Guerra perpetua contra el pueblo

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Lunes 10 de Mayo de 2021

A lo largo de la historia republicana latinoamericana, existen constantes que se han mantenido hasta la actualidad, dentro de la lógica de los Estados burgueses. Una de ellas consiste en que los crímenes de Estado -a lo largo y ancho del continente- siempre han sido perpetrados por la burguesía en contra del pueblo. El Estado burgués siempre será el instrumento fiel de la burguesía para imponer sus intereses de clase por sobre el resto de la sociedad.

En el marco actual de la lucha de clases en América Latina, la pugna por el modelo de Estado -y por ende de sociedad-, vuelve a encontrarse en disputa, más allá de la aparente hegemonía política de la ultra derecha. En este sentido, los estallidos y revueltas sociales en Colombia, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador, se demuestran como olas de rechazo a la doctrina del shock neoliberal, impuesta desde los años 70s en el continente, profundizado el capitalismo como sistema que multiplica la miseria, la muerte y la explotación. Ejecutado desde la instrumentalización del poder político, por parte de las burguesías y las oligarquías locales; la criminalización del legítimo derecho a la protesta y organización popular, se enmarca en un proceso de fascistización gradual de las élites políticas a nivel continental.

La guerra contra el pueblo se conjuga de tal manera alrededor de esta articulación discursiva, en el intento de deslegitimar y facultar la persecución de todos los sectores que se opongan a la continua precarización de la vida. Este discurso, enarbolado por la ultra derecha como “defensa de la democracia”, tacha a cualquier proceso organizativo popular, de guerrillerxs, subversivxs, vándalxs, grupos financiados desde el exterior por el “castro chavismo”, y finalmente de terrorismo. De tal manera, el mismo discurso faculta a las fuerzas represivas a atentar nuevamente en contra del pueblo hasta las últimas consecuencias, las cuales incluyen y contemplan la eliminación material del “enemigo interno” llamado pueblo. Así, la burguesía impone sus intereses de clase por la coerción o la fuerza, por la subyugación o las balas.

En Colombia, este discurso perteneciente al libreto de tácticas anticomunistas y contrainsurgentes, desarrolladas por la Escuela de las Américas y el Departamento de Estado de EE.UU., se mantiene como hegemónico desde su implementación en los 60s. En torno al mismo, se estructura la totalidad de sujetos políticos, antagonizando la protesta social para convertirla en “terrorismo”. El mismo discurso faculta al Estado a cometer crímenes de lesa humanidad en nombre de la democracia, que se enarbola en defender. En otros términos, esta defensa se refiere a los privilegios de la clase burguesa y del Estado burgués. En América Latina, el capitalismo perpetúa una guerra en contra del pueblo.

En el Ecuador, el mismo libreto encontró eco en el discurso de las élites en contra de la revuelta popular de Octubre de 2019. El pasado 5 de mayo, en el “Foro sobre la Defensa de la Democracia” celebrado por la ultra derecha continental en Miami, entre los cuales asistieron Mauricio Macri y el propio Secretario General de la OEA, Luis Almagro, la ex Ministra de Gobierno, María Paula Romo, que declaraba que el gobierno de Moreno evitó un golpe de Estado en la revuelta de octubre. El presidente saliente, Lenín Moreno, añadía que “al socialismo del siglo XXI se lo derroca”, en el mismo sentido que reprochaba que como Primer Mandatario hubiese preferido “tener un mejor pueblo”. Para la burguesía, el “buen pueblo” es aquel que acepta y agradece sus cadenas, y “terrorista” aquel que lucha en contra de las mismas.

La lucha digna que libra el pueblo de Colombia en el contexto del Paro Nacional Indefinido, desde el pasado 28 de abril representa lo que según la oligarquía y la burguesía, es un “mal pueblo”. Un pueblo que se cansó de décadas de atropellos, terrorismo de Estado, precarización y explotación estructurales, por parte de la industria de la manufactura, de la guerra, y un Estado que criminaliza la organización popular, en una perpetua guerra contra el pueblo.

Viva la rebeldía del pueblo colombiano, hasta que la dignidad se haga costumbre.

 

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