Moreno, además de cuántico también es amazónico

El cinismo de Moreno no encuentra límites, al tiempo que se declara amazónico, permite explotación en territorio de amortiguamiento
Martes 28 de Mayo de 2019

La semana pasada, la sociedad ecuatoriana volvió a ser testigo de la doble moral cementada en los espacios más altos del poder político. Según las mismas declaraciones del presidente Lenín Moreno durante el protocolario Informe a la Nación el pasado 24 de mayo, el Ecuador se encuentra restaurando al Estado, volviendo al camino de ser receptor de Inversión Extranjera Directa (IED) como motor de desarrollo y recobrando la confianza de inversionistas y acreedorxs internacionales gracias al Banco Mundial y al FMI, entre otros. 

Como ya era de esperarse respecto a la lógica que impera entre los círculos de poder actuales, estas líneas se traducen a la pretensión del gobierno de convertir al Ecuador en una potencia minera, camino emprendido ya durante los últimos años de la administración de Rafael Correa, al mismo tiempo de acentuar y exacerbar el modelo primario exportador, basado en la explotación de hidrocarburos. Moreno se jactaba de haber atraído un total de 1.400 millones USD en IED en 2018. La cifra que se encuentra detrás de este monto, sin embargo refleja la lógica antes mencionada, además de hacer referencia directa al tipo de inversión que ha atraído el gobierno actual: más del 50% del total de la IED (740 millones USD) que entraron al país el año pasado se encuentran directamente vinculados al sector minero.

Las licitaciones en la Cordillera del Condor, entre las cuales dos proyectos se encuentran a punto de su operacionalización -Mirador y Fruta del Norte- presuponen los primeros proyectos de explotación minera a cielo abierto en Ecuador. Este proceso sin precedentes por su magnitud y su impacto directo en el medio ambiente, también traerá consigo la destrucción de la biodiversidad en la región, alterando uno de los lugares más frágiles del planeta.

Como el hecho arbitrario y banal de haber nacido en un lugar específico no faculta a nadie a apropiarse del mismo, tampoco parece legítimo el hecho de autoadjudicarse una visión del mundo, por el único hecho de haber nacido en una región. Entre estas incoherencias caía el presidente Moreno el pasado viernes 24. Al hacer referencia a la reciente licitación de 7 de los 8 campos petroleros ofertados por el Gobierno Nacional, Moreno pronunciaba las palabras que llegan a darle el título al presente artículo: “Yo soy amazónico, nací allí”. Y como él nació allá, cree reproducir las mismas cosmologías locales que se plantean en armonía con el medio ambiente. Sin embargo, esta imagen de extractivismo benevolente, definición que se dinamita en su propio absurdo, refleja los intentos del gobierno de Moreno de impregnar cierta noción positiva al neoextractivismo. Ecuador hacia una Minería Sustentable, el slogan con el que el Ministerio del Ambiente busca socializar los proyectos de explotación minera, llega a ser otro ejemplo más de  la manera en cómo el gobierno pretende enmascarar una de las prácticas más destructivas del medio ambiente mediante falacias discursivas.

Tal como en términos macro económicos el Ecuador ha vuelto al futuro -es decir, a la época de los 90s-, la retórica respecto a los pueblos en aislamiento ha vuelto a ser también la misma. En un gesto de puro cinismo, protagonizado por el mismo Moreno, la semana pasada el gobierno declaraba generosamente haber ampliado el área protegida de los alrededores del Parque Nacional Yasuní de 758.051 a 818.501,42 hectáreas. Sin embargo, el Decreto Ejecutivo No 751, que supone redefinir la Zona Intangible Tagaeri y Taromenane, lo que realmente faculta es a empresas a realizar actividades relacionadas con la explotación petrolera en la zona de amortiguamiento adyacente al Parque Nacional. No es coincidencia que también la misma semana se hayan licitado siete de los ocho bloques de la denominada XII Ronda Petrolera Intercampos Ecuador. Estos campos se encuentran, en su gran mayoría, adyacentes al Parque Nacional Cuyabeno, otro hotspot de la biodiversidad en Ecuador.

Lenín Moreno demuestra al mundo que hasta “le importa un bledo el país” y mucho más el medio ambiente, con tal de seguir perpetuando la caduca visión neoextractivista, la cual únicamente profundiza los esquemas de dependencia, mientras acaba con la biodiversidad y la riqueza natural de este país. “No lo piensen más, empresarios honestos. No hay excusas para dejar de invertir en Ecuador” exclamaba Moreno casi simultáneamente con las decisiones de establecer nuevamente el límite de la Zona Intangible del Parque Nacional Yasuní.

De tal manera, el Ecuador del futuro, slogan con que el gobierno pretende justificar al menos discursivamente este nuevo ciclo de reprimarización de la economía ecuatoriana, se perfilará como potencia petrolera y minera, al mismo tiempo de supuestamente fomentar el turismo. Este modelo insostenible por definición se encuentra con dos conceptos extremadamente contradictorios entre sí, ya que si el gobierno acaba con las riquezas naturales, entendidas como la totalidad de los ecosistemas en uno de los lugares más biodiversos del planeta, será muy reducido el número de turistas que quieran ver un Yasuní rodeado de torres petrolíferas o un Galápagos reducido a añicos por la sobre explotación hotelera, que ya se encuentra en marcha en estos momentos.

 

Referencias:

América Economía: Inversión Extranjera Directa crece 126,5% en Ecuador en 2018: https://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/inversion-extranjera-directa-crece-1265-en-ecuador-en-2018

Presidencia de la República del Ecuador: Decreto Ejecutivo 751, 22.05.2019

Presidencia de la República del Ecuador: Decreto Ejecutivo 2187, 03.01.2007

Presidencia de la República del Ecuador: Informe a la Nación, 24.05.2019

 

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