Moreno confirma la transición hacia la extrema derecha

NEBOT MORENO
Viernes 23 de Noviembre de 2018

El gobierno de la oligarquía y Moreno una vez más demuestra su interés por profundizar la transición hacia la extrema derecha con un movimiento clave, dar de baja a todo el gabinete presidencial. Mientras veíamos meses atrás como poco a poco las cámaras y empresarios comenzaban a copar los vestigios del Estado correísta con el fin de despedazarlo, la complaciente “resistencia” de los reductos progresistas comenzaba a abandonar el barco a la par de la agresiva de recuperación del Estado por parte de la oligarquía. La renuncia del ex Ministro de Educación Fander Falconí, una renuncia que llegó demasiado tarde, en medio del anunciado recorte de 419 millones de dólares de la Pro forma presupuestaria de 2019, que afectaría considerablemente los ingresos de varias instituciones educativas a nivel nacional, no hace más que confirmar la tendencia de la transición, así como una serie de velados intereses en el manejo del Estado.

Como es conocido, la derecha socialcristiana salió a la par de la propuesta de reforma presupuestaria con un discurso “técnico”, permitiéndoles esquivar sus simpatías ideológicas con los errores económicos del régimen. Esto no es nada fortuito, saben perfectamente que esta oportunidad única en la historia política del Partido Social Cristiano (PSC) ahonda el camino para llegar al Estado, por lo que necesitan de un margen de “autonomía” en términos políticos para legitimarse ante una masa potencial de votantes indecisos, inconformes con el actual gobierno o detractores del último. Mientras el Estado de Moreno, en las garras de la oligarquía, continúa disparándose en el pie, los socialcristianos avanzan decididamente. No han sido las marchas estudiantiles o indígenas las que han arrinconado al régimen, ni tampoco su “incapacidad” de negociar, todo lo contrario, se trata de un movimiento astuto para legitimar y catapultar al PSC.

Moreno no ha hecho más que confirmar la transición hacia la extrema derecha con este “imprevisto” decreto, sabe perfectamente que no necesita aliados sino socios, y que en el tiempo que le resta, acelerando el paso hacia la “toma de mando” oligárquica, debe generar los aspectos jurídicos y acuerdos políticos que aseguren su ingreso como socio al “Club de la Unión”, pues él no es más que un títere más en una obra pasajera que anuncia el retorno definitivo de un momento fascista que abre las puertas al neoliberalismo.

 

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