Inti Raymi: evento astronómico de nuestros ancestros

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Lunes 24 de Junio de 2019

Para los pueblos andinos, el Inti Raymi es un acontecimiento astronómico donde podemos recordar, ver, sentir, comprender y armonizarnos con el movimiento y la relación que existe entre el Sol (Inti) y la Tierra (Pachamama).

Los solsticios y equinoccios son parte de las leyes que rigen el universo y la tierra. Nuestros ancestros, por medio de técnicas que hoy llamaríamos de investigación científica, como la observación, comprendieron desde tiempos antiguos que las leyes del universo (como es arriba) tienen una íntima relación con lo que sucede en el planeta (como es abajo).

Los solsticios suceden el 21 de junio y el 21 de diciembre y astronómicamente, son movimientos del ángulo terrestre o la inclinación de los hemisferios hacia el sol; esta inclinación puede ser más alejada o más cercana. Los pueblos andinos celebramos el año nuevo el 21 de junio, entendiendo que nos encontramos en el día más largo y lejos del sol y por ende, el fin e inicio de un nuevo ciclo.

El Inti Raymi comienza el 21 de junio y termina en el 21 de septiembre con el equinoccio. A este tiempo el mundo andino lo llama el Koya Raymi, que es cuando el sol cruza la línea equinoccial, interceptando a la eclíptica. Así, este movimiento hace que la duración del día sea igual a la duración de la noche.

Las cuatro Raymi Kuna o eventos astronómicos son:

●           Inti Raymi (solsticio 21 de junio)

●           Koya Raymi (equinoccio, 21 de septiembre)

●           Kapak Raymi (solsticio, 21 de diciembre)

●           Pawkar Raymi (equinoccio, 21 de marzo)

Para nuestros ancestros, no sólo la tierra estaría relacionada con el universo, con el sol, la luna y con los cuerpos celestes, sino también todas las especies. Estos conocimientos han sido transmitidos por nuestros ancestros para que podamos contemplar y asimilar las fuerzas gravitacionales en nuestro propio caminar y entender de la vida.

La danza y sonidos del Inti Raymi representan el movimiento de la tierra en su relación al sol, y nos recuerdan que, para pasar de una etapa a otra, debemos asentar nuestros pies en la tierra y fijar nuestra mirada en el cielo.

Esta danza y música vienen acompañadas de un agradecimiento a la cosecha, al tiempo en el que el maíz está listo para convertirse en chicha por medio de la maduración y fermentación del alimento, proceso alquímico donde recogemos los frutos de la constancia: de lo sembrado, trabajado, cuidado, florecido y finalmente cosechado.

Los sonidos son muy importantes en el Inti Raymi, porque en similitud al pensamiento científico contemporáneo, el Big Bang que daría origen al universo ocurriría por medio del sonido. La Waylla Kepa y su frecuencia representan el origen y la creación, al sonido primigenio. Por tal razón, este evento astronómico es acompañado por los pueblos andinos con muchos instrumentos y sonidos de distintas frecuencias vibracionales. 

En su esencia, los saberes andinos son aplicados a la agricultura, la salud, la construcción y la organización social, cuatro campos de acción al igual que los cuatro elementos indispensables para la vida: tierra, agua, fuego y aire.

Es importante entender que somos andinos, todos los que nacimos y compartimos una herencia cultural común; qué tiempo como punto de referencia; la Cordillera de los Andes; el hecho de que para nuestros pueblos originarios el verdadero nombre de nuestro continente es ABYA YALA, que significa “tierra de sangre vital”, entendiendo al agua como la sangre vital de nuestros pueblos. Como pueblos andinos, contamos con más de 15.000 años de historia, cultura, ciencia, saberes, arqueología, y formas de organización social. Como América o Suramérica llevamos apenas 500 años de historia, de Estados-nación que caminan tambaleándose, presas del colonialismo y el imperialismo.

Para mayor compresión de la cosmovisión de los pueblos andinos, entendamos que desde su mirada, es decir, nuestra mirada; el mundo estaría dividido en tres partes: Hanan Pacha, Kay Pacha y Uku Pacha. Y el tiempo – espacio se movería de forma cíclica y en espiral.

El Hanan Pacha representa al macro cosmos, el universo. El Kay Pacha representa al espacio-tiempo donde se reproduce la vida humana y de todas las especies que habitan en la Madre Tierra o Allpa Mamita, refiriéndose a ella en su integralidad, como un ser vivo e inteligente que guía nuestro camino hacia una vida armoniosa. El Uku Pacha se refiere al microcosmos, la división molecular, lo que está adentro, y estos conocimientos son observables, por ejemplo, en las tortillas de maíz nixtamalizadas con agua-cal, lo que hace que las células del maíz liberen todos sus nutrientes, creando así un alimento de primera necesidad.

En el Kay Pacha, los pueblos andinos levantaron importantes templos, que sirvieron como centros astronómicos, laboratorios agrícolas, espacios de gobierno y lugares rituales; Pumpapungo en Cuenca, sirvió en la antigua Guapondelig para entender los ciclos de la vida y el universo. En este templo es posible observar cómo en el tiempo del Inti Raymi, el sol nace en el este con inclinación al norte o cómo al mediodía del solsticio, el Sol pasa de forma recta, sin dejar sombra, en un ángulo de 90 grados. Por eso, los templos andinos son bibliotecas vivas que guardan muchos conocimientos por decodificar.

“Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra” son las palabras de nuestros abuelos. Danzando en el Inti Raymi, asentando de forma rítmica los pies, comprendemos el principio hermético de la vibración, recogiendo nuestra cosecha. Reflexionando lo que nos llevamos de este Raymi o ciclo, comprendemos el principio hermético de la causa y efecto, y es así como el tiempo andino no es un calendario donde transcurren los días y las noches; es más bien una espiral de evolución, aprendizaje y conciencia, en la que cada ciclo es un proceso o evento astronómico: preparar la tierra, sembrar, florecer y cosechar, son más que prácticas agrícolas; responden a símbolos, rituales y saberes, que nos dejaron nuestros ancestros para comprender la vida y el universo. 

Es por eso que, como andinos, debemos entender que los Raymi Kuna, no son celebraciones folclóricas, con personajes pintorescos, sino eventos astronómicos, energéticos y científicos, que nos recuerdan el origen del universo, los ciclos de nuestro planeta y que nuestra existencia responde a leyes naturales y cósmicas que giran en exacta armonía.

La cosmovisión andina nos enseña a que no podemos descuidar lo que sembramos y menos aún, cosechar sin sembrar. Pero si sembramos bien y cuidamos nuestras semillas, entonces seguro tendremos una buena cosecha.

 

Escrito por: Sombrero Rojo (Asamblea de los Pueblos del Sur)

Fotografía: Juan Carlos Chuquiguanga Alvarez

 

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