Paola Pabón: una de las grandes deudas de la Revolución Ciudadana es no haber construido poder popular

pao y koala
Martes 24 de Septiembre de 2019

Paola Pabón Caranqui, primera mujer Prefecta en la historia de la provincia de Pichincha, conversó en exclusiva con Revista Crisis sobre los errores y aciertos de la Revolución Ciudadana, las críticas de la izquierda al proceso, su postura frente al feminismo, el ecologismo, así como los retos y tareas de las fuerzas progresistas y de izquierda en el convulso escenario político, social y económico del Ecuador.

CP: ¿Cuáles consideras fueron los errores tácticos y estratégicos de la Revolución Ciudadana (RC) en torno a dos cosas fundamentales: el desarrollo de la organización social y la lucha ideológica?

PP: Una de las grandes deudas que nos deja los diez años de la RC, es esa ausencia de no haber construido poder popular. Creo que esa es una pretensión que posiblemente no la tuvimos todos los que fuimos parte del proceso de la RC– porque yo prefiero hablar de la RC y no del correísmo.

Ahora, en términos ideológicos, yo tengo un cuestionamiento no solamente a lo que fue la RC, sino a lo que fue la “década de oro” en América Latina. No logramos establecer la necesidad de un polo, un polo político y económico que pueda dar una disputa real en torno a la geopolítica internacional respecto a la lógica del capital y del mercado. La integración del sur, del continente, de la construcción de la Patria Grande, no únicamente implicaba declaraciones políticas, sino también dar un salto cualitativo, sobre todo resolver los problemas de la economía. Ahí a todos nos faltó pasar de la declaración política.

Tuvimos alcances lindos, la declaración del ALBA, la construcción de UNASUR - que hoy está tambaleando - pero lo neurálgico era lo económico, y cómo enfrentábamos al mercado y al capital, y siento que eso no lo hicimos.

La propuesta de Rafael Correa de cambiar la matriz productiva se aplica no solo al Ecuador sino a toda nuestra región para trastocar la relación de fuerzas y para favorecer una rentabilidad endógena y no dependiente del mercado mundial, dominado por las poderosas trasnacionales.

 

CP: Cuando vos hablas del poder popular, planteas una discusión importante para la izquierda. Desde diferentes corrientes podemos entender el poder popular como una extensión del aparato estatal, o el germen que en un punto determinado de la historia deberá superarlo. Ahora mismo tienes dos ejemplo: el proceso comunal en Venezuela y la revolución de Rojava en Oriente Medio.

PP: Verás, yo no creo en las recetas, no creo en las recetas de los modelos y por eso siempre cuestioné la homologación que buscan hacer a través del socialismo del siglo XXI, sobre los diferentes proyectos políticos en América Latina.

Tuvimos varias coincidencias, sin dudas, todos representábamos una corriente de la izquierda y del progresismo, pero son procesos distintos y diferentes. También creo que las luchas populares, y la construcción del poder popular, no necesariamente tiene que homologarse.

En el caso de Venezuela, el mismo rol del Estado, respecto a la promulgación de la “Ley de Comunas” generó unos escenarios favorables para que vos puedas tener ejemplos como el que me estás planteando. Nosotros no tuvimos ninguna ley de este tipo, llegamos solamente hasta el fortalecimiento de las parroquias rurales a través de la ley de juntas parroquiales y ahí se terminó nuestra compresión de cómo el Estado debía intervenir, o por lo menos, contribuir desde la legalidad y desde la política pública para el fortalecimiento de los distintos territorios.

Entonces, cuando yo hablo de poder popular no estoy pensando en lo que está pasando en Turquía o Venezuela, no estoy pensando en eso, estoy pensando en mi país, en mi realidad.

Uno de los sabores agridulces de mis 10 años en la RC respecto del poder popular, es que nosotros no hayamos podido generar una conciencia ciudadana sobre los mínimos que debemos aceptar como sociedad y sobre los derechos que debemos defender, una consciencia que tenga la capacidad de decir “estos son nuestros avances, estos son nuestros derechos, esto no se toca, y de aquí solamente para arriba.” Esta es sin duda, una de las grandes deudas que dejamos.

 

CP: Sin recetas y sin modelos, ¿entonces qué fue la RC?

PP: Hay una gran ansiedad desde distintos sectores de buscar comprendernos y creo que hoy existe todavía mayor incertidumbre por entendernos de cara a lo que significa la RC frente al contexto político electoral del 2021.

Algunos periodistas me dicen: “¿Usted cree que hubo o no hubo correísmo? ¿es o no el correísmo una categoría?¿era simplemente una expresión del capitalismo, o es una izquierda, una social democracia disfrazada de izquierda?”

La RC permitió aglutinar a su llegada varias fuerzas progresistas del país, y yo me atrevería a decir progresista, porque creo que el tratar de buscar una identidad como partida de nacimiento desde lo ideológico es muy complejo, y no fue real.

