Ley de Creación de Oportunidades o Lasso precarizando realidades

kugjy
Viernes 24 de Septiembre de 2021

El neoliberalismo cuenta con una indumentaria lingüística extensa para embellecer la doctrina del shock, las medidas antipopulares y la precarización de la vida. Así, después de la Ley Defensa Dolarización, la Ley de Ordenamiento de Finanzas Públicas y la Ley de Apoyo Humanitario en el gobierno de Moreno; este viernes 24 de septiembre, Guillermo Lasso continua, con la entrega a la Asamblea Nacional de la propuesta de “Ley de Creación de Oportunidades”.

Detrás de la palabrería neoliberal, se esconden recortes, despidos, flexibilización laboral y liberalización económica. El denominador común de las reformas planteadas por las élites parasitarias en el centro político del Estado burgués, es la mutilación de derechos por medio de la confusión epistémica: reformar el marco jurídico existente, para impregnarlo con el sentido y la lógica neoliberales. Así, la “Ley de Creación de Oportunidades” se convierte en una ley de “precarización de realidades”, implementando el único precepto del libre mercado. Por medio de las reformas anunciadas, se inclina todavía más la balanza a favor de la burguesía, el empresariado y la banca privada, en detrimento del pueblo en su totalidad.

Guillermo Lasso, lejos de causar sorpresa, reafirma una y otra vez sus intereses de clase. En el neoliberalismo, el poder no responde solo a la oligarquía y burguesía locales, sino también a los grandes capitales de las corporaciones transnacionales. La oligarquía local, ahora en el centro del poder político, sirve de puente para garantizar la maximización de acumulación para ese gran capital transnacional, y se enriquece de los favores y pequeñas migajas que caigan desde más arriba. Nos encontramos en un proceso de reacumulación primitiva donde se imponen una serie de cambios legales que reorganicen las relaciones sociales, y normalizan las relaciones de explotación.

En las propias palabras de Lasso, “este proyecto de ley pondrá cimientos que transformarán el entorno económico actual”. En este sentido, todo el plan económico de Guillermo Lasso, tanto en los aspectos comerciales -que plantean 20 TLCs en 4 años-, hasta las reformas al código del trabajo y tributario, están en sintonía con los intereses de la clase dominante. Se entrega la propuesta de ley con carácter económico urgente, sugiriendo una debida agilización en el proceso de debate y aprobación por el Legislativo, colocando a la Asamblea Nacional frente a un callejón sin salida. Así y después de la negativa al Presupuesto General del Estado y la tramitación actual de la reforma educativa, parte del repertorio presidencial parece haberse convertido en amenazar constantemente a la asamblea con una consulta popular o con la muerte cruzada.

Sin embargo, sin una derogatoria constitucional, la renovada lógica del Estado neoliberal no terminará por impregnarse de forma definitiva como modelo (anti)institucional. El presidente parecería estar esperando hasta contar con un abanico temático suficientemente amplio como para consultar al pueblo, al estilo de la engañosa y antipopular consulta del “7 veces sí” en 2019. Claramente el objetivo del Ejecutivo es atentar contra la Constitución, y los derechos allí reconocidos.

Esta reforma al código de trabajo, es un atentado más contra la clase trabajadora del país. “Ustedes podrán libremente decidir si quieren trabajar aquí, en el Ecuador, con condiciones laborales parecidas a las que hoy rigen en países a donde tantos compatriotas migran en busca de oportunidades”. Con esta frase indolente, en medio de una ola migratoria masiva, revela el condicionamiento implícito: si no te gusta, te puedes ir. De aprobarse esta ley, el sector empresarial habrá cumplido sus anhelos de flexibilización laboral y libre explotación. Esta reforma se enuncia precisamente sobre estos preceptos: la liberalización económica, la disminución del costo de producción para el empresario o empleador y la protección a la acumulación privada. Todo este peso sobre los hombros de la clase trabajadora, y a expensas de la destrucción de lo público.

Esta ley plantea la eliminación de la jubilación patronal, además de la eliminación del reparto de utilidades con respecto a cargas familiares. El proyecto de ley liberaliza los contratos laborales, reinstaurando el contrato por horas, flexibilizando las condiciones de despido y perpetuando condiciones que se impusieron con carácter de emergencia por el gobierno de Moreno en 2020. La eliminación del 35% del recargo a las empresas por el caso de contratación eventual, significa todavía más precarización para una significativa masa, y reduce las aportaciones al IESS. Además, se plantea la modificación de la jornada laboral de 8 horas, manteniendo la semana laboral de 40 horas. Adicionalmente, las reformas neoliberales se enfocan en la atracción de inversión extranjera directa, generando incentivos tributarios y laborales para inversiones en los sectores petrolero y minero. El gobierno de Lasso está generando las condiciones propicias para el imperio del libre mercado.

Como también es costumbre del neoliberalismo, el guiño a los sectores históricamente excluidos intenta ocultar la precarización venidera. La reforma también incluye reducción de impuestos para pañales y productos higiénicos para la menstruación, así como toda una sección de inclusión laboral para mujeres. Pero lo que se lee entre líneas, es más precarización para las mujeres, inclusive en la administración de nuestras licencias maternas. Esta es otra cara de la flexibilización laboral: la depredación entre trabajadorxs por puestos de trabajo, rompiendo la solidaridad interclasista y profundizando las divisiones internas en la clase trabajadora. Entonces, una vez más las mujeres nos encontraríamos en desventaja. La “economía violeta” termina siendo un mecanismo de las clases dominantes, desde una lectura liberal de los feminismos.

Lasso respalda las reformas que entrega a la Asamblea Nacional, con el cumplimiento del plan de vacunación 9/100. Adicionalmente, como consecuencia de su alta aceptación, Lasso aprovecha su momento político, impulsando todas las reformas, TLCs, medidas de liberalización económica, concesión y privatización de sectores públicos y endeudamiento externo agresivo, que sean posibles. El “efecto Lasso” parece residir en la euforia emprendedurista frete al abismo que el propio sistema y la regresión neoliberal nos deparan. De normalizarse los sentidos del capital, parafraseando a Huxley, la dictadura perfecta hará que lxs esclavxs amen su propia esclavitud. Ese sería el triunfo definitivo del capital sobre la vida.

Parecería que Lasso está dispuesto a hacer una reforma radical al Código del Trabajo, en la que se  eliminaría por completo el Art. 4 y principio elemental: los derechos de lxs trabajadores son irrenunciables. Por la razón o por la fuerza, la clase trabajadora se verá obligada a aceptar contrataciones flexibles, que atentan contra las luchas históricas por el trabajo digno. La burguesía sigue probando terreno frente al pueblo, en un intento de perpetuar el sistema mediante la progresiva implementación de las leyes del libre mercado. Un nuevo proceso de reacumulación capitalista se impone con el gobierno de la banca, y con este un renovado proceso de empobrecimiento de la clase trabajadora. La organización popular y la generación de redes de sostén colectivo de la vida, son los mecanismos a generar como respuesta a la política de muerte que propone el gran capital. No nos permitamos olvidar que somos herederxs de una larga historia de resistencia. Ante esta nueva jugada antipopular, es el turno del pueblo organizado.

 

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