Brasil: ¿sumisión y progreso?

BRASIL ESTADOS UNIDOS SUMISION Y PROGRESO
Lunes 21 de Enero de 2019

El discurso en la posesión del nuevo ministro de relaciones exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, parece confirmar lo que los análisis más sensatos de relaciones internacionales estaban previniendo. Al tenor de la política exterior de post-golpe, el Brasil debe romper, aún más, con el histórico de su política externa – reconocida mundialmente por no abrir mano, casi nunca, de algunas acciones y principios como son los de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de controversias.

La política externa brasileña, propuesta por Araújo, está direccionada para alinearse a los intereses norteamericanos, a una política militar como una forma de obtener “desarrollo”, dejando de lado las iniciativas de inserción autónoma para un mundo multipolar, en el cual Brasil tiene un margen de negociaciones mucho mayor. Si durante la campaña, Jair Bolsonaro, prometía desideologizar el palacio Itamaraty, la posesión del ministro Ernesto Araújo contradice el pragmatismo del capitán.

El discurso tuvo de todo, griego, latín, citaciones de Clarice Lispector, Renato Russo, Raul Seixas, Fernando Pessoa, hasta Don Quijote. Sin embargo, a pesar del folclorismo demostrado por el diplomático, existen algunos puntos relevantes que pautan una radical transformación de la política externa brasileña. A pesar del discurso de servir más como una exaltación de la “nueva fase” del Brasil, así como también la llegada de Dios al palacio del Planalto y poco sobre la estrategia de la política externa, se puede percibir una alineación automática de Brasil a los intereses norteamericanos. Así mismo, disfrazado de una retórica antiglobalista, el discurso del nuevo Ministro deja claro que los objetivos de la política externa del gobierno de Trump serán, a partir de ahora, los mismos anhelos del Brasil. Por esta razón Araújo intensifica el discurso en contra de Venezuela, idolatra a Israel y aplaude a los gobiernos conservadores de Italia, Hungría y Polonia – los aliados de los Estados Unidos serán nuestros aliados y sus enemigos serán nuestros enemigos, recalcó.

Araújo atacó de todas las formas posibles el fenómeno que, para él, es considerado como globalista. Inspirado en el astrólogo Olavo de Carvalho, Ernesto Araújo es un adepto a la teoría de conspiración en la cual se interpreta la relativa pérdida de la soberanía de los estados como consecuencia de la globalización, como un gran plan global que está guiado por fuerzas internacionales con una única visión de dominar al mundo. Así para que estas fuerzas sean superadas, Araújo propone fortalecer los lazos bilaterales y valorizar la amistad con países que “admiramos” como es el caso de EEUU e Israel. Araújo parecería también que incentiva la lógica del discurso del enemigo externo, de la soberanía sobre el ataque y de la necesidad de protección de la patria a toda costa. Se puede pensar en esta estrategia como una forma de legitimar los futuros ataques a los derechos humanos, sociales y civiles, expresados ya, en los primeros días de gobierno – exactamente como lo hace el grande hermano del norte.

Otra promesa del nuevo Ministro, fue la de “Liberar el Palacio de Itamaraty de las ideologías perversas”. Con esto, Araújo promete que el palacio buscará los intereses del pueblo brasileño por medio de decisiones técnicas. Sin embargo, no hay cómo proteger el interés nacional omitiendo asuntos extremadamente importantes para la soberanía nacional. ¿Cómo se puede justificar la protección de los intereses nacionales vendiendo una de las mayores empresas nacionales y con un alto grado de tecnología, que es la EMBRAER? Además, ¿se puede justificar el alineamiento con Israel y el cambio de la embajada de Tel Aviv para Jerusalén, colocando así en riesgo la exportación brasileña de carne “halal” – considerando que Brasil es el mayor productor y exportador mundial de carne bovina, segundo mayor de carne avícola y líder en las ventas de carne “halal” – para los países árabes? También, ¿cómo promete proteger los intereses del pueblo brasileño al no denunciar la venta de la pre-sal para las potencias extranjeras y la precarización de la PETROBRAS?

Araújo afirmó que la xenofobia no es un problema en el mundo y que el verdadero problema es “odiar nuestra propia tierra”. La posición, que reduce el tamaño de la crisis migratoria mundial, fue endosada por el nuevo presidente que confirmó al Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, que Brasil saldrá del pacto migratorio de la ONU. El acuerdo fue firmado por más de 152 países, un ejemplo más del papel de la retracción de Brasil a nivel internacional. Sin embargo, ¿cuál es la justificación para perder capital político en los foros multilaterales? ¿Cuál es la legitimidad que el Gobierno de Bolsonaro poseerá internacionalmente cuando sea necesario aprobar algún tipo de medida internacional que sea de interés nacional o que necesite apoyo de otros países?

El gobierno de Bolsonaro, al vanagloriar al de Trump, olvida la diferencia de poder que existe entre los dos países en el Sistema Internacional. Por un lado, Trump está bajo el comando del país con la mayor economía del mundo, con el mayor arsenal nuclear del planeta y con más de 800 bases distribuidas mundialmente. En cambio, el gobierno de Bolsonaro comanda un país con una proyección internacional extremadamente limitada, y que, aun llegando a ser la quinta mayor economía del mundo, difícilmente consiguió garantizar su soberanía. En cuanto otros países son obligados a lidiar con el gobierno de Trump, Brasil puede entrar en una fase de aislamiento internacional, convirtiéndose en un país marginalizado de la política mundial. Además, cabe resaltar que los recientes acontecimientos en la política interna de USA pueden significar una verdadera amenaza real de impeachment para el alineamiento total del nuevo gobierno.

Finalmente, el discurso del nuevo Ministro, interrumpe el proyecto de una política externa brasileña autónoma, que se inicia con el gobierno de Jango/Jânio, traspasa la dictadura militar en el gobierno de Geisel, aparece en el gobierno de Itamar Franco y es retomado por los gobiernos Petistas de Lula y Dilma. Como ya se encaminaba en el post-golpe, se puede esperar un alineamiento total de Brasil con el “hermano país del norte”, así como lo hicieron Dutra, Café Filho, Castelo Branco y Collor. Además, coloca a Brasil en un local completamente aislado en torno a las cuestiones multilaterales e internacionales y debilita cualquier tipo de política externa autónoma como el frustrado BRICS.

Traducción: Gustavo Sandoval.

 

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