¿Avaricia obrera o mentira patológica de la derecha neoliberal?

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Martes 28 de Septiembre de 2021

Cuando escuche a varios analistas y comunicadores decir que el Sr. Guillermo Lasso no tiene un plan de gobierno, me sorprendió su ingenuidad. Llegó al poder con el camino totalmente allanado por el gobierno de Lenin Moreno, que dio nuevamente el giro al neoliberalismo.

Lasso, un defensor a ultranza del neoliberalismo, partícipe en casi todos los gobiernos como representante de la banca en la administración del Estado, llega al poder con la finalidad -y lo ha dicho-, de reinstalar las libertades. Un eufemismo para legitimar la acumulación desmedida del capital, pero esta vez sin regulaciones del Estado.

Sabemos que su trayectoria se trazará en la privatización de empresas y áreas estratégicas rentables -por las ganancias no despreciables- que pueden generar, entre ellas redes viales, campos de explotación de hidrocarburos, hidroeléctricas, etc. El camino a seguir incluye además de la reducción del Estado, a través de despidos masivos, eliminación de entidades estatales relacionadas con el bienestar de las poblaciones, y privatización de las administraciones en el sistema de salud, educación entre otras, donde se generen ganancias. Finalmente garantizar la reactivación productiva (como ellos la llaman) a través de la eliminación paulatina de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras tanto en el sector público como en el sector privado. Ese es el plan del señor Lasso.

El propósito neoliberal se sostiene y se introduce, a través del uso de eufemismos, mentiras y amenazas. Al respecto citaba lo siguiente en el mes de marzo del presente año en un artículo de opinión:

Ferrero y Pérez (2013) plantean que “La mentira patológica es un cuadro patológico caracterizado por la continua fabricación de falsedades, desproporcionadas con cualquier ventaja que se pudiera obtener y que pueden llegar a constituir un complejo engaño organizado”.

Y en esa misma línea de reflexión afirmaba que:

La mentira sostenida por los sistemas o medios de comunicación privados, ocultan esa cruel despreocupación por los demás -hablo de millones de ecuatorianos-, y que muestran que la sociedad de clases, lejos de reorganizarse en el marco de las democracias en mejores condiciones igualitarias de vida, la democracia neoliberal la reedita en las formas de asimetrías que demarcan una polarización social entre pobres, ricos y menos ricos, manifiesta por resentimientos, racismos y toda forma de exclusión social. 

El eufemismo gira en torno a la estrategia de transformación simbólica de la burguesía. Dejó de ser burguesía y se transformó en clase empresarial. Ahora el empresario se ha convertido en emprendedor, una categoría que ansía generar un proceso de identificación con cientos de miles de ecuatorianos y ecuatorianas, que intentan impulsar iniciativas económicas de sobrevivencia, con pequeños montos de dinero, y que además sientan que los valores de la clase burguesa son también los suyos propios.

En este entramado identificatorio, se encuentran las personas que viven de las ventas de comida, ropa y suntuarios. Se incluye a aquellos que tienen acceso a ciertos créditos que armarán negocios más rentables como almacenes con tecnologías de consumo cotidiano, de venta de accesorios de teléfonos computadores, vehículos. Otro sector importante en este esqueleto son los agricultores, pecuarios y pesqueros artesanales pequeños productores.

Con la finalidad de que estas poblaciones se identifiquen con los valores de la clase burguesa -ahora clase emprendedora-, sus voceros utilizarán toda clase de artilugios discursivos. Se pretende decir que obreros y lxs trabajadorxs son unos avarxs, esta avaricia pone en riesgo el esfuerzo tesonero de los emprendedores. Que el Código del Trabajo y los derechos de la clase trabajadora son la causa para que sean despedidxs, y que estos derechos son anacrónicos -osea del pasado-. En definitiva, que en la actualidad ya no es propio que lxs trabajadorxs tengan derechos laborales.

Por otro lado, el uso de racismos tiernos se vuelve una constante. En el discurso de Lasso, se evidencia la prepotencia tierna de los empresarios, esos buenos hombres que protegen a los trabajadores con sus salarios de miseria. Este es el gran atributo del emprendedor burgués, donde la masa trabajadora estará contenta con los 180 dólares de salario que el emprendedor debe pagar, y que es mucho más de lo que ahora tiene en su actual desdicha. “Solo así podemos salir de la crisis, gracias al buen corazón del emprendedor”.

Con la misma intención que las anteriores falsedades se dice que, los grandes beneficiaros de la crisis -según el Ministro de Trabajo y del señor Lasso- somos aquellos que ganamos un salario superior a los 500 dólares. Nos enteramos por boca del señor presidente, que el señor Iza es un capitalista por tener un tractor, y que supuestamente evade el pago de impuestos de sus consultorías, hecho que por demás le impediría representar a los pobres.

Todo esto sin contar con las promesas de campaña, ingreso sin examen a las universidades, créditos al 1% de interés y a 50 años plazo. El Gobierno del Encuentro prometía atención prioritaria a los agricultores, que no despediría trabajadores del Estado para no provocar mas desempleo, que solucionaría los problemas del país en 100 minutos, luego 100 días y otras perlas más.

Con esto pretendo nuevamente afirmar como la clase burguesa -defensora del neoliberalismo y hoy en el poder-, hace uso frecuente de la falsedad y el engaño. Estos son elementos constitutivos de la mentira, donde “prevalece el desorden y el carácter compulsivo en la creación de historias fantásticas, y carentes de veracidad” (Diaz, S:2019).

Estas mentiras anclan en las poblaciones, porque les esperanzan. Más aún luego de 4 años de vivir una constante precarización de la vida, donde el desmantelamiento del Estado, la violencia institucionalizada, el deterioro de las instituciones del Estado, la actitud perversa de la clase burguesa empresarial que amparada en la ley de apoyo humanitario despidió a miles de trabajadores sin pagar las indemnizaciones que por derecho les correspondían. Esto que nos coloca en indefensión, hace que las mentiras dichas consuelen a la gente, cuando en realidad es el mecanismo por el cual se legitima el retorno absoluto del régimen neoliberal.

Bien dijo en la ONU el señor Lasso, él viene a inaugurar una nueva época: el neoliberalismo está de vuelta.

 

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