Libre porte de armas: el sueño de la burguesía

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Martes 15 de Diciembre de 2020

En los últimos meses, grupos de poder de ultraderecha han impuesto su agenda política en la opinión pública, perfilando discursos antiderechos a favor de la burguesía conservadora. En tiempos de campaña electoral, estos grupos manipulan las problemáticas, la información y la comunicación en torno a temáticas como la vigencia de la prohibición del aborto, la reinstauración de las corridas de toros y el libre porte y uso de armas de fuego. En la vanguardia de estos grupos de poder se encuentran personajes nefastos como Jaime Nebot, Guillermo Lasso y el asambleísta social cristiano, Esteban Torres Cobo.

Guillermo Lasso se ha pronunciado reiteradamente a favor del libre porte de armas, para “proteger a la ciudadanía de delincuencia”, como parte de su programa de gobierno. De forma paralela, Jaime Nebot, repite el mantra socialcristiano que su mentor, León Febrés Cordero le inculcó: imponer una mano de hierro en contra de la delincuencia. Este discurso criminaliza la pobreza y la precariedad.

Paradójicamente –y no-, quienes instituyen la maternidad forzada o la prohibición del derecho al aborto, son los que posicionan el discurso de la liberalización total de las armas de fuego, maquillada como autodefensa. Este grupúsculo de ultraconservadores intenta apropiarse -fallidamente- de las consignas históricas del movimiento feminista. Tal es el sinsentido de esta gente, que personajes antiderechos se declaran “feministas” -en las propias palabras de Nebot- con el argumento falaz de que con armas, las mujeres podrán protegerse efectivamente de sus agresores. Así mismo, en palabras de Lasso, “que los delincuentes sepan que si se atreven, van a recibir bala (…) no van a poder ni robar, peor violar a las hijas o a las madres de las familias de los agricultores”, desvirtuando totalmente la realidad de la violencia sexual en el país. Según cifras de fiscalía, el 83% de los casos de violencia sexual y violación, se dan dentro del círculo cercano de la sobreviviente: familia, amigos, escuela, iglesia. Las mujeres y cuerpos feminizados no estamos seguras en el sistema capitalista-patriarcal-colonial- especista, a causa de la explotación-cosificación que se deposita sobre nuestros cuerpos. Recordemos que como sanos hijos del patriarcado, tanto Lasso, Nebot y Torres celebraron el veto total al COS, el pasado 25 de septiembre, por más discursillos que monten, los feminismos sabemos que ellos son el enemigo.

Al mismo tiempo, según la ultraderecha, “el derecho a la vida tiene límites”. Esteban Torres Cobo posiciona este discurso con el argumento de que: “la izquierda es fuerte con los fetos y suave con los delincuentes”, y que en última instancia, la delincuencia es tolerada y aupada por el Estado. En sus tantas intervenciones, tanto Lasso, Nebot, como Torres, dicen explícitamente que quienes delinquen, no son parte de la población sujeto de derechos. Estas aseveraciones que advierten la posibilidad y la intención, desde las mismas bases de la propuesta de reforma, de atentar gravemente en contra de los Derechos Humanos. Cuando Esteban Torres Cobo dice: “la ciudadanía quedó desarmada, y la delincuencia bien armada” o “el derecho a la vida tiene límites”, está haciendo un ejercicio brutal de  deshumanización en contra de una población específica. Tanto él, como sus aliados social cristianos, pretenden imponer sus valores clasistas, racistas y misóginos, que atentan en contra de los derechos más fundamentales: la igualdad de derechos, y al derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de una persona.

Los discursos posicionados por la ultraderecha se enmarcan en el neoliberalismo, argumentando que el Estado -que se han esmerado en desinstitucionalizar- no se encuentra en la capacidad de proteger al pueblo. Indudablemente, esta lógica pasa a contradecirse a sí misma, ya que en un principio la razón de existencia del Estado burgués sería la defensa y protección de los intereses de la burguesía frente a las masas precarizadas y explotadas. Al parecer, lxs represorxs y asesinxs a sueldo del Estado, ya no son suficientes para garantizar la protección de la propiedad privada, sacrosanto grial del capitalismo. En el caso de aprobarse tal reforma, se materializaría una transferencia del monopolio de la violencia, instaurado por el Estado, hacia lo privado.

En medio de este debate, resulta fundamental observar las políticas de porte y uso de armas de fuego en el país, en el cual se encuentran liberalizadas en mayor proporción. En EE.UU., por cada 100 habitantes, existen 120,5 armas de fuego, lo cual equivale a un total de 385 millones de armas por 329,5 millones de personas. En lo que va del año, se suscitaron 41.238 muertes a causa de violencia con armas de fuego en EE.UU., de las cuales solo 1.342 se adjudican al uso en defensa propia. El mayor protagonismo se lo llevan homicidios, tiroteos en masa y suicidios. Así mismo en los Estado Unidos, quienes más perciben lesiones y muerte por arma de fuego, así como la población carcelaria, son mayoritariamente afroamericanxs e indígenas empobrecidxs. En los Estados Unidos, el libre porte de armas se ha institucionalizado como un reproductor de las desigualdades sociales impuestas por los sistemas de opresión-cosificación, y en última instancia, como un mecanismo de limpieza social. Ante el ejemplo tácito de EE.UU., resulta dudoso que una sociedad con más individuos armados llegara a representar una sociedad más “segura”. Tal parecería confirmarse exactamente lo contrario: mientras más armas de fuego sean adquiridas por civiles, más baños de sangre habrán.

En este sentido, la ultraderecha ecuatoriana pretende ocultar el problema estructural de la inseguridad, el cual es consecuencia de la precarización, el rampante desempleo, la desigualdad y la marginalización impuesta por el gobierno antipopular de Lenín Moreno. El neoliberalismo es el productor y reproductor de la aguda situación de crisis en la que la sociedad está sumida. No se atacan las causas estructurales, como lxs más de 1 millón de nuevxs desempleadxs a causa de las medidas durante la pandemia, o los más de 100 feminicidios perpetrados en el Ecuador en el año 2020.

Este nuevo emprendimiento de la ultraderecha: el libre porte de armas, bien podría ser una premonición de lo que sería un gobierno de Lasso. Una vez en el poder, el banquero del feriado bancario centrará todo su accionar alrededor de garantizar la continua desinstitucionalización del Estado, y el fortalecimiento de la burguesía. Lo que es seguro es que quienes podrán acceder a más y mejores armas serán las clases altas –“los ciudadanos de bien”-. Tomando en cuenta el resurgimiento de los neofascismos, bien podríamos enfrentarnos en poco tiempo, a una operación de limpieza social a mayor escala a manos de grupos ultraconservadores. En definitiva, esta propuesta de reforma, solo profundizará las graves desigualdades sociales de la gran maquinaria de muerte, que es el neoliberalismo.

 

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