Varón y hembra los creó: la alianza entre los feminismos críticos de género, la extrema derecha y la iglesia católica

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Miércoles 10 de Mayo de 2023

Un fenómeno relativamente reciente está polarizando a los movimientos feministas. El principal foco de atención se ha centrado en la comunidad trans -principalmente en las mujeres trans-, y en el concepto de género como categoría de análisis dentro de las ciencias sociales. Pero, ¿dónde, cuándo y por qué nace esta disputa que hasta el momento parece no tener solución?

Podríamos rastrear los inicios de estos debates en los años 90s, cuando el concepto de género es reflexionado en diversos espacios internacionales, entre los que destacan la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo realizada en 1994 y la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijín efectuada en 1995. En ambos casos se proponía superar el binarismo de género y discutir a profundidad el tema de los Derechos Sexuales y Reproductivos (DSR). En este contexto, emergen nuevas categorías interpretativas en torno al género y la sexualidad, las cuales son profundamente transgresoras respecto a las normas que históricamente han guiado el comportamiento humano y la forma de relacionarse con lxs otrxs.

La Santa Sede y sus aliados percibieron los logros obtenidos en materia de DSR como una amenaza a los principios y valores cristianos, por lo que empiezan a desarrollar la noción de ideología de género, como un concepto que les permitía entender lo que estaba pasando en la contemporaneidad respecto al tema de la sexualidad. Al respecto, Bracke y Paternotte (2016) apuntan, “el Vaticano considera a la noción analítica de género como una amenaza a la Creación Divina. Más específicamente, percibe al género como si tuviera el poder de destruir a la Creación Divina, lo cual lo torna diabólico”. Esto ocasionó que emerja un pánico moral alrededor de los feminismos y los estudios de género.

La iglesia católica en alianza con grupos evangélicos y conservadores organizaron marchas y plantones, los primeros se dieron en Europa, pero rápidamente se extendieron al contexto latinoamericano, donde referentes como Agustín Laje, Guadalupe Batallán, Pablo Muñoz Iturrieta, y en el contexto ecuatoriano Mamela Fiallo Flor, tomaron la batuta en la lucha contra lo que entienden como “ideología de género”. Pero, ¿a qué se refieren exactamente con este término?

Bárcenas (2019) señala que:

La “ideología de género” es un término creado por la jerarquía de la Iglesia Católica, apropiado en años recientes por actores evangélicos, con el que se pretende refutar una de las premisas más importantes de la teoría de género contemporánea, es decir, el hecho de que el sistema sexo-género es parte de una construcción sociocultural con fines patriarcales. Por medio de este vocablo se intenta legitimar un esencialismo de género que valida como única forma de organización y estructuración de la sociedad, aquella que parte de una concepción biológica del sexo a partir de la cual se establece la complementariedad entre la mujer y el hombre en función de un conjunto de roles de género tradicionales (Bárcenas 2019, 127).

Debido a que el foco de ataque de estos grupos es principalmente el género como categoría de análisis, se ha llamado a estos grupos como “movimientos antigénero”. Estos se caracterizan por utilizar un discurso bélico mediante el cual llaman a dar “batalla cultural” contra la “dictadura progre” y la “ideología de género”. Sobre este último concepto cabe señalar que se vuelve un significante vacío que ha sido utilizado por estos grupos para aglutinar muchas cosas, desde lo tradicional y más visible como la educación sexual en las infancias y la diversidad sexual, hasta el hecho de que determinada vestimenta y color (rosa) es para las mujeres y otra diferente (celeste) para los varones. En síntesis, estos grupos utilizan este término para nombrar a todo lo que transgreda la idea de género desde una visión conservadora, por lo que se vuelve un concepto sumamente amplio y ambiguo.

Ahora bien, ¿cuál es la relación de estos grupos con los feminismos críticos de género?

Lamentablemente las TERF han puesto como prioridad en su agenda atacar “la ideología de género”, concepto que a pesar de que nació en la iglesia católica y es replicado por referentes conservadores y de derecha, también es acogido y replicado de la misma manera por este sector del feminismo, lo que provoca que los discursos que utilizan se asemejen de forma evidente. Si por una parte la iglesia dice varón y hembra los creó, las TERF también afirman que la biología es destino y que son los genitales con los que nace lo que define lo que se es, y, desde una posición esencialista, al igual que los religiosos más conservadores, afirman que las mujeres no tienen pene, negando la existencia de las personas trans.

