Río Blanco: dificultades y oportunidades en el trabajo popular (II)

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Miércoles 3 de Julio de 2019

Esta es la segunda entrega del artículo perteneciente a la temática de Río Blanco, el proyecto minero que amenaza a las comunidades cercanas al Cajas y las experiencias en trabajo popular que han acumulado a lo largo de su proceso de resistencia.

 

3. Autodefensa y control del territorio

Un error común es subestimar el poder de disuasión del adversario, sea este el Estado, grupos irregulares al margen de la Ley, organizaciones privadas, etc. Estos, con recursos infinitamente superiores a los de las minorías revolucionarias, además de contar, en la mayoría de los casos, con la legitimidad de la legalidad burguesa, están en la capacidad de imponerse mediante el uso de la fuerza a todo momento. Es por esto, que nunca se los debe subestimar, comprendiendo la problemática que significa la demostración y choque de fuerza en toda su complejidad.

El problema radica en considerar, un sesgo idealista, que la ideología es suficiente para los propósitos, es decir, “bastaría con tener la verdad” para que las ideas de justicia se hagan efectivas. El adversario tiene muchos ojos, oídos y brazos a su disposición, nunca es prudente decir ante lxs compañerxs y menos aún ante gente desconocida, “estamos dispuestos a morir y a matar” por tal o cual causa. No hay que pecar de ingenuxs o torpes. El militantismo desbocado, en este sentido, campea en Río Blanco, sobredimensionando las capacidades propias para defender el territorio, menos aún, cuando la conexión con la urbe tiene sus altos y bajos.

Desarrollar la autodefensa en medio del conflicto, significa ante todo proveerse de las herramientas políticas, comunicaciones y de infraestructura para sostener la resistencia. El aislamiento en base al idealismo es la catástrofe para la organización popular, arrastrando a la masa al abismo, pues en el momento que la represión ha alcanzado niveles álgidos, no es la pequeña burguesía quien sostiene desde el territorio la resistencia. Es probable, que, debido a la lejanía geográfica, organizativa e incluso a veces a causa de diferencias lingüísticas, esta llegue demasiado tarde al auxilio.

4. Conflicto, consciencia y sostenibilidad de la organización popular

Existe por lo general una lectura mecánica que compara conflicto con el desarrollo de la consciencia política. Efectivamente, el conflicto puede visibilizar las contradicciones en la sociedad capitalista, pero si los sectores en lucha no han desarrollado hábitos socialmente sostenibles, es imposible que dicha transferencia pueda mantenerse en el tiempo y el espacio.

Los conflictos tienen altos y bajos, no son lineales, nadie puede sostener uno a menos que tenga fuerza en todos los planos, y, sobre todo, altos niveles de consciencia. Tampoco es posible, salvo en pleno desarrollo de un proceso revolucionario – entiéndase guerra civil, control de territorio, grandes maniobras que involucran a cientos de miles o millones, mediante la creación de instituciones populares –, que la organización popular por si misma se sostenga en el tiempo, sino ha creado los hábitos que hemos señalado.

En Río Blanco los niveles de consciencia se han elevado; sin embargo, la sostenibilidad de la organización - más allá del tema ideológico- es compleja, pues la carencia de medios de vida ocupa un peso más sensible que la ideología. Por lo tanto, las minorías que se solidarizan acabarán en una práctica de tipo franciscano, sino están en la posibilidad de construir procesos – económicos y comunitarios principalmente – que vayan más allá del tema ideológico y reivindicativo.

Consideraciones finales

Como mencionábamos en la primera entrega de este texto, no quisiéramos que los aportes y críticas aquí expuestas sean vistas desde la perspectiva de la crítica destructiva o el paternalismo izquierdista tradicional. En efecto, el proceso sostenido por lxs “Guardianxs del agua” dista mucho de la pureza y ortodoxia con las que la izquierda urbana aborda el trabajo popular, demostrando en sí mismo una potencia importante, digna de mencionar.

Lo que hemos tratado es de colaborar en el desarrollo de líneas más gruesas para perfilar colectivamente apuestas en el trabajo popular, sea de corte sindical, estudiantil, del campesinado, barrial, etc. Creemos en la urgencia de comenzar a esbozar una metodología de trabajo popular. Por tal razón, en este caso, hemos empezado por un breve análisis de Río Blanco, sitio a donde nos habían invitado cordialmente compañerxs de Cuenca hace varias semanas.

Queda abierta entonces la propuesta a pensar en las herramientas y mecanismos de trabajo popular en el presente, son bienvenidas las críticas, más aún, considerando que observaciones realizadas en apenas un fin de semana por más experiencia y mística militante que alguien pueda tener, nunca serán suficientes para transmitir las experiencias propias de la comunidad.