Luchar contra el machismo, un trabajo de todxs

SantillanArticulo
Domingo 27 de Enero de 2019

El domingo 20 y el lunes 21 de enero las calles de Quito se pintaron de negro, sí, de negro, ese fue el color que elegimos esta vez para salir a marchar, porque negro significa luto  y en Ecuador estamos de luto. Apenas nos estábamos convocando para ir a las calles a alzar la voz por la violación grupal perpetuada en contra de Martha y ya en los medios empezó a correr la noticia de que en la ciudad de Ibarra, Diana fue víctima de violencia machista, murió apuñalada en manos de su ex pareja, un hombre venezolano; aunque al parecer este último dato fue el único que importó a muchas personas en aquella ciudad ya que al estilo de “La Purga” se organizaron para agredir y echar a toda persona venezolana que encontraron en su camino, allanando sus casas, quemando sus pertenencias, lanzándoles piedras y expulsándoles sin condolencia alguna.

Al día siguiente, el presidente de la República Lenin Moreno, emite un comunicado anunciando que protegerá la integridad de todxs lxs ecuatorianxs conformando brigadas para controlar la situación legal de lxs inmigrantes venezolanxs, acción que dio paso a que se desate aún más la xenofobia dentro del país. La marcha se dividió: una vez más las feministas tuvimos que explicar que el problema no radica en la nacionalidad del agresor, una vez más tuvimos que explicar al pueblo enardecido que clamaba por limpieza social que el problema es estructural, que el machismo está en todas partes y en las marchas muchos carteles anunciaron: ¡La lucha contra el machismo no es fascista, es feminista!

En redes sociales el pueblo ecuatoriano también se encontraba dividido, por una parte se encontraban “los hombres buenos”, los que se sentían sumamente indignados con la violación de Martha y el femicidio de Diana, pero que por favor, no los metan a todos en el mismo saco, recalcando que la lucha no es de género sino de “gente buena” contra “gente mala” y por otro lado nuevamente estábamos las feministas, a quienes nos tocó explicar que existe una estructura que legitima la violencia hacia las mujeres, un sistema patriarcal que citando a Elizabeth Vásquez, “oprime a cuerpos femeninos, feminizados, masculinos contra-hegemónicos y no binarios”, el patriarcado es el poder y dominio del hombre, del macho, aquel que posee la tóxica masculinidad hegemónica, aquella que hoy por hoy tantos compañeros tratan de deconstruir.

En la marcha estuvimos todos los cuerpos, nos unimos en una sola voz, varias calles fueron cerradas y la gente vestida de negro gritaba consignas feministas con el mal sabor de boca que estas dos noticias nos dejaron, recorrimos las calles desde la Tribuna de la Shyris hasta la Fiscalía General del Estado ubicada en la calle Patria, al finalizar prendimos antorchas, algunas lloramos, otras nos abrazamos, todas con el mismo sentimiento en el corazón, con el mismo latir, con la esperanza que nos mantiene juntxs.

Es verdad que la realidad de miedo e inseguridad que día a día vivimos, solo la podemos sentir las mujeres, en nuestros cuerpos, en lo más profundo de nuestro ser; es verdad que a la mayoría a muy temprana edad nos han acosado, violentado, violado, es verdad que no salimos a la calle a ciertas horas, que nos cruzamos de vereda cuando vemos un grupo de hombres y que cuando salimos solas la percepción del espacio público cambia radicalmente a diferencia de cuando estamos junto a la presencia de un varón.

Es doloroso reconocer que la mayoría de hombres sienten que tienen derecho sobre nosotras, que no nos respetan, que creen que pueden opinar libremente sobre nuestros cuerpos, piropearnos e incluso tocarnos, es verdad que ellos nunca sabrán la realidad que nos atraviesa, sin embargo estoy firmemente convencida que la solución no está en la biología, en la noción de que los agresores tienen pene y las víctimas tenemos vagina, tampoco en el mediocre análisis de “gente buena” contra “gente mala”, este problema va más allá y radica en la profunda alianza entre capitalismo y patriarcado.

Es por esto que la solución no está en el separatismo porque a todos los cuerpos nos oprime el mismo sistema, el patriarcado también oprime a los cuerpos masculinos, la imposición de la masculinidad hegemónica es una carga con la cual muchos hombres no logran lidiar y muchos tantos no quieren hacerlo encontrándose en un constante proceso de deconstrucción.

Es difícil encontrar hombres feministas, no muchas personas que se encuentran en un lugar de privilegio se cuestionan el por qué de su ventajosa situación, pero el unirnos hombres, mujeres y todas las personas de la diversidad sexo-genérica para deconstruir roles y mandatos patriarcales es la única manera de parar de una vez por todas los femicidios, las violaciones y la violencia de género, el unirnos todxs es la única manera de romper con la estructura que legitima el poder que ejercen unos cuerpos sobre otros, y juntxs sin etiquetas asignadas por la biología y el discurso médico-científico conseguir el tan anhelado ¡Ni una menos!

 

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