El Ecuador de Lasso es una gran maquila

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Miércoles 23 de Febrero de 2022

El Gobierno Nacional se encuentra inmiscuido en su empresa más ambiciosa desde el inicio de su administración: cimentar las vías para convertir al Ecuador en una gran maquila, al servicio del imperialismo yanqui. En este contexto, se esperan crear las condiciones macroeconómicas y legales en materia laboral, comercial y de inversiones, para favorecer a los grupos económicos que tendrán vía libre para el ingreso del gran capital transnacional. En mira de concretar TLCs con México, China, EE.UU., Arabia Saudita y la entrada del Ecuador a la Alianza del Pacífico, la “ventaja comparativa”, que incluye un gran ejército de reserva como mano de obra precarizada. Además eliminan las “trabas” para facilitar la Inversión Extranjera Directa -IED-, que se traduce en la regresión de derechos y seguridad jurídica para lxs trabajadorxs.

En este imaginario confluyen una serie de falacias ideológicas y conceptuales sostenidas por el neoliberalismo y la ultra derecha: basar las actividades productivas en la competencia más despiadada, vender la imagen de que la IED representa un motor de “desarrollo”, además de perpetuar la visión de que la gran empresa privada es la primera generadora de empleo. En el contexto ecuatoriano y latinoamericano, ninguno de estos tres supuestos se afirma sin caer en lógicas contradictorias, mismas que provocan justamente el empleo precario, enclaves productivos llamadas zonas francas y en definitiva, una ampliación de la explotación al pueblo, a la par de una profundización de las lógicas capitalistas de integración al mercado.

La creación de zonas francas en territorio nacional se plantea sobre el supuesto técnico neoliberal –una falacia conceptual- de que la empresa privada es la principal creadora de empleo, cuando en realidad representa tan solo el 15%. Casi el 75% del empleo se genera a partir de la pequeña empresa, el sector artesano y el autoempleo –emprendimiento y sector informal-. La empresa privada, en los contextos de una zona franca, se limita a la contratación de mano de obra barata y la tercerización laboral, que es a lo que también se refiere la Ministra de Producción encargada Lorena Konanz cuando habla de empresas proveedoras, así como también se refiere a la reprimarización de la economía, limitándonos otra vez a la venta de materia prima.

Así mismo, se enmascara la apropiación de inversiones públicas, en forma de asociaciones público-privadas. Las zonas francas, anunciadas como “la solución al desempleo” desde el oficialismo, supuestamente potenciarían productos y servicios de exportación, pero con la seguridad de que la gran mayoría de las ganancias irán a parar a otros Estados o corporaciones transnacionales, dejando en el país los impactos ecológicos y la profundización de la explotación laboral. Así mismo sabemos que la entrada de IED se concentrará sobre todo en la explotación minera y extracción petrolera, multiplicando la cantidad de desastres, despoblaciones forzadas, enfermedad y precarización laboral.

Con las reformas en materia de inversiones, el Estado burgués le abre las puertas a la gran maquila en zonas francas exentas de pago de impuestos. Así, tanto el capital transnacional como el local aumentarán considerablemente el grado de explotación al cual estará sujeto el pueblo y la clase trabajadora, al mismo tiempo de extremar las condiciones materiales de subyugación y sometimiento al capital y la burguesía. Así, las contradicciones de clase se agudizan a la par de la precarización subsecuente en el momento histórico neoliberal.

En el 2021, EE.UU. había declarado su intención explícita de redirigir fondos destinados a la construcción de fábricas en China hacia América Latina, destacando al Ecuador como posible destino de los mismos. La industria de la maquila, la cual se concentra sobre todo en el ensamblaje y terminación de productos fabricados en los polos industriales globales, se volverá uno de los principales empleadores del país. Esta industria se destaca además por requerir un mínimo de valor agregado, enfocándose en mano de obra barata y precaria.

