La retirada de tropas estadounidenses de Siria: ¿del vacío de la superpotencia al conflicto regional por influencia? (II)

1
Martes 26 de Marzo de 2019

Segunda parte del artículo en conjunto de Bruno Lima Rocha, Pedro Guédes y Augusto Colório, en el cual analizan los efectos y repercusiones de la retirada de tropas estadonunidenses de Siria. En el primer artículo, los autores reflexionaban sobre el nuevo equilibrio de fuerzas respectivo al conflicto sirio y la región del Medio Oriente. En esta se perfilan varios actores que aprovecharían la retirada de EEEUU para consolidar su rol en el conflicto.

 

Si la retirada de las tropas americanas perjudica a los kurdos e Israel, termina favoreciendo a otros actores de la región. Además del propio gobierno de Assad, Rusia y Turquía se ven favorecidas por la decisión del gobierno de Trump. Aunque Ankara no sea oficialmente ni aliado de Moscú ni de Assad, ya no tendría la incomodidad de ver al miembro más importante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) apoyando y protegiendo a los grupos que considera terroristas.

Otro Estado, que acoge con beneplácito el retiro de Estados Unidos es Rusia. Esto se debe principalmente al hecho de que sin los Estados Unidos, Moscú puede establecerse como el principal agente conciliador del conflicto, con todas las negociaciones entre las partes beligerantes casi necesariamente pasando por sus manos. Lograr esta posición en el conflicto sin tener que tomar ninguna decisión arriesgada después de tres años de intervención aeronaval, con unos cinco mil soldados y unas pocas docenas de aviones, resulta ser una ganancia considerable para mantener las ambiciones de Moscú de ser reconocida como una gran potencia en el Sistema Internacional. El único punto de preocupación es proyectar cómo países como Irán y Turquía -además de la siempre presente Arabia Saudí y su rival Qatar- actuarán en este vacío creado por Washington. Por muy hábil que sea, la cancillería rusa no puede controlar toda la mesa de discusión. Pronto, si no hay consenso entre los beligerantes (lo cual es casi imposible), Putin y Lavrov tendrán dificultades para obtener un denominador que agrade a todos, o al menos sea aceptado por todas las partes.

Como China no participó en el conflicto de Siria, la retirada de las tropas estadounidenses de Oriente Medio resulta ser una buena noticia para Pekín. Como se puede ver en otros casos (Venezuela, Rusia, Irán), la política exterior china aprovecha las líneas de menor resistencia para servir de alternativa al papel de Estados Unidos. No es de extrañar, por lo tanto, atribuir a Pekín la función que debería ejercer como responsable de la reconstrucción siria. Es importante destacar que Siria forma parte de la Nueva Ruta de la Seda, y con la reducción del papel de Estados Unidos en Oriente Medio, Pekín se presenta como un socio viable con grandes intereses estratégicos en la región. En 2018, por ejemplo, China presentó el "Plan de Reconstrucción Siria", que comprende un fondo de dos mil millones de dólares para la construcción de una zona industrial capaz de albergar a más de 150 empresas chinas. Sin embargo, si, por un lado, la retirada de EE.UU. de Oriente Medio representa oportunidades para China, también puede indicar la reorientación de las fuerzas de EE.UU. para contener a China en la región de Asia y el Pacífico en un cambio en el pensamiento estratégico de los responsables políticos de la Casa Blanca.

Irán, por su parte, ve de manera positiva la situación actual del conflicto sirio. Con un gran número de tropas (regulares e irregulares) y equipo militar, Teherán no tendría ninguna dificultad en ordenar al gobierno sirio que retome estos lugares con el uso de la fuerza. Otro punto de interés es la posibilidad de que Teherán, a falta de un adversario en la región norte de Siria, conecte fácilmente por tierra a todos los miembros del llamado "Eje de Resistencia" (Irán, Siria y Hezbolá, utilizando Irak como enlace y que también tiene una gran población chiíta), para la realización de operaciones de resistencia contra Israel, enemigo estratégico del Gobierno iraní.

Por otro lado, Teherán considera la retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria como un primer paso para que otras naciones árabes intenten proyectar su influencia dentro de Siria. Esto ocurriría con el acercamiento de los países árabes que aislaron Damasco al comienzo de la Guerra Civil. La semana pasada, los Emiratos Árabes Unidos reabrieron su embajada en el país, señalando que otros países árabes, como Arabia Saudita, lo harán en el futuro. Como los países del Golfo cuentan con recursos financieros mayores a Irán, podrían intentar cooptar a Assad para que no coopere con los iraníes. Esta preocupación se deriva del hecho de que incluso como aliados, Siria se mantuvo cerca de Irán no sólo por la proximidad entre las poblaciones siria e iraní shiita alawita, sino también porque no había nadie más en la región dispuesto a ayudar a Assad a ganar la guerra. Considerando la proyección del poder saudí sobre el Líbano, es de suponer que los países del Golfo intentarán servir de garantes de un nuevo pacto de Assad con la mayoría sunita del país.

Nota: Este artículo, que se presenta en tres partes, fue redactado por Bruno Lima Rocha en conjunto con Pedro Guédes y Augusto Colório.

 

Categoria