También creo que la RC al igual que la mayoría de las corrientes progresistas de la década pasada, sin duda, se cobijó de lo que fue el socialismo del siglo XXI, como lo catalogó Chávez en su momento.

Entonces, buscar encajarnos en una categoría, partiendo de lo que te decía en el inicio – yo no creo mucho en las recetas –, creo que fuimos un modelo que respondió al momento económico, político, que vivía el país desde una corriente de izquierda. Fue un proceso político de izquierda, progresista, que volvió a colocar la soberanía política, la soberanía económica de nuestra patria, como elemento aglutinador.

 

CP: La revolución para el marxismo significa la superación del capitalismo, y por ende del Estado, ¿cómo interpretarías estas máximas desde la RC?

PP: Creo que el éxito de la RC fue plantear un proyecto progresista que no necesariamente reflejaba la aspiración del marxismo en su real dimensión. No sé si nos habría ido bien, si habríamos sido el planteamiento del “real” marxismo, porque la coyuntura geopolítica de la región, del mundo, no nos habría permitido plantear eso.

No veo con nostalgia que hayamos sido este proceso revolucionario, de hecho, por eso estoy aquí, y no hayamos hecho el proyecto marxista que seguramente lo aspiraba cuando tenía 15 años y empezaba a leer “El Capital.” En este sentido, era necesario comprender la dimensión del momento histórico de cara a la región y al mundo.

Por otro lado, yo creo en el Estado, creo en un modelo político en donde el Estado tiene que existir, y el Estado tiene que ser ese ente que pueda balancear las reglas del juego hacia los menos favorecidos como producto de las condiciones económicas y sociales que pueda tener una sociedad. Por ejemplo, me parece inaudito que hayamos enfrentado hace unas semanas la crisis del Banco del Pichincha y que el Ministro de Economía diga que la gente que se queje en redes sociales va a terminar presa, porque finalmente los intereses que defiende este Estado no son los intereses que representan las grandes mayorías, sino los grandes consorcios económicos, o la banca en el Ecuador.

 

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La RC y la izquierda nacional

“Estamos dispuestos a ceder para construir un Ecuador distinto”

 

CP: A partir de tu postura respecto al Estado, ¿cómo evalúas las críticas de la izquierda que no compartió cancha con la RC durante los 10 años de su gestión? ¿Crees que este sector de la izquierda no supo interactuar? ¿Pasó lo mismo desde la perspectiva de la RC?

PP: Sin duda existieron deficiencias de lado y lado. Cuando tú hablas de un proceso de comunicación y comprensión, hasta la norma más elemental de comunicación te dice que es de lado y lado.

Ahora, haciendo una reflexión en retrospectiva, y no porque quiera justificar las decisiones que tomamos, recuerda que una de nuestras luchas fue combatir a los grupos corporativos. Y yo creo que también hay una serie de grupos corporativos que desde la izquierda defendían únicamente sus intereses, y siento que nuestra mayor tensión con algunos sectores de la izquierda – y lo digo entre comillas –, de la izquierda tradicional, fue precisamente cambiar esos intereses corporativos.

Fue posiblemente por la dinámica brutal que implica el ejercicio del poder, que no nos detuvimos a entender lo que implicaba el desmontar estas lógicas corporativas y algunos intereses, y eso finalmente terminó generando esta tensión que persiste hasta el día de hoy.

 

CP: ¿Crees que la RC se pueda plantear en algún punto aliviar estas tensiones acercándose a estos sectores de la izquierda tradicional del que hablas, como el FUT a la CONAIE, con el fin de crear un gran frente anti neoliberal?

PP: No tanto es si nosotros hablaríamos, yo haría la pregunta al revés, yo diría, ¿es posible, que espacios como la CONAIE, o el FUT dejen de lado el odio hacia lo que ellos llaman el correísmo por la construcción de un país diferente?

Yo te digo, creo que es tardío, sin duda, se han tomado 2 años, entiendo bien las lógicas de la CONAIE, pero, ¿cómo no voy a celebrar la postura de la CONAIE de oponerse al gobierno? Gente como yo, que tiene 41 años, que durante su niñez y la primera parte de su adolescencia vio al movimiento indígena, y a la CONAIE como un mecanismo de reivindicación de los derechos de los más desposeídos. Pero saludo que haya una postura de la CONAIE condenando a un gobierno que está siendo todo aquello contra lo que lucharon en los años 80 y 90.

 

CP: Hace poco desde sectores de la RC llamaron a construir la “Coalición de la esperanza”, en el marco de un proceso unitario anti neoliberal, ¿nos puedes comentar de qué se trata esta propuesta?

PP: Verás, la coalición que estamos planteando, es una aspiración y está en construcción. Lo importante es saber que estamos dispuestos a ceder para lograr unos avances en los temas de proteger la producción nacional y generar empleo, que son las mayores angustias que tiene la gente; establecer una institucionalidad que vuelva a darnos calma.

