La crisis es el capitalismo, la organización es la solución

DEBATE 1
Viernes 3 de Abril de 2020

En un conversatorio organizazdo por “We Are The Rising Majority” (Somos la mayoría creciente), la militante Thenjiwa McHarris dirigió una discusión acerca de las posibilidades y exigencias para la organización social, que se presentan en la crisis por el coronavirus en el mundo. La conferencia se llamó “Movement building in the time of the corona virus crisis: A left feminist perspective on 21st century radical capitalims” (Construcción del movimiento en tiempos de la crisis por el coronavirus: Una perspectiva de feminismos de izquierda en el capitalismo radical del siglo XXI). Las invitadas principales fueron Naomi Klein y Ángela Davis, conjuntamente con Cindy Wiesner, Maurice Mitchell y Loan Tran, militantes y pensadores de las izquierdas en los Estados Unidos.

La discusión se da en un marco en que todas las ramas de la militancia por mundos mejores posibles, lxs campesinxs, pueblos originarios y afrodescendientes, pueblos negros, las izquierdas, los feminismos populares, los ecologismos sociales, los animalismos críticos, sindicatos, organizaciones populares y demás todxs, nos hemos planteado serias y reales preguntas acerca del nuevo orden mundial que se nos presenta. Los mecanismos y formas de organización tienen que mutar necesariamente, así como han mutado y se han profundizado también los mecanismos de vigilancia y represión. “Hay que estar preparadxs para ver cosas mucho peores de las que ya hemos visto hasta ahora” (Davis). Las demandas son: No a la guerra, no a la represión, no a la militarización de la vida. No podemos seguir en una lógica en que la población más pobre y disidente, tenga que morir por el virus, por el hambre o por la represión y la guerra.

El reconocimiento más importante que hay que socializar como sentido común en este momento, es que “el virus es el Covid-19, pero el capitalismo es la crisis y la organización es la solución” (Tran). Esto implica hacer la denuncia constante y pública, que es el sistema de producción capitalista, que vive de la plusvalía de la fuerza de trabajo del pueblo, el que ha creado históricamente las condiciones para que prime el mercado por sobre la vida. La mayoría de las gentes nos quedamos en niveles de vulnerabilidad extremos, que nos recuerda que la vida está desnuda y absolutamente vulnerable ante el capitalismo. Un artículo de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, señalaba que se espera un crecimiento de 35 millones personas en situación de pobreza, así como 23 millones más de gente en situación de pobreza extrema a causa de la crisis, solo en América Latina.

El capitalismo es el responsable de la incapacidad e ineficiencia para enfrentar esta pandemia. Por un lado, desmantela lo público, como la salud, y por otro lado genera desigualdades que precarizan la vida a tal punto, que la salud es impensable. Experiencias como las de la revolución española y le crisis post corralito en la Argentina nos demuestran que las fábricas recuperadas por obrerxs son posibles. Que la socialización de cuidados de lxs niños y niñas en las favelas de Río de Janeiro funcionan, que las caracolas zapatistas sostienen la vida de miles. Tenemos que plantearnos como principio fundamental que: “solo nos tenemos lxs unxs a lxs otrxs” (Klein).

También se discutió la alerta generalizada acerca del desquebrajamiento de la democracia liberal, en un momento donde en muchos países han declarado estados de excepción, gracias a los cuales las Fuerzas  Armadas, la policía y agentes metropolitanos tienen carta abierta al uso de la fuerza. Demás está describir aquí cómo la han utilizado históricamente. Así como Davis puso sobre la mesa la cuestión acerca de la situación de pueblos que ya viven escenarios de persecución antes de la pandemia, cómo el pueblo kurdo, el pueblo palestino, el pueblo paquistaní, musulmanes en la India, bajo el régimen fundamentalista de Modi, los pueblos campesinos e indígenas guardianes de territorio, la población género disidente, mujeres, y demás subalternxs del mundo.

Para Mitchell, ahora tenemos la ventana de oportunidad de posicionar como sentido común que la crisis fue creada sistemáticamente bajo las lógicas del capitalismo, es decir, que no es accidental la incapacidad de respuesta a la misma. La ventana de oportunidad consiste en socializar los sentidos comunes del comunismo, como son el internacionalismo, la solidaridad, la empatía y el abolicionismo a la propiedad privada, la división del trabajo (todas) y las clases sociales todas. Ahora que se evidencia socialmente la importancia de lo colectivo y la comunidad, al tiempo que carecen totalmente de sentido los valores del capitalismo, como el individualismo y la meritocracia. “Un sistema de salud universal es imposible bajo las lógicas del capitalismo” (Davis).

Las demandas son salud para todxs, vivienda para todxs, comida para todxs y trabajo para todxs. Varias enunciaciones similares se han visto en todo el mundo: Trabajar menos, trabajar todxs, producir lo necesario, socializarlo todo. En esta misma línea, Ángela Davis llamó la atención al justo llamamiento generalizado que se está dando desde la semana anterior, de liberar a lxs presxs políticos, de mayor edad, sin suficiente justificación legal, y demás casos, pero llama la atención en que ese llamamiento es imposible de ejecutar adecuadamente, sin garantizar la que todxs los sujetos liberados tengan casa, comida y un sistema de cuidado y sostén.

Para Klein, tenemos que reconocer la emergencia real, que es el estatus quo, la supuesta normalidad. En ese sentido la medida de la crisis es la medida del tamaño de las posibilidades. Todo es posible. Tenemos que aferrarnos a la posibilidad de ser radicales. El poder de la organización, el poder campesino y trabajador. En este sentido, Cindy Weisner nos recuerda que “hay que pensar la reorganización social a nivel global, desde la organización local. Retomar la vía campesina. Revalorar los trabajos de cuidado y de reproducción, que sostiene la vida de todo el planeta”, que históricamente han sido jerarquizados por debajo del trabajo productivo.

Las alternativas ya existen: las izquierdas, los feminismos populares, los pueblos originarios y afrodenscendientes y negros las han pensado y planteado por décadas. Pero ahora tenemos la oportunidad de pensarlas en la unión de los pueblos del mundo e internacionalizarlas (sabiendo que la lógica de la globalización ha fracasado, aquí hablamos de internacionalismo como principio del comunismo). Es el momento en que lxs subalternxs, en toda nuestra diversidad y diferencia, nos unamos para plantear soluciones radicales, pensadas profundamente y que ya existen, y demandar la socialización de todo.  Se evidencia más que nunca, que la lucha de clases se transversaliza como un eje articulador en esta crisis. Es muy probable, que este sea el tiempo de la revolución.

Amar o morir. Vencer o morir.

Conversatorio: https://www.facebook.com/TheRisingMajority/videos/1001191156942525/?vh=e&d=n

 

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