13 de septiembre: el correísmo y sus contradicciones

marcha

El pasado 13 de septiembre diversos sectores, con una participación mayoritaria de simpatizantes de la Revolución Ciudadana, se convocaron en Quito a una nueva movilización nacional bajo la consigna “#MorenoEsPaquetazo”, cuyo objetivo, en teoría, era aglutinar a otros sectores no identificados necesariamente con el correísmo para rechazar las medidas asumidas por el gobierno y el giro de tuerca hacia la derecha. Sin embargo, el sesgo de la convocatoria, cumpleaños de Glas en la mañana y marcha en la tarde, limitó las posibilidades de convergencia. Suceso que nos pone a pensar que un proceso unitario anti neoliberal está lejos de desarrollarse bajo las actuales sensibilidades políticas, considerando lo conflictivo que continúa siendo el correísmo para aquellos que, durante 10 años estuvieron en clara contradicción con el gobierno de la Revolución Ciudadana (RC).

Los líderes y bases que se articulan al proyecto político de la RC no pueden hacer la vista gorda y obviar la relación conflictiva entre el Estado y los movimientos sociales durante la década pasada, pensando que las heridas abiertas se cerrarán repentinamente por el decidido retorno del neoliberalismo a nuestro país. Al correísmo, así como a otros sectores político-sociales y actores colectivos, les hace falta autocrítica hacia afuera y adentro para procesar la crítica y ponerla en función de las tareas del momento: luchar contra el neoliberalismo y constituir un nuevo sujeto colectivo revolucionario.

Consideramos que el correísmo es una identidad heterogénea y con evidentes diferencias, en cuyo interior conviven desde posiciones de izquierda, hasta tendencias reaccionarias – de izquierda y de derecha –; estas últimas han sido el ala hegemónica, quienes fueron las que propugnaron durante los últimos 10 años una relación conflictiva con los movimientos sociales, mediante fidelidades clientelares o lógicas de cooptación. De esta forma se debilitó a la organización popular, hecho que explica, más allá de las limitaciones de aquellas dirigencias para comprender la complejidad de la RC, el estado de las organizaciones populares y su incapacidad para hacer frente al escenario neoliberal en curso.

Meses atrás decíamos que el correísmo es una de las identidades en disputa contra el neoliberalismo, por ahora, es la identidad con mayor presencia en las calles, y fue sin duda, la primera en movilizarse y demostrar presencia. Esta última marcha la convocatoria fue menor, evidenciando de alguna forma sus contradicciones a la interna, así como la limitación emocional que la moviliza: Rafael Correa.

La marcha confirma un fenómeno que hemos advertido antes, la existencia de tensiones entre bases y dirigencias, tanto en las formas de lucha como en los medios empleados  Poco a poco, sectores minoritarios de izquierda al interior de la RC, comienzan a cuestionar la “contundencia” de marchas nacionales, el fragmentación y aislamiento del movimiento popular, así como la apresurada carrera electoral del 2019, en la que aún no se ha logrado definir los mecanismos de participación.

Creemos que debe ser la labor de las bases y de las minorías de izquierda al interior del correísmo, comenzar a ahondar el camino unitario, incluso si es necesario entrando en contradicción con ciertas dirigencias. Las discrepancias del correísmo muestran en estos momentos, qué es lo que no se debe hacer, continuar solos, mientras el gobierno, la oligarquía y el imperialismo, avanzan despiadadamente. Es hora de pensar en un proyecto unitario, proceso que debe partir de la crítica y auto crítica legítima, la coordinación de acciones conjuntas sobre un programa anti neoliberal y revolucionario de mediano y largo plazo, y la creación de un sujeto colectivo superador de las diferencias actualmente existentes.

 

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