Las reformas presentadas el 22 de febrero, se justifican con la supuesta creación de 2 millones de empleos por medio de IED. Cabe cuestionar las condiciones reales bajo las cuales se encontrarán estas dos millones de personas, con la liberalización contractual a la vuelta de la esquina con la reforma laboral, que se presentará en abril. La duración de la jornada laboral ilimitada por la ley, la contratación temporal por hasta cuatro años, la eliminación de la jubilación patronal, además de la creación de nuevas formas contractuales flexibilizadas, presuponen un golpe contundente en contra de los derechos del pueblo.

Como una piedra angular de tres ejes, las reformas tributarias y de inversiones, solo pueden acompañarse con la reforma laboral. Esta contempla el recorte de los estándares de lo que se considera empleo adecuado, generando una inevitable regresión en materia de derechos laborales. La flexibilización se ejecuta además, desde la supuesta intención de creación de empleo para mujeres y población joven, utilizando de forma perversa la realidad material de esta población, sabiendo que es la población femenina joven la que engrosa las filas de las tasas de desempleo, empleo no adecuado e informal. En la misma lógica se anuncia una reforma al IESS, que también se depositaría directamente sobre los hombros de la clase trabajadora, evidenciando el carácter neoliberal de estas reformas.

En cuanto a la generación de empleo del último año, el gobierno de Lasso asegura que ha generado 350.000 nuevos empleos adecuados desde el inicio de su gobierno, pero omite mencionar que casi 70 mil personas abandonaron el país en enero de 2022. Evidenciando que la situación de la vida sumamente precaria de la gran mayoría del pueblo y la clase trabajadora, no ha cambiado, sino se ha profundizado con la austeridad de las políticas de gobierno. Si esta tendencia migratoria se mantiene, casi 1 millón de personas se irían del país en este año 2022. Este fenómeno solo es comparable con la ola migratoria del año 2000: en ese entonces 3 millones de ecuatorianxs migraron; la diferencia es que ahora no existen los traumas económicos de ese entonces: el feriado bancario y la pérdida de moneda. Tener al frente del Gobierno a un representante de la banca, tiene estas graves implicaciones que precarizan aún más las condiciones materiales del pueblo, que incluso ve roto su tejido social.

Por otro lado, el servilismo político del gobierno actual, al imperialismo yanqui rinde sus frutos. El senador Bob Menéndez ha anunciado que “EEUU está dispuesto a apoyar al gobierno ecuatoriano” en su empresa contra el narcotráfico y en materia de seguridad interna con apoyo de agencias federales e información de inteligencia. Así mismo, Menéndez confesó que “en el Congreso de los EE.UU. también estamos tomando medidas contundentes en apoyo a los lazos que unen a nuestras naciones”, poniendo en evidencia el interés geopolítico del amo del Norte en el Ecuador.

Paralelamente, continúan los desembolsos de deuda con el Banco Mundial, el cual transferirá un total de 700 millones USD, y el FMI con 1.700 millones USD. En el escenario global imperialista, el Ecuador se sigue acercando cada vez más al paraguas ideológico, político y comercial de los EE.UU. Bajo el servilismo arrodillista del gobierno de Lasso, la empresa ideológica yanqui aprovecha la coyuntura política dentro del Estado burgués para declarar al Ecuador como lacayo favorito del imperio. Sin duda, al territorio ecuatoriano le corresponde una singular importancia estratégica en términos geopolíticos para EE.UU., con elecciones en este 2022 en Colombia, Brasil y la frontera mutua con Perú. Ecuador bien podría ser el más reciente de los proyectos securitistas de EE.UU. en la región en su cruzada anticomunista, como lo fue Colombia a inicios de los 2000s.

“En la misma medida en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, se desarrolla también el proletariado, la clase de los trabajadores modernos, que subsisten únicamente mientras encuentran trabajo y que únicamente encuentran trabajo cuando éste incrementa el capital” (Marx & Engels).

 

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