En el contexto ecuatoriano se están viendo apenas los primeros brotes de este virus infectando a los feminismos, pero se puede afirmar que las mujeres trans aún tienen refugio y acompañamiento dentro del movimiento. Sin embargo, hablemos un poco de hasta dónde pueden llegar estas ideas, poniendo de ejemplo el contexto mexicano.

Lamentablemente México es uno de los países latinoamericanos donde el feminismo crítico de género tiene mayor aceptación e influencia. Actualmente existe una guerra declarada por parte de las feministas radicales trans excluyentes hacia las mujeres trans, los transfeminismos y la teoría queer, llegando al punto de proponer que no se respeten los pronombres de las personas trans. Llamando a las mujeres trans en masculino y a los hombres trans en femenino, niegan la existencia de personas no binarias, exigen que no se incluya a las mujeres trans en las cuotas de género, que se les expulse de espacios de mujeres, exigen la separación por sexo en competencias deportivas[1] y replican constantemente argumentos que patologizan las experiencias trans[2].

Nos encontramos también con que no se ataca únicamente a las mujeres trans, sino a todas aquellas personas que se posicionan a favor de los derechos de la comunidad trans y de su pertenencia al movimiento feminista. Por ejemplo, los calificativos que utilizan para atacar a mujeres cis transactivistas, van desde “necesitadas de aprobación masculina” hasta “alienadas defiende penes”. Con esto demuestran que no están a favor de las mujeres sino únicamente de aquellas que cumplen con tener vagina y un posicionamiento separatista.  

Actualmente circula en redes sociales la declaración sobre los derechos de las mujeres basados en el sexo, a la cual se adscriben varios países y cuenta con más de 35000 firmas. Básicamente lo que exigen es que todos los avances que se han conseguido en materia de género para la población trans sean revocados; además, se niegan a mantener un diálogo con representantes de la población trans. Académicas como Siobhan Guerrero llaman a esto como la muerte hermenéutica de las personas trans debido a que su voz es silenciada y no se les permite interpretar su propia vivencia.  

En este contexto, no es de extrañar lo que ocurrió en  la marcha de feministas radicales trans excluyentes llamada Let Women Speak (Dejad hablar a las mujeres) realizada en Melbourne, Australia el 18 de marzo de 2023 donde también se convocaron grupos neonazis que apoyaban los posicionamientos de estas feministas en contra de la población trans. Incluso existen fotografías donde se les ve realizando el saludo nazi y en transmisiones que se realizaron en vivo se les escucha gritando consignas supremacistas.

Parece que a estas feministas no les importa tener presente en su agenda la violencia machista, las violaciones, los feminicidios, los embarazos en niñas y adolescentes, la falta de recursos y oportunidades para las mujeres rurales, el acceso a educación sexual y anticonceptivos, la legalización del aborto. Problemáticas que antes nos convocaban a luchar, ya casi no se tocan, ahora más del 90% de las publicaciones que realizan en páginas feministas (en el contexto mexicano) se enfocan en atacar a las mujeres trans, en negar su existencia y en patologizar sus vivencias, ahora lo más importante es la segregación, la división, y el exigir que se les niegue los pocos derechos que con años de lucha se han conseguido.

Para estas feministas los genitales y la biología tienen un rol fundamental para sostener sus argumentos, y cuando la misma biología las confronta, como en el caso de las personas intersex, les basta con hacerse de la vista gorda y decir que son casos “rarísimos” como lo afirmó Amelia Varcárcel en el foro “Aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género” realizado el jueves 24 de marzo de 2022, demostrando su desconocimiento en el tema, además de un profundo desinterés.

Es por esto que antes de posicionarse y de replicar los argumentos utilizados por las TERF es necesario analizar dónde nacen tales posturas y quienes las difunden, pero sobre todo debemos pensar en las consecuencias que acarrean a las vidas de la población trans, de las personas no binarias, de la población intersex y de quienes aman a estas personas, como sus familiares y amigxs. Todxs merecemos una vida digna de ser vivida, una vida libre de violencia y discriminación por razones de género y de raza, en un mundo justo. Ecuador aún está a tiempo de detener el avance del virus TERF.

 

[1] Sobre la participación de mujeres trans en los deportes recomendamos ampliamente leer, ¿Quién le teme a Caster Semenya de la Dra. Hortensia Moreno?

[2] Un ejemplo de esto se puede evidenciar en los discursos que se emiten en las Jornadas Abolicionistas organizadas por WDI-México.

 

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