Estado comunal y modelo de transición (I)

Estado Comunal

Los vientos de guerra imperial en Venezuela no pueden ser explicados únicamente por la necesidad de apropiarse de la gran riqueza mineral y energética que tiene la patria de Zamora, ya que aquello es sólo la punta del témpano de hielo. La verdadera preocupación imperial es la dimensión emancipadora del proyecto Bolivariano, la que partiendo desde el pueblo organizado, es una afrenta a los intereses de Washington.

El temor radica en que el gobierno popular no se sostiene en base a su institucionalidad, herencia de la llamada cuarta república, sino a través  de la organización de base popular y una clara proyección revolucionaria en sus objetivos, que se enfoca en la superación de la democracia formal y su modelo de Estado, para pasar al Estado Comunal.

Es por eso que la construcción de la Democracia Popular Bolivariana es un gran problema para el pensamiento hegemónico de la doctrina Trump. Como termómetro de este miedo, tenemos el análisis de opositores como Allan Brewer Carías, jurista autor del infausto “Decreto de Carmona”, quien sostiene que el Estado Comunal “se ha establecido como un Estado Paralelo al Estado Constitucional”, el que sin ser constitucional puede “ahogar” y “secar” al Estado “Constitucional”  (Brewer-Carías, 2010, pág. 23)

Esta advertencia es correcta en medida de que el Poder Popular es el instrumento revolucionario fundamental para crear lo nuevo, de arriesgarse, para inventar o errar; para superar y suprimir el viejo estado burgués, ejercicio que permite que el pueblo sea el actor directo del cambio y que implica la pérdida de privilegios de la élite.

Reencontrarnos y entendernos

Para la consolidación de un proyecto revolucionario de transición hacia el Socialismo, es fundamental que nos reencontremos con lo que somos y con lo que no somos: ni europeos ni gringos. Esto implica un ejercicio de reconocimiento, reconstrucción de nuestro pensamiento y acción; proyectándonos de forma original y creadora. Ni calco, ni copia, sino creación heroica[1].

Simón Rodríguez, maestro del libertador, en Sociedad Americanas (1842), al analizar la etapa de formación de las nuevas repúblicas después de las guerras de independencia, observa que los primeros intentos se basan en el ejemplo de la revolución francesa y los segundos en los genios de dos hombres que han dado movimiento a las ideas sociales, Napoleón y Bolívar (Rodríguez, 1842, pág. 126), aunque sosteniendo una diferencia fundamental: Napoleón se encerraba en sí mismo porque quería gobernar al género humano, mientras que Bolívar quería estar en todas partes, porque anhelaba que la gente se gobierne a sí misma, añadiendo: “y yo quiero que aprendan a gobernarse”  (Rodríguez, 1842, pág. 126).

El comandante Chávez, al analizar esta diferencia presentada por Rodríguez entre Bolívar y Napoleón, añade con acierto que: “en la sociedad futura, el Maestro construye, junto al concepto bolivariano, la idea política del autogobierno, colocando al aprendizaje como vehículo para lograrlo, a través de su proyecto de educación popular” (Chávez, 2014, pág. 82) Por tanto, la dimensión fundamental de nuestra lucha, es la educación popular enfocada en la organización del pueblo y la construcción de las relaciones comunales como primera célula de organización.

Este ejercicio transformador para la consolidación del Estado Comunal y el Socialismo, no puede ser copia de las modas y tendencias del primer mundo, sino que debe partir desde este mundo nuevo que aún tenemos por crear en América Latina y el Caribe. El Maestro Rodríguez nos indica que mientras los europeos inventan medios para reparar el edificio viejo, porque no tienen espacio para poner uno nuevo, nosotros, los americanos, en países vacíos, imitamos sin necesidad a los europeos. (Rodríguez, 1842, pág. 179)

El pueblo emerge en contradicción contra el modelo de Estado Burgués

Al entendernos nos proyectamos. Al dejar de copiar creamos. Este axioma es fundamental para la construcción de lo nuevo. Ahora, este camino es complejo ya que la burguesía no dejará de forma pacífica su poder, por lo tanto, el entender la contradicción popular frente al Estado Burgués y su proyecto de dominación integral, es fundamental para el desarrollo de la lucha de clases en el contexto de América Latina y el Caribe.

La construcción de una nueva aproximación de la democracia, original y popular, emerge en contradicción con el modelo de las democracias formales, como lo explica el Comandante Chávez en el Libro Azul, sosteniendo que, en el modelo formal, la participación ha sido ideologizada, por tanto la Democracia Popular Bolivariana debe: “llevar a los límites de la acción, hasta el nivel de protagonización en la toma de decisiones” (Chávez, 2014, pág. 76)

Este es un primer factor clave del desarrollo del Estado Comunal, el poder generar y potenciar la autonomía de las organizaciones frente al ejercicio del poder político. Para lograr esto, se deben instrumentalizar los canales necesarios para el desarrollo del poder popular protagónico, ya que “las comunidades, barrios, pueblos y ciudadanos deben contar con los mecanismos de poder para regirse por un sistema de autogobierno que les permita decidir acerca de sus asuntos internos por sí mismos” (Chávez, 2014, pág. 78)

La Ley Orgánica del Poder Popular (2010) caracteriza a las comunas como la célula fundamental del Estado Comunal, ellas son la verdadera vanguardia del proceso de transición al socialismo; no son un grupo de elegidos sino el conjunto del pueblo que va asumiendo de forma gradual - y en algunas ocasiones en contradicción con el mismo aparato del gobierno bolivariano -  competencias y responsabilidades que construyen el autogobierno.

Manuel Briceño Méndez, al analizar el tema nos explica que las comunas y los consejos comunales son “instancias de políticas públicas, donde destaca la participación ciudadana organizada en el poder comunal: los consejos comunales como el núcleo social de base y las comunas como la socialización de la función pública, es decir el autogobierno o la socialización del Estado” (Méndez, 2014) Es por ello que entendemos que el primer momento de transición al socialismo, es la construcción de la célula básica de participación: la comuna.

 

Bibliografía

 

Brewer-Carías, A. (2010). Sobre el Poder Popular y el Estado Comunal en Venezuela. París, Francia.

 

Chávez, H. (2014). El Libro Azul. Caracas: Correo del Orinoco.

 

Méndez, M. B. (29 de junio de 2014). Misión Verdad. Obtenido de misionverdad.com

 

Rodríguez, S. (1842). Sociedades Americanas. Caracas: El Perro y la Rana.

 

 

 

 

[1] Tesis 6 de José Carlos Mariateguí: El socialismo peruano no debe ser calco, ni copia sino una creación heroica que asuma al mismo tiempo los componentes indígena y europeo de nuestra realidad.

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