, de hacerse amigable, de hablar con gente que no es un público llamado para el arte.

No estoy pintando en un museo dónde hay un público, que suele ser muy reducido, que va deliberadamente a ese espacio a consumir arte. Yo estoy pintando en las comunidades, en los espacios donde la gente transita, donde la gente habita (…) Esta gente que tengo aquí en frente está esperando el autobús, no me están viendo a mí, pero esta es la gente que va a consumir este trabajo, con la que yo voy a dialogar de alguna manera. Lo de hacerme compresible es precisamente por eso, porque tenemos que hablarle a todo el mundo, especialmente en ciudades como Caracas, en estas grandes megalópolis latinoamericanas que crecieron de cualquier manera, de un modo muy irresponsable, que fueron diseñadas por las oligarquías a espaldas del 80% de la ciudad,  que es gente pobre que desarrolló su ciudad como mejor pudo, pues son ciudades de supervivientes donde lo estético está en el último lugar de la lista de prioridades.

Entonces, como no puedes echar la ciudad abajo y volverla a hacer, pues este montón de muros siniestros, agresivos, abrasivos que tiene una ciudad como Caracas es nuestro lienzo y tenemos la responsabilidad de cambiarle la cara y un poco la realidad a la gente

 

El papel de Chávez

 

CP: El Comandante dijo una vez, en 2012 que "La revolución o es un hecho profundamente cultural o no es”. Si gracias a él se transformó todo, ¿Cómo se continúa este proceso ahora que no está?

 

PK: Peleamos nosotros mismos, contra nuestros propios desaciertos comunicacionales, en los que terminamos transformando a Chávez en un mensaje de servilleta, en un slogan, en una frase hecha, y la pelea con nosotros mismos es recordar a Chávez como el ser vivo que sigue siendo, cada paso que damos aquí, lo damos en el país que nos dejó. Estamos viviendo a Chávez todavía, Chávez está igual de vivo que hace cinco años.

Entonces nuestro trabajo es recordarlo pues, recordarlo como un ser vivo. Como Chávez tuvo tantas vidas en una y batalló en tantos frentes simultáneos, un solo mural no nos va a dar como para escribir la epopeya de este señor, entonces, aquí estamos representando a un Chávez combativo. Creo que ya pasaron los años de pintar a un Chávez como de ensoñación, al Chávez de la nostalgia, al Chávez que estábamos llorando, al hombre risueño, al hombre que abrazaba a los niños, al hombre que era casi un poeta.

Chávez es una leyenda viva. Una compañera feminista decía que Chávez no era un padre, que Chávez era una madre, porque el padre ¡es el que te manda a trabajar coño! mientras  la madre es la que te abriga, te protege. Lo que tiene el pueblo con Chávez es un romance y el que no lo vivió no lo va a poder entender, porque desde afuera lo vamos a ver de una forma muy racional el tema del líder.  Pero la verdad es que Chávez se ganó esto.

Hoy estamos en una situación muy dura, con ataques por todos lados, pero la seguimos luchando, tenemos clara la situación. Y Nicolás (Maduro) quizá la tenga más clara que todos, porque ha enfrentado con inteligencia una época muy difícil, y aunque el gobierno se equivoque,  a la hora de la discusión el pueblo está claro que esto no es si el arroz está caro o si la Coca Cola está incomprable, sino que tenemos 18 bases militares alrededor del país, a  kilometros de nuestras fronteras, amenazando esta Revolución.

 

Fotografías cedidas por Pablo "Kalaka".

Categoria