Venezuela: "Madrugadazo" y guerra de cuarta generación (II)

Venezuela: "Madrugadazo" y guerra de cuarta generación (II)
Viernes 10 de Mayo de 2019

La respuesta de Caracas y el fracaso de los Conspiradores....

 

A lo largo de la mañana, las fuerzas de seguridad venezolanas (compuestas básicamente por personal del BNG) iniciaron operaciones para dispersar las protestas y arrestar a los líderes y militares involucrados en el intento de golpe de Estado. En este punto es posible observar la falta de adhesión de los militares a las acciones de Guaidó y sus colegas; buena parte de los militares involucrados en las acciones de la madrugada del día 30 fueron engañados. Se les advirtió que la movilización era una represión contra una rebelión carcelaria en el interior del país, pero cuando llegaron a las cercanías de La Carlota, se dieron cuenta de lo que estaba en juego y rápidamente pasaron a contactar a oficiales leales y regresaron a sus cuarteles de origen[5]. Según el mando de las FANB y el GNB, el ochenta por ciento de los soldados concentrados en La Carlota en el llamado Escuálido Madrugadazo ni siquiera conocían el motivo de su llamada y no estaban de acuerdo con Guaidó ni López.

En este momento, el golpe ya había sido declarado como fracaso, tanto por el gobierno de Maduro, que comunicaba con prontitud el control de la situación a primera hora de la tarde, como por los conspiradores, que huían de las protestas y comenzaban a refugiarse en las embajadas de países europeos y de países miembros del Grupo de Lima, entre los que se incluye Brasil. Mientras Leopoldo López buscaba refugio en las embajadas de Chile y España respectivamente, unos 25 soldados involucrados en el intento de golpe de Estado solicitaban asilo político en la embajada de Brasil[6,7].

Mientras la conspiración se llevaba a cabo en Caracas, en Brasil la cobertura mediática de los principales grupos de comunicación bordeaba el panfleto político. Imágenes de marchas pro-Maduro televisadas como protestas de la oposición, análisis de expertos, que en el mejor de los casos eran superficiales, además un profundo sentido de aclamación por parte de los conspiradores, guiaron la transmisión. Esto se transmitía especialmente por medio de la televisión por cable, ya que la red de televisión abierta cubría poco o nada, más allá de la reproducción de las líneas oficiales provenientes del gobierno brasileño.

En Washington, el gobierno de Trump, a través de John Bolton (Asesor de Seguridad Nacional de EE.UU.) declaró su pleno apoyo a los insurgentes, pidiendo una mayor participación de las FANB en el golpe en curso; en declaraciones a través de las redes sociales, Bolton y Mike Pompeo (empresario, ex director de la CIA y actual jefe del Departamento de Estado) clamaban por un levantamiento militar y simultáneamente denunciaban la presencia rusa en Venezuela. Trump, por su parte, amenazó al gobierno cubano con nuevos embargos económicos y el recrudecimiento del bloqueo a la isla, en respuesta al apoyo dado por parte cubana al gobierno de Maduro. Según Estados Unidos, Cuba es uno de los pilares que mantienen al sucesor de Chávez en el poder. Como resultado del fracaso de la Operación Libertad para derrocar al vicepresidente electo en noviembre de 2012, nuevamente electo en abril de 2013 y reelecto en mayo de 2018, la Casa Blanca mantiene la posibilidad de utilizar la fuerza militar como recurso para cambiar el gobierno en Venezuela.

Vale la pena enfocarnos en la concreción de la guerra híbrida, el combate de cuarta generación. Del 3 al 30 de abril vivimos escenas en los medios de comunicación de Brasil, América Latina e incluso la cobertura globalizada, las que bordean el surrealismo. Un golpe que no lo fue, una amenaza a medias y el clima de tensión propagado por la inteligencia del Imperio, creaban la ilusión de que algo estaba sucediendo más allá de la guarimba alrededor de la Base Aérea La Carlota. Pero más allá de las mentiras habituales, llama la atención el hecho de que la contrainteligencia del chavismo y sus aliados (cubanos, en primer plano, y rusos, como red independiente), no se dieran cuenta del giro emprendido por Manuel Christopher Figuera.

El comandante general del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) simplemente cambió de bando. Cómo no se percibió, esto es lo que debe debatirse. Se pasó a rastrear lo que quedaba de la conspiración, para identificar y purgar el tamaño de la fractura en la columna vertebral del aparato de seguridad del Estado (FANB-SEBIN-GNB). El problema seguía siendo inconmensurable. Los escuálidos sugirieron que el General de División José Adelino Ornella Ferreira -general de división y jefe del Estado Mayor Conjunto del Comando Estratégico Operativo- estaría en complicidad con los golpistas. Ornella Ferreira lo negó en la misma mañana del Madrugadazo y así generó dos reacciones. Una reacción, al menos pública, fue evidente: no había ningún oficial general a cargo de las tropas de tierra de las FANB en la conspiración. Otra reacción, si él -Ornella- estaba en la conspiración, la negó y, por lo tanto, descartó la intención de traicionar a otros oficiales generales u oficiales superiores frente a organizaciones militares operativas. El efecto contrario hubiese causado el impedir que el gobierno de Maduro localizara, identificara y castigara a los conspiradores.

Otra conclusión lógica, y la más delicada de todas, es el hecho inequívoco de que nos enfrentamos a un dilema. Si todo el mando de la Milicia Nacional Bolivariana de Venezuela está en manos de oficiales de carrera, su columna vertebral podría verse comprometida. Si la experiencia reciente nos enseña algo, es que en su momento en Chile el G2 cubano (DGI, por su acrónimo formal) aconsejó al presidente Salvador Allende que su guardia presidencial debería tener un total de 2.000 combatientes a tiempo completo bajo la orden directa del presidente electo. Allende no lo consideró y estableció la Guardia Técnica con 45 escoltas personales. Tampoco hizo caso al MIR y armó a las ya preparadas milicias de autodefensa en los pasillos industriales. Ni Allende, ni la ISP, ni el PC chileno tenían un plan B. Pasó lo que pasó.

Si Hugo Rafael Chávez Chávez Frías determinó como lema que el Chávez pendejo se quedó en 2002, fue bueno para su sucesor pensar lo mismo y garantizar la última línea en las bases populares, nunca encofándose sólo en soldados de carrera, ni siquiera al mando de las milicias populares.

Redactado en colaboración con Pedro Guedes

[5]- https://www.youtube.com/watch?v=5fWWaJ1RkqU&feature=youtu.be

[6]- https://www.bbc.com/portuguese/internacional-48108737

[7] - https://brasil.elpais.com/brasil/2019/05/01/internacional/1556693582_653217.html

[8] - https://www.aljazeera.com/news/2019/01/venezuela-crisis-latest-updates-190123205835912.html

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