Estamos dispuestos a ceder para evitar un Estado que sin duda genera persecución, que es una de las preocupaciones que ya tenemos nosotros internamente como organización política, es cierto. Estamos dispuestos a ceder para construir un Ecuador distinto y diferente. En este proceso, no es no solamente la RC quien tiene que responder, sino las distintas fuerzas progresistas en el país. Esa es la gran tarea, porque el hecho de que nosotros hayamos anunciado una coalición no significa que ya esté. Este es el momento de construirla y de seguir pensando en el Ecuador, y eso sin duda pasa por una postura anti modelo neoliberal.

 

CP: En este sentido, esta propuesta recogería los errores y aciertos que tuvo la RC, enmarcándose en un nuevo momento. ¿Cómo lo podrías definir?

PP: Ya hablando hacia el futuro, lo que tengamos que construir no necesariamente tiene que volvernos a colocar en el Ecuador de hace 14 años cuando llegó la RC. Yo creo que el Ecuador es distinto, diferente y posiblemente –  que es uno de los temas que también tenemos que discutir a la interna – , el Ecuador de hoy tal vez no necesita una RC en el mismo formato de hace 14 años.

Reivindicar una tesis de que vuelva esa RC, frente al presente y al futuro, me parece que posiblemente no sea lo más adecuado.

 

Feminismo y Ecologismo

Mi postura feminista viene desde el marxismo”

 

CP: Finalmente, y pensando en torno al debate sobre el aborto en caso de violación o el extractivismo minero, ¿cómo te sitúas ante el feminismo y el ecologismo?

PP: Siempre he dicho que mi postura feminista no la entiendo, no la reivindico desde una postura que representa únicamente digamos, las necesidades o las conquistas que tengamos las mujeres. Mi postura feminista viene desde el marxismo, y hay gente que me dice, ¿eso cómo viene? Y te voy poner un ejemplo: Cuando yo reivindiqué el derecho de las mujeres a optar por la interrupción del embarazo – uno de los capítulos polémicos de mi vida –, lo hacía desde la lógica de la pobreza, y no únicamente desde el derecho a decidir sobre mi cuerpo.

Mi mayor preocupación era que los datos y los índices de las mujeres que mueren en interrupciones de embarazo, son las mujeres pobres de este país. Porque las mujeres de los sectores medios altos, de los sectores medios, resuelven su problema del embarazo como sea.

Creo que no necesariamente nuestros procesos han dejado de lado estas luchas que hay que verlas de manera integral. Después del episodio de la sanción que tuve por el tema del aborto, mucha gente me decía, “¿cómo si es que usted es feminista se queda en la RC?” Yo tomé la decisión de quedarme en la RC porque entendía este proyecto político como la reivindicación de las grandes mayorías y la defensa de sus intereses. Sabía que después del tema del aborto teníamos que discutir la seguridad social para las amas de casa, la posibilidad de tener en el Código del Trabajo las mismas posibilidades laborales entre hombres y mujeres.

Por otro lado, sigo manteniendo, que el poder mirar de manera separada los derechos de las mujeres, los derechos de los indígenas, los derechos de las mujeres indígenas, de las mujeres afroecuatorianas, de los ecologistas, le hace el juego al neoliberalismo. Eso es lo que hace el neoliberalismo, buscar que nos dividamos, y que yo defienda mi lucha por el medio ambiente, mi lucha de género y que no pueda ver de manera integral.

Pero te digo, por ejemplo, al colocar el tema del ecologismo. Nuestra tarea política es defender los recursos naturales, con una lógica de optimización, de pensar en las nuevas generaciones, de buscar esta mirada amigable entre la naturaleza, entre el ser humano, buscar este punto de equilibro. Pero sin duda el eje transversal tiene que ser la defensa de los recursos naturales, y como estos tienen que ser explotados de manera razonable, con la mayor tecnología amigable, pensando en las siguientes generaciones, dejando por fuera a las áreas protegidas, las áreas naturales, los pueblos no contactados. Porque aquí la disputa es sobre los recursos naturales, y quién maneja esos recursos naturales, quién los explota y a quién los beneficia.

 

Apuntes Finales

“Es importante tener elementos de análisis por fuera del correísmo”

 

CP: ¿Qué opinión tienes de Revista Crisis?

PP: Les leo, y en el momento político que nos encontramos, para mí, es importante que podamos tener elementos de análisis por fuera del correísmo.

Yo tengo mucha preocupación, a veces les digo a los compañeros que nos escuchamos solo entre nosotros mismos – siento es una de las dificultades que tenemos como RC –, y creo que es súper difícil encontrar en este momento en el país elementos que nos permitan pensar, que sean provocadores, también de espacios de la misma izquierda.

Entonces, ¿porque te hago estas dos reflexiones? Porque yo con eso cerraría lo que pienso de la revista. Considero que no es una revista correísta, que no responde a los intereses directos que podamos tener como opción política, pero que sin duda recoge tesis y corrientes de izquierda que permiten abrir el debate.